Por miedo al Covid-19, en Myanmar las familias abandonan a sus muertos
Cientos de voluntarios ayudan a transportar los cadáveres de víctimas, cuyas familias no quieren velarlos ni enterrarlos, por miedo a un contagio.
En Myanmar (Birmania), cientos de voluntarios se lanzaron a las calles para ayudar a transportar los cadáveres de víctimas del covid-19, cuyas familias no quieren velar ni enterrar, por miedo a contagiarse la enfermedad. Mientras tanto, la pandemia castiga al país asiático, que registra actualmente miles de casos diarios y 12.000 personas fallecidas, cifra que muchos creen que muy por debajo de la real.
Con trajes protectores, guantes y barbijos, los equipos de voluntarios desinfectan los cuerpos de las personas que fallecieron en sus hogares por covid-19 para luego introducirlos rápidamente en un féretro y transportarlo al crematorio más cercano. Uno de los voluntarios contó que su familia también tiene miedo al virus: “Mi familia me pidió que no volviera por casa y me enviaron mis cosas aquí”.
“En los comercios, la gente me da la espalda o se niega a atenderme puesto que saben que soy un voluntario de covid-19”, explicó un voluntario. “A la gente no le gusta que las ambulancias estacionen ante sus casas”, destacó el monje Kumara, quien abandonó su monasterio en junio pasado para unirse a este pequeño equipo. “Escapa y se tapa la nariz”, agrega.
Los habitantes de Myanmar tienen miedo de trasladarse a los hospitales, que actualmente se encuentran bajo control militar desde que un golpe de Estado militar derrocó al gobierno electo de Aung San Suu Kyi. En los centros de salud faltan camas, hospitales, medicamentos, oxígeno y vacunas.
En los hospitales casi no hay atención, porque cientos de médicos y enfermeras que protestaron contra la junta de los generales y su sangrienta represión (más de 950 civiles muertos hasta ahora) recibieron órdenes de arresto y son considerados como “enemigos del Estado”.
Estos profesionales, acusados por el líder golpista de "esparcir deliberadamente" el coronavirus, escaparon o están en la clandestinidad, en tanto los altos funcionarios de la salud trabajan obligados, encargándose sobre todo del programa de vacunación en el país.
El 16 de julio, Yanghee Lee, ex relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Myanmar, advirtió: "La junta está armando el COVID-19 para su propio beneficio político al sofocar el movimiento democrático y buscar ganar legitimidad y controlarlo anhela (...) alimentando deliberadamente un desastre humanitario y luego aceptando la respuesta internacional".
ds
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