África se consolida como el epicentro global de la actividad armada del Estado Islámico
A finales de 2024 y principios de 2025, África se consolidó como el epicentro global de la actividad del Estado Islámico (ISIS). Tras la pérdida de su territorio en Irak y Siria en 2019, la organización descentralizó su mando, otorgando mayor autonomía operativa a sus filiales africanas, como Boko Haram. Más de dos tercios de la actividad global de ISIS en el primer semestre de 2025 se registraron en suelo africano.
La provincia de África Occidental del Estado Islámico (Iswap) es actualmente la filial más poderosa y estable del grupo a nivel mundial. Iswap superó a Boko Haram en términos de recursos y control territorial. Opera principalmente en el noreste de Nigeria (estado de Borno) y las zonas fronterizas con Níger y Chad.
En diciembre de 2025, se registraron ataques significativos en el noroeste de Nigeria (Sokoto y Kebbi), lo que indica un avance hacia zonas antes no dominadas por el grupo. El más violento es Boko Haram, quien suele atacar poblaciones civiles, especialmente cristianas, y secuestran estudiantes secundarios: a las mujeres las convierten en sus esclavas sexuales y a los varones los entrenan para convertirse en combatientes. También lo hacen con sectores musulmanes a los que acusa de no respetar los mandatos estrictos del islam.
A diferencia de la violencia indiscriminada de Boko Haram, Iswap busca a menudo establecer un “proto-estado”, recolectando impuestos a cambio de seguridad y servicios básicos en zonas rurales donde el Estado nigeriano está ausente.
El corredor de la muerte. La filial del Estado Islámico en el Sahel (IS-Sahel) explotó el vacío de seguridad dejado por la retirada de fuerzas europeas (como Francia) de Mali, Burkina Faso y Níger. En 2018, el grupo contaba con unos 425 combatientes; para mediados de 2025, las estimaciones de la ONU sitúan su fuerza entre 2 mil y 3 mil milicianos.
ISIS logró el control territorial de vastas áreas rurales en la frontera entre Mali, Níger y Burkina Faso, desplazando a cientos de miles de civiles.
Los grupos yihadistas comenzaron a realizar incursiones en países costeros como Benín, Togo y Costa de Marfil, buscando acceso a corredores logísticos y recursos naturales.
El riesgo principal es que ISIS logre conectar sus enclaves del Sahel con sus bases en Nigeria, creando un corredor yihadista ininterrumpido que llegue hasta las fronteras de las potencias económicas de África Occidental (Ghana y Costa de Marfil).
Financiamiento. Los golpes de Estado recientes en el Sahel debilitaron la cooperación regional contra el terrorismo (como la salida de Níger de la Fuerza Conjunta Multinacional).
Esto es aprovechado por los yihadistas. Además, el ISIS instrumentaliza las tensiones entre pastores y agricultores para reclutar miembros entre comunidades marginadas.
Las filiales africanas son cada vez más autosuficientes a través de la extorsión, el contrabando de oro y el tráfico de recursos.
A diferencia de la estructura centralizada de Siria, la provincia de África Occidental (Iswap) diseñó un sistema de economía de guerra altamente adaptativo que le permite operar sin depender de fondos externos.
Iswap funciona como un estado paralelo en las zonas rurales de Borno y las islas del Lago Chad. Cobran impuestos a pescadores, comerciantes de ganado y agricultores a cambio de permitirles trabajar y garantizarles seguridad frente a bandidos comunes.
También tomaron el control de las rutas comerciales de pescado ahumado y pimienta, dos de los productos más rentables de la cuenca del Chad, controlando desde la producción hasta la distribución.
Aunque Iswap suele evitar el secuestro indiscriminado de civiles (para no perder el apoyo social que sí perdió Boko Haram), realizan secuestros estratégicos de trabajadores de ONGs internacionales y funcionarios, exigiendo rescates millonarios en criptomonedas o divisas.
Somalia actúa como el “hub” financiero de ISIS para toda África. Los fondos excedentes de Iswap y otras filiales se mueven a través de sistemas de transferencia informal (hawala) y pequeñas inversiones en negocios locales, coordinadas desde esta oficina central.
Respuesta. La estrategia internacional pasó de una intervención directa liderada por Occidente a un modelo de “asistencia y formación”, aunque con nuevos actores en el tablero.
En 2024 y 2025, se consolidó un cambio de guardia en el Sahel (Mali, Níger, Burkina Faso), mediante golpes de Estado. Esto provocó la retirada de EE. UU. y Francia y redujo drásticamente la capacidad de vigilancia aérea en la región.
Rusia llenó el vacío proporcionando seguridad directa a los regímenes militares. Sin embargo, su enfoque es puramente cinético (combate directo) y fue criticado por no abordar las causas de raíz, lo que a menudo alimenta el reclutamiento de ISIS debido a las bajas civiles.
Coalición militar. Nigeria lidera la coalición denominada Fuerza Conjunta Multinacional (Mnjtf) junto a Chad, Camerún y Níger, con resultados dispares. Algunas operaciones anfibias en el Lago Chad destruyeron campamentos logísticos clave.
La falta de confianza política entre las capitales y la porosidad de las fronteras permiten que los combatientes de ISIS simplemente se desplacen de un país a otro cuando se ven presionados, evitando su captura.
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