Señales

Las “ideas” son los efectos que producen

Foto: G.P.

El escenario electoral sigue abierto. Las dos grandes coaliciones no logran definir una supremacía neta a nivel nacional. Concurren para ello varios factores que enumeramos rápidamente (puede haber más):

La notable ventaja de Axel Kicillof en Buenos Aires, que lidera la intención de voto en el distrito que aporta el 38% del voto nacional y el 50% del oficialismo, constituido hoy en el vértice de las chances oficialistas.

La poca penetración de los candidatos de Juntos por el Cambio en ese distrito central para desequilibrar electoralmente. Ni Diego Santilli, ni Cristian Ritondo y menos aún María Vidal logran acercar posiciones a menos de 12 puntos del actual gobernador bonaerense.

La persistencia de las opciones de centroderecha nacional en cabeza de Milei que no desciende de los 10 puntos, lo mismo que sucede en Buenos Aires con José Luis Espert y si se presentara Burlando, que de ser la opción distrital de Milei no daría menos de 10 puntos de intención de voto. Todas estas alternativas de ultraderecha son ondas parásitas de la onda portadora Juntos por el Cambio y de esa coalición obtienen el 90% de su potencial electorado.

Este combo sin duda favorece las posiciones oficialistas nítidamente que tiene como principalísimo escollo, no tanto los quiebres internos (en el año 2021 marchó en unidad de cúpulas a las elecciones y se quebró por abajo perdiendo más de 4 millones de votantes que acompañaron en 2019 al flamante FdT).

La traba principal que impide despejar el panorama electoral en favor de la continuidad oficialista es su política socioeconómica.

Hoy en materia de distributiva aún no estamos ni cerca de 2015 ni siquiera mejor que en 2019.

Se puede argumentar mucho por qué un gobierno popular democrático no puede torcer el patrón distributivo instalado por un gobierno neoliberal, todas las opiniones son atendibles y toda derrota tiene una explicación, pero como señalaba el sociólogo Norberto Ivancich: “Las ‘ideas’ son los efectos que producen”.

Al respecto solo señalaremos que tuvimos dos años de récords de exportaciones y baja en el desempleo, pero con franca caída salarial.  

La salida exportadora no parece estar impactando en el bolsillo de los argentinos del medio a la base de la pirámide social.

Al respecto señala el economista y exdirector del Banco Nación, Claudio Lozano: “Si comparamos el año 1974 con el año 2021, la suba exponencial de las exportaciones coincide con el desplome monumental del salario”.

Un aumento del 1882% en las exportaciones medidas en dólares se acompañó de un incremento de la pobreza de un 850%. (Cuadro 1)

“El salto exportador coexistió”, agrega Lozano, “con el hundimiento de las condiciones de vida de la mayor parte de la población. No existe relación lineal entre el incremento de las exportaciones y mejores perspectivas sociales”.

Para corroborar que tal como señala Lozano no existe relación lineal entre las exportaciones y las condiciones materiales de existencia de la población, con datos oficiales del Ministerio de Desarrollo Productivo sabemos que el salario formal promedio al 3 de febrero de este año fue de $ 161.939, en tanto la canasta de pobreza subió en enero 7,2% y un hogar de cuatro miembros necesitaba $ 163.538 para no ser pobre.

Los datos son elocuentes, se necesita exportar, es una verdad de Perogrullo, pero esa condición no supone desatender las condiciones de vida de la población pues el crecimiento económico sigue anclado en una proporción muy mayoritaria al mercado doméstico y al salario.

Pues bien, la participación de los trabajadores sobre el PIB según estudios de la Universidad de José C. Paz está en el 43,6% en el tercer bimestre de 2022, último dato disponible.

Muy preocupante porque supone una caída de 3,1 puntos respecto a la participación que tenían cuando la población desalojaba con su voto a Mauricio Macri de su catastrófico gobierno (el peor en términos de daño social desde 1983) y 10,6 puntos respecto a la participación que tenían cuando Cristina Fernández deja el gobierno.

Corregir el rumbo socioeconómico es la tarea pendiente para el oficialismo, dar señales claras de la intención de hacerlo. Es la condición que le resta para definir favorablemente su continuidad en octubre.

El ministro Massa lo sabe y ojalá lo logre, porque enfrente, parafraseando al Bambino Veira,“vi al demonio”.

*Director de Consultora Equis.