Trump endurece su política exterior y reabre tensiones con América Latina y Europa
En el programa “QR!” analizaron el endurecimiento del discurso del presidente estadounidense, sus tensiones con Venezuela y Europa y las continuidades de la política exterior de Estados Unidos en la región.
Durante una nueva emisión del programa “QR!”, que se emite por Bravo TV, se analizó el impacto de la política exterior del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus efectos en América Latina y Europa. Bajo el eje “Trump contra todos”, el ciclo abordó las recientes declaraciones del mandatario estadounidense contra el Gobierno de Venezuela, su confrontación con líderes europeos y su interés estratégico en regiones clave como Groenlandia.
El conductor del programa, Pablo Caruso, abrió el debate señalando la centralidad que adquieren los dichos de Trump incluso en la agenda política local. En ese marco, remarcó que gran parte de la última conferencia de prensa del presidente norteamericano estuvo enfocada en Venezuela, con renovadas críticas al Gobierno de Nicolás Maduro, además de fuertes cruces con el presidente francés Emmanuel Macron y advertencias dirigidas a la Unión Europea.
Uno de los puntos que generó mayor repercusión fue la mención de Groenlandia como un territorio de interés para la seguridad nacional estadounidense. Trump sostuvo que el control de la región es estratégico, una postura que fue respaldada públicamente por figuras clave de su Gabinete, como el secretario de Estado Marco Rubio y el secretario de Defensa, Pete Hegseth. El planteo recordó declaraciones previas de autoridades militares estadounidenses sobre los recursos naturales de América del Sur como un asunto de defensa nacional.
Continuidades y tensiones en la política exterior de Estados Unidos
La historiadora Valeria Carbone, especialista en política estadounidense e invitada al programa, sostuvo que el actual posicionamiento de Trump no representa una ruptura radical, sino una profundización de lineamientos ya presentes durante su primer mandato. Según explicó, temas como Venezuela o incluso Groenlandia ya habían sido planteados anteriormente por el presidente en términos estratégicos y de defensa.
Carbone señaló que esta postura generó reacciones inéditas en algunos aliados históricos de Estados Unidos. En ese sentido, destacó que Dinamarca llegó a considerar por primera vez a Estados Unidos como una potencial amenaza para su seguridad nacional, un hecho significativo dentro del bloque europeo y de la OTAN.
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Por su parte, el periodista Martín Granovsky planteó que la política exterior de Trump parece adoptar distintas intensidades según el actor involucrado. Mientras que en el caso de Venezuela se observa una línea de intervención directa vinculada a recursos estratégicos, en Europa el foco estaría puesto en redefinir relaciones con aliados tradicionales.
Ante ese planteo, Carbone remarcó que la política exterior estadounidense presenta más continuidades que rupturas a lo largo del tiempo. Recordó que decisiones clave, como la retirada de Afganistán, fueron acordadas durante la gestión de Trump y luego ejecutadas por la administración de Joe Biden. A su vez, explicó que el eje de tensión actual no se concentra tanto en los enemigos históricos de Estados Unidos, sino en la redefinición de vínculos con socios como Francia, Canadá o Dinamarca.
Venezuela, antecedentes históricos y presencia militar
En relación con América Latina, la historiadora subrayó que la política hacia Venezuela responde a una lógica sostenida durante al menos los últimos 25 años. Desde intentos de golpe de Estado hasta el reconocimiento internacional de Juan Guaidó como presidente interino, las acciones actuales se inscriben en una estrategia ya conocida.
Consultada sobre una posible escalada militar en la región, Carbone relativizó esa lectura y recordó antecedentes históricos similares, como la captura del exdictador panameño Manuel Noriega, quien fue aliado de Estados Unidos antes de ser derrocado y juzgado en ese país. También mencionó la fuerte presencia militar estadounidense en el Caribe, América Central y el Comando Sur, con base en Florida, que mantiene una influencia sostenida en la región.
Según explicó, el discurso confrontativo de Trump forma parte de una estrategia intimidatoria que busca generar presión política sobre el Gobierno venezolano, en un contexto regional e internacional que ofrece escasas respuestas coordinadas por parte de los aliados de Washington.
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El debate cerró con interrogantes sobre el alcance real de estas declaraciones y sobre las posibles reacciones de la comunidad internacional. La historiadora señaló que, si bien existen presiones y expectativas de sectores que promueven una intervención directa en Venezuela, el escenario aún está abierto y dependerá de múltiples factores políticos y geopolíticos.
En ese contexto, advirtió que las acciones del Gobierno estadounidense parecen apoyarse en un manual ya conocido, aunque sus resultados siguen siendo inciertos. La falta de respuestas contundentes por parte de los aliados de Estados Unidos podría, según señaló, facilitar que Trump avance con una agenda exterior más agresiva, especialmente en América Latina.
LB