Deuda

Por qué el Gobierno busca acelerar la acumulación de reservas en 2026

Lucas Carattini analizó el vencimiento de deuda del 9 de enero, las alternativas de financiamiento, el rol del Presupuesto 2026 y el acuerdo con el FMI.

Banco Central (Télam)

El próximo 9 de enero, el Gobierno enfrenta el primer vencimiento de deuda de 2026, por USD 4.200 millones. La cifra, por volumen y por contexto, vuelve a poner sobre la mesa dos preguntas centrales del mercado: de dónde saldrán los dólares y qué impacto tendrá la estrategia elegida sobre reservas y tipo de cambio.

En una entrevista televisiva, Lucas Carattini, economista y asesor financiero, sostuvo que no hay dudas sobre el cumplimiento. “El gobierno de alguna u otra manera va a afrontar ese pago”, afirmó, y agregó: “El pago está totalmente garantizado”. Según explicó, parte de la cautela oficial responde a una cuestión de expectativas: “Probablemente no nos puedan estar diciendo un montón de cosas del Ministerio de Economía”, pero el compromiso se pagará.

Cómo se paga el vencimiento: licitación internacional, repo y otras cartas

Carattini señaló que la aprobación del Presupuesto 2026 amplía el margen de maniobra para encarar financiamiento en el exterior. “Con el presupuesto aprobado… el gobierno puede afrontar una licitación de deuda internacional que antes, sin el presupuesto, no tenías ese margen de maniobra”, explicó. La idea es relevante porque permite estructurar una colocación con respaldo institucional y un marco fiscal más claro, algo que los inversores suelen exigir cuando el riesgo país sigue alto.

El economista también repasó alternativas de corto plazo para cubrir el bache financiero sin forzar un uso brusco de reservas. En esa lista apareció el repo, un préstamo de corto plazo con bancos que ya se utilizó anteriormente. Carattini lo describió como un mecanismo puente: “Un repo con bancos, que es básicamente un préstamo de corto plazo serviría un poco como fuente”. En esa lógica, el Gobierno podría usar el repo para atravesar el vencimiento y, más adelante, avanzar con una emisión de deuda a mayor plazo para cancelar ese financiamiento más caro y más corto.

En la entrevista, Carattini también aludió a otras herramientas que suelen evaluarse en situaciones de tensión, aunque dejó en claro que algunas tienen un componente político y se reservan para última instancia. Su lectura es que el esquema óptimo combina fuentes transitorias con una estrategia de retorno al financiamiento más estable, siempre que el costo no sea prohibitivo.

Reservas y FMI: waiver, bandas y un cambio de prioridad para 2026

El otro eje es la acumulación de reservas. Carattini reconoció que Argentina compró dólares, pero que la restricción aparece cuando llega la hora de pagar vencimientos. En su diagnóstico, el problema estructural fue que el país estuvo demasiado tiempo pagando capital “al contado”: es decir, usando dólares propios para cancelar deuda. Según planteó, un programa más sano requiere una dinámica distinta: pagar intereses con flujo, pero refinanciar capital con acceso al crédito internacional. Ese cambio permitiría que las reservas dejen de ser una caja de pago permanente y pasen a cumplir un rol de respaldo macro.

En ese marco, el economista vinculó el nuevo esquema de bandas cambiarias con la negociación con el FMI. Dijo que el recalibramiento anunciado va en la dirección de reforzar reservas y responder a los pedidos del organismo. “Vamos a tener que pedir un waiver”, señaló, por el incumplimiento de la meta de acumulación. Y fue contundente sobre el desenlace: “El waiver te lo van a dar”. Aun así, aclaró que esos permisos suelen implicar concesiones: “Obviamente el gobierno tiene que hacer concesiones en pos de lo que te pide el fondo, que también es reforzar la acumulación de reservas”.

Para Carattini, uno de los puntos del rediseño es permitir que el dólar tenga más espacio para moverse dentro del esquema, con menor intervención. En su explicación, el ajuste de bandas busca que el tipo de cambio pueda flotar más y que eso ayude a recomponer reservas en un contexto donde el Gobierno necesita reforzar su posición externa sin ahogar la actividad. La lectura de fondo es que 2026 será un año donde el mercado evaluará si el programa logra consolidar esa acumulación sin tensiones.

Riesgo país, crédito externo y dólares genuinos: exportaciones, importaciones y el saldo comercial

La posibilidad de sostener reservas también depende de la “economía real”, es decir, de la capacidad de generar dólares por exportaciones. Carattini remarcó que el país está en niveles altos de exportación, pero advirtió que el dato decisivo es el saldo, porque las importaciones crecen con la reactivación y la flexibilización comercial. En su análisis, el desafío es mantener un buen superávit aun con mayor demanda de insumos y bienes importados.

El economista agregó que 2026 estará condicionado por el precio internacional de las materias primas. En particular, mencionó el nivel relativamente bajo de los commodities, con foco en la soja, un rubro clave en el ingreso de divisas. Si los precios no acompañan, el saldo comercial exigirá más eficiencia y más volumen para sostener el flujo. Si la cosecha resulta buena y el comercio externo se mantiene ordenado, el superávit puede funcionar como un sostén genuino para la acumulación de reservas.

En paralelo, Carattini describió el ritmo de normalización del financiamiento como un proceso lento, marcado por la historia crediticia del país. “El mercado de capitales se cierra muy rápido y se abre muy lento”, afirmó. Y completó con una señal que sigue de cerca la plaza financiera: “Eso se ve claramente en que el riesgo país le cuesta mucho bajar de los 500 puntos”. En la entrevista se mencionó que ronda los 570 puntos, con un umbral observado por el Gobierno en torno a 550 para salir con más fuerza a los mercados.