FRANCENILDO COSTA

La increíble historia del casero que le torció el brazo a Lula y derribó a Palocci

La política brasileña sigue muy prolífica: un humilde casero de 24 años provocó la caída del hombre fuerte del gobierno, el ministro de Economía Antonio Palocci.

TESTIGO. Francenildo frente a la mansión de 1 millón de dólares alquilada por ex asesores de Palocci. Foto: AGENCIA ESTADO

Tímido, receloso, con ese acento tan propio de los nordestinos (no se les entiende casi nada), Francenildo dos Santos Costa piensa que ya no tiene motivos para votar a su coterráneo más famoso, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. “A Lula y su grupo no los voto nunca más”, dijo por teléfono a PERFIL desde la oficina de su abogado.

Francenildo, de 24 años, casado, un hijo, se ha convertido en una figura conocida en Brasil. No es para menos: su testimonio en el Congreso y la violación de su secreto bancario voltearon al hombre fuerte del gobierno, el ministro de Economía, Antonio Palocci.

No fue una decisión fácil para Lula, quien no quería desprenderse de su colaborador. Tanto fue así que el martes, a la hora de las despedidas, Lula se deshizo en elogios por Palocci, a quien llamó “buen compañero” y “gran hermano”.

Malos momentos para Lula que tuvo que desprenderse de su amigo

Francenildo era el casero de la mansión de 1 millón de dólares ubicada en el barrio más caro de Brasilia, que había sido alquilada por ex asesores de Palocci, quienes, según las denuncias, se reunían para hacer lobby por determinadas empresas y organizar fiestas con prostitutas de alto padrón.

En enero, Palocci había afirmado en el Congreso, ante una comisión investigadora, que nunca puso sus pies en esa mansión. Pero, hace dos semanas, Francenildo aseguró que había visto decenas de veces al ex ministro. Cuando le mostraron fotos de Palocci para que dijera si era realmente la persona que había visto, el casero dijo: “Confirmo hasta morir”.

A los pocos días la revista Epoca reveló que la cuenta bancaria de Francenildo en la Caixa Económica Federal registraba depósitos incompatibles con su sueldo, de unos 12 mil dólares. De inmediato, el oficialista Partido de los Trabajadores salió a denunciar que la oposición había comprado al casero.

“A Lula y su grupo no los voto nunca más”, dijo Francenildo

Pero, el tiro salió por la culata. Francenildo admitió los depósitos y los atribuyó a Eurípides Soares da Silva, dueño de una empresa de ómnibus de Teresina, la capital del estado de Piauí, quien, según explicó, es su verdadero padre. El empresario confirmó esa historia, que parece una telenovela.

Para Palocci y Lula fue un drama: el foco de la prensa y de la opinión pública se posó en la violación del secreto bancario contra un pobre casero; “un estupro constitucional”, calificó Veja. El lunes, el titular de la Caixa Económica Federal, Jorge Mattoso, confesó que había entregado los datos a Palocci y el ministro tuvo que renunciar.

Ahora, mientras a Palocci lo esperan el martes en la Policía Federal, que, según Veja, lo considera el principal sospechoso del delito, Francenildo se muestra disgustado con Lula a pesar de que ambos tienen muchas cosas en común: son nordestinos, pasaron una infancia muy pobre, apenas terminaron la primaria y tuvieron relaciones conflictivas con sus padres.