El millonario problema que reveló la muerte del dueño de una casa de cambio de criptomonedas
La casa de cambio de activos digitales Quadriga CX tiene un problema de US$200 millones sin una solución evidente, lo que representa una nueva advertencia sobre el mundo no regulado de las criptomonedas.
La casa de cambio de activos digitales Quadriga CX tiene un problema de US$200 millones sin una solución evidente, lo que representa una nueva advertencia sobre el mundo no regulado de las criptomonedas.
La startup no puede recuperar cerca de C$190 millones (US$145 millones) en monedas digitales de sus clientes, de acuerdo con documentos judiciales presentados el 31 de enero en Halifax, Nueva Escocia. Quadriga CX, con sede en Vancouver, tampoco puede pagar los C$70 millones en efectivo que se les debe.
El acceso a las “billeteras” digitales de Quadriga CX, que almacenan las claves para enviar y recibir criptomonedas, parece haberse perdido tras el fallecimiento de su máximo ejecutivo, Gerald Cotten, quien murió a los 30 años el 9 de diciembre en India debido a complicaciones relacionadas con la enfermedad de Crohn.
Cotten siempre estuvo preocupado por la seguridad: la computadora portátil, las direcciones de correo electrónico y el sistema de mensajería que usaba para administrar el negocio de 5 años estaban encriptados, según una declaración jurada de su viuda, Jennifer Robertson. Asumió la responsabilidad exclusiva del manejo de fondos y monedas y los aspectos bancario y contable del negocio, y para evitar ser hackeado, traspasó la "mayoría" de las monedas digitales a carteras frías.
Sus medidas de seguridad son comprensibles. Casas de cambio de monedas virtuales sufrieron al menos cinco grandes ataques el año pasado. Japón, hogar de algunos de los portales de intercambio de activos digitales más activos del mundo, también fue víctima de dos de los más grandes hackeos de criptomonedas conocidos: la debacle de Mt. Gox de 2014 y el robo de casi US$500 millones en monedas digitales de Coincheck en enero pasado.
El problema es que Robertson afirmó que no puede encontrar sus contraseñas ni algún registro comercial de la empresa. Los expertos que intentaron ingresar a otras computadoras y al teléfono móvil de Cotten tuvieron solo un "éxito limitado" y los intentos de penetrar un dispositivo USB encriptado se vieron frustrados, detalló su viuda, que vive en un suburbio de Halifax, en los documentos.
"Después de la muerte de Gerry, el inventario de criptomonedas de Quadriga ya no está disponible y parte de él puede perderse", admitió Robertson, y agregó que el acceso de la empresa ha sido "gravemente comprometido" y que la firma no ha podido negociar giros bancarios proporcionados por diferentes procesadores de pagos.
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