Bolsonaro hace un "guiño" a la agroindustria

En uno de sus primeros actos como presidente en ejercicio de Brasil, Jair Bolsonaro despojó a la Fundación Nacional del Indio (Funai) de la facultad de crear nuevas reservas indígenas, una medida que complacerá al influyente sector agrícola del país.

De ahora en adelante es el Ministerio de Agricultura, dirigido por la otrora encargada del lobby agroindustrial, el que decidirá sobre las nuevas tierras indígenas. También controlará el servicio forestal que registra la propiedad rural como parte de una iniciativa para prevenir la deforestación. Las modificaciones aparecen publicadas en el Diario Oficial.

Bolsonaro ha declarado que las reservas obligan a los indígenas a vivir como animales y al mismo tiempo frenan el desarrollo económico del interior.

Cerca del 30 por ciento del territorio brasileño está destinado a unidades de conservación o grupos indígenas, alrededor de la mitad de los cuales se encuentran en la Amazonia, según Embrapa, entidad federal de investigación agrícola. Las tierras indígenas constituyen alrededor del 12 por ciento del territorio de Brasil, consigna Funai.

La medida de Bolsonaro tiene como objetivo cumplir con su compromiso de campaña de apoyar a los agricultores, quienes se quejan de estar restringidos por un exceso de normativas y multas. Los ambientalistas aseguran que las modificaciones generarán una rápida e irreversible intrusión en la Amazonia para actividades agrícolas.

La deforestación en el Amazonas volvió a subir. De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigación Espacial, alcanzó el 13,7 por ciento en los últimos 12 meses hasta julio de 2018, su nivel más alto en una década.

El Ministerio de Agricultura de Bolsonaro está encabezado por Tereza Cristina Dias, quien dirigió el cabildeo de la agroindustria en la Cámara Baja del Congreso. En su administración, la cartera también tendrá el poder de establecer áreas protegidas conocidas como quilombos, como se conoce a las comunidades descendientes de esclavos fugitivos.