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Servicios en modo copitos

Foto: cedoc

Pese a los deseos y las necesidades de quienes aman las mega conspiraciones, por ahora no se elevan por encima de “la banda de los copitos” los resultados de la investigación sobre el intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner.

Han pasado apenas, dos semanas, es cierto. Ya hay dos procesados con prisión preventiva (el atacante Sabag Montiel y la instigadora Brenda Uliarte) y otras dos personas detenidas, a las que podrían sumarse algunas más en las próximas horas o días.

La mira judicial está puesta en la posible conexión de este cuasi lumpenaje con grupos anti política que llaman a escrachar y atacar a cualquier dirigente, sobre todo si es oficialista, pero tampoco escapa alguno de la oposición. Al tope de la lista, Revolución Federal.

Reactivación de la épica

En voz baja, sin embargo, por los alrededores de CFK se insiste en que se indague –no necesariamente desde Comodoro Py– en el rol de sectores orgánicos y no tanto de diferentes servicios de inteligencia. “Esto no se pudo haber hecho sin ese tipo de colaboración”, se sinceró el abogado Gregorio Dalbón, que es más directo que el letrado que representa a Cristina en esta causa, José Manuel Ubeira, que piensa parecido.

Por un lado, hay una mira en la Policía Federal Argentina, con epicentro en su reservado Cuerpo de Informaciones, que ha hecho escuela en infiltración de movimientos sociales y políticos. Esa estructura policial, en teoría, debería reportar al ministro Aníbal Fernández, cuya cabeza ha sido pedida por el kirchnerismo duro. También le asignan, ha sido dicho, responsabilidades en la custodia fallida y en el frustrado desbloqueo del celular del gatillador.

Hay otra dependencia apuntada: la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que comanda Agustín Rossi. Nadie se anima a blanquear ciertos rastreos internos que se están haciendo para detectar posibles acciones de “cuentapropistas”, como gustaba llamar a esos trabajos la gestión macrista.

Esta semana, la AFI presentó ante la justicia unos audios del grupo Revolución Federal del 26 de agosto, en los que se proponían infiltrarse para matar a la vice. Qué justo.