Covid-19 se propaga en áreas de Brasil sin terapia intensiva ni agua limpia
La enfermedad se extiende en la economía más grande de Latinoamérica. Entre la imprudencia de un Bolsonaro desafiante y la extrema pobreza de habitantes que ni siquiera tienen agua potable.
Mientras que el creciente número de casos en Brasil lo lleva a convertirse en el segundo mayor epicentro de coronavirus, uno de los aspectos más alarmantes es el curso de la epidemia, que se extiende a áreas tan pobres que carecen no solo de unidades de cuidados intensivos, sino a menudo de agua limpia.
El virus, restringido en un principio en Brasil a ciudades y barrios ricos en estrecho contacto con viajeros internacionales, ahora ha migrado tierra adentro, y también a estados como Maranhão, donde 20% de la población vive en la extrema pobreza y la mayoría de los trabajadores tienen ocupaciones no reguladas.
“Hay lugares donde las personas ni siquiera tienen agua y jabón para lavarse las manos”, dijo en una entrevista el secretario de Salud del estado, Carlos Lula. “¿Cómo podemos hablar con ellos sobre el uso de mascarillas y enseñarles recomendaciones sobre cómo toser y estornudar?”
Desde mediados de marzo, cuando la COVID-19 fue declarada pandemia, funcionarios de salud de todo el mundo han temido que países con infraestructura limitada, viviendas abarrotadas y deficientes instalaciones de salud puedan sufrir una explosión de enfermedades y colapsar sus sistemas. Brasil puede ser uno de ellos.
Solo lo supera Estados Unidos
Brasil, que tiene 210 millones de habitantes y es la economía más grande de América Latina, superó en la última semana a España, Italia, el Reino Unido y Rusia en número de casos, con casi 375.000 contagios y más de 23.000 fallecidos. Solo lo supera EE.UU. en cantidad de contagios confirmados.
Uno de los estados más pobres del país, Ceará, ahora cuenta casi la misma cantidad de casos que Río de Janeiro, pese a que tiene menos de la mitad de su población. En Pernambuco, donde el gobernador tiene el virus, el promedio diario de muertes se ha duplicado a 90.
Lula, el secretario de Salud de Maranhão, dice que el estado cuenta con 388 camas UCI, 230 de las cuales se encuentran en la capital estatal. Hace unos días, dijo, hubo 916 casos nuevos, solo 200 de ellos en la capital. Arthur Virgílio, alcalde de Manaos, dijo que la pandemia ha demostrado lo poco preparado que está el sistema de salud de Brasil.
Muertes en las casas
Manaos, con unos 2 millones de habitantes, fue una de las primeras ciudades donde los hospitales se vieron colapsados por pacientes con COVID-19. Imágenes de fosas comunes y cuerpos yaciendo junto a pacientes inundaron internet. Como muchos no podían ingresar a los hospitales y otros temían no poder hacerlo, hubo un aumento de las muertes en las casas.
Hace un mes, la ciudad vio 167 muertes en un día. Se ha reducido a un tercio de eso, pero a medida que la enfermedad se propaga a ciudades cercanas más pequeñas, los números podrían aumentar nuevamente. Manaos es la única ciudad en Amazonas que cuenta con unidades de cuidados intensivos. Si los pacientes llegan en masa desde el interior, el sistema de salud podría volver a colapsar.
Todo esto sucede mientras el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, continúa destacándose por menospreciar la importancia de la pandemia. Ha aparecido en manifestaciones políticas y se ha mezclado con simpatizantes, mientras que expertos en salud dicen que la herramienta central para limitar la propagación del virus es mantener la distancia de los demás.
Bahía
Bahía, uno de los principales destinos turísticos del noreste, ha logrado cierto avance. El secretario de Salud, Fábio Vilas-Boas, dice que los nuevos casos están creciendo a un ritmo de 6% por día, la mitad del ritmo que antes. Pero incluso allí, ha sido difícil reducir las cifras porque el virus ha llegado a vecindarios pobres, donde las personas viven en espacios más pequeños.
En São Paulo, el estado más rico del país y epicentro del virus desde que comenzó la pandemia, la enfermedad también se está alejando de la ciudad capital. En abril, las tasas de contagio fuera de la capital eran tres o cuatro veces más altas que en São Paulo y siguieron aumentando este mes, según datos del Gobierno. Casi 80% de las ciudades del estado ahora presentan casos, lo que se compara con menos de 50% de fines de abril.
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