Puerto Rico, Vichy y los “espacios vitales”
La impronta ideológica de Trump, detrás de la ayuda norteamericana.
“En pocos días hemos perdido toda certidumbre. Nos hallamos en una pendiente terrorífica e irresistible. Nada de lo que podamos temer es imposible; podemos temer e imaginar cualquier cosa”.
Paul Valéry, 1940
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1 Un poema de 1931, Agua va, de José Limón de Arce, cuenta cómo se siente una parte de los puertorriqueños ante su peculiar condición de soberanía: “Como sus majaderías/ y atrevimientos castigo,/allá a las tres post meridian/les mandaré un aguacero/de dos horas, bien medidas./Y, si por el agua, fuere/la bachata transferida/mandaré apenas comiencen/otro mayor con ventisca./ Bien está que alguno adule/más, no a mi costa, ¡caroja!/que yo no he nacido yánkee/ni quiero su compañía”.
2. La derrota de septiembre en las elecciones, la ineficacia para hacer una campaña electoral con resultados acordes con las expectativas, la improvisación del Gobierno, los casos de corrupción parecieron por un momento desvanecer la relación del proyecto de Javier Milei con la ultraderecha global.
3. Pero si se observa el primer mandato de Donald Trump, también es posible encontrarse con improvisaciones y muchísimas idas y venidas. Eso se mantiene, pero incluso se tornó estrategia. Steve Bannon lo dijo en relación con los medios de comunicación. Henry Farrell y Abraham Newman hablan de la enshittification del imperio estadounidense. La última semana y el salvataje del presidente Trump, pero sobre todo el de Scott Bessent, demuestran que esta cuestión está en el centro de la escena.
4. Se abundó –y con razón– sobre la geopolítica, básicamente, la relación del Cono Sur con China como una explicación de este salvataje. Lo que convendría sumar como elemento del análisis en la intervención de Bessent es la continuidad de la idea de dolarizar, aquel eslogan de campaña mucho más potente a juzgar por los resultados que “kirchnerismo nunca más”.
5. Hay una palabra que está entre las obsesiones de la nueva derecha global. El primero que pensó estas cuestiones fue el filósofo francés Alain De Benoist. Pero también aparece en los textos de Alexandr Dugin (el filósofo y sociólogo más cercano a Vladimir Putin) o en los de Curtis Yarvin: es gobernanza. La gobernanza democrática, que conlleva elecciones, por ejemplo, es un problema para una manera de ejercer el poder. Carl Schmidt, casi el padre intelectual de este movimiento, hablaba de decisionismo: la tradición, la fuerza, el poder, por encima de las leyes, es el sistema que está detrás de todos los planteos. Bessent lo que propone es volver a un eje en el que las decisiones no les quepan a la sociedad y sus representantes, sino que surjan desde otro lugar.
6. Lo dijo con todas las letras Donald Trump en las Naciones Unidas: el proyecto es no solo discutir la hegemonía china, sino también gobernar con menos límites: “Pero hoy, tras solo ocho meses de administración, somos el país más destacado del mundo. Y ningún otro país nos llega a la suela del zapato. Estados Unidos tiene la suerte de tener la economía más fuerte, las fronteras más sólidas, el ejército más poderoso, las amistades más sólidas y el espíritu más fuerte de todas las naciones de la Tierra. Realmente estamos viviendo la edad de oro de Estados Unidos”. Lo notable es que el discurso de Milei fue exactamente en el mismo sentido.
7. Está claro que la historia de Puerto Rico es muy diferente de la Argentina. Pero es un caso en el que se resignó soberanía por gobernanza. Con un resultado cuanto menos mediocre. Una síntesis lograda por IA nos explica el estado actual: el gobierno local tiene su propia constitución, gobierno electo (gobernador/Legislatura) y amplias competencias en asuntos internos (educación, salud, seguridad). A eso se suma que EE.UU. controla la defensa, las relaciones exteriores, la moneda (dólar), las fronteras, el comercio interestatal e internacional y las leyes de inmigración. Puerto Rico tiene un Comisionado Residente en la Cámara de Representantes de EE.UU., pero este tiene voz, no voto. No tiene representación en el Senado. Los puertorriqueños que residen en la isla no pagan impuestos federales sobre la renta (aunque pagan contribuciones locales como el IVU y contribuyen al Seguro Social y Medicare). Esta es una de las diferencias más significativas con los estados. Cabría preguntarse con sensatez cuánto de todo esto está detrás de la imaginación de quienes gobiernan a la Argentina.
8. Adolf Hitler comenzó la invasión a otros países europeos con una idea que en tiempos de geopolítica espesa, de lucha por la hegemonía, debería tenerse en cuenta. La idea de “espacio vital” puede encontrarse en el sustrato idelógico de los nazis del siglo XX y en los dichos de Trump sobre la anexión de Canadá y la toma de poder sobre Panamá.
9. La república francesa de Vichy, el régimen pronazi que gobernó a aquel país entre 1940 y 1944, fue parte de esa expansión. En aquel entonces había temor: los franceses de Vichy hablaron del Frente Popular como una “alianza monstruosa del comunismo moscovita, el radicalismo masónico y las finanzas judías”.
10. Exasesor de Georges Soros, abiertamente gay, Bessent podría verse de lejos como el representante racional de la gestión Trump. Medios europeístas, como Le Grand Continent, se encargan de desmentir tal hipótesis: las teorías económicas de Bessent, parecidas hoy a las de Elon Musk, son la versión matemática del mundo conceptual de los neorreaccionarios. En guerra con Jerome Powell (que es como decir que el Ministerio de Economía esté en guerra con el Banco Central) su estrategia en lo interno es avanzar, tomando más poder, reduciendo la autonomía de la Reserva Federal. Sí, gobernanza, decisionismo schmittiano.
11. Sorprende el silencio de la oposición política como respuesta a la intervención de los Estados Unidos en la última semana. Como si la estrategia Bannon diera resultado, diputados, gobernadores, candidatos parecen groggies.
12. Volvamos a la literatura. En una página sobre literatura de Puerto Rico encontramos un cuento célebre de Cortázar, Casa tomada. Vale la pena citar su final, a la luz de la geopolítica que plantea Javier Milei: “Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada”.
* Jefe de Redacción del diario PERFIL.
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