El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 732: Quién es el próximo outsider de la política argentina

Se especula con que el sucesor de Milei podría ser un pastor evangelista o alguna figura ajena a la política tradicional. El sistema político requiere una renovación constante de rostros para reciclarse, pero, en el fondo, el verdadero problema es la creciente insatisfacción democrática.

Día 732: Quién es el próximo outsider de la política argentina Foto: CEDOC

Hay dos perspectivas para el futuro. El presidente que suceda a Javier Milei será un moderado, porque siempre hay péndulo en los ciclos políticos: al agotarse uno, se busca un paradigma contrastante. Y dado que la política se ha espectacularizado, y el primer axioma de esa actividad es que la repetición aburre, la próxima disrupción será la racionalidad, pronosticó Jorge Asís.

Al revés, Jaime Duran Barba sostiene que no habrá más espacio en el futuro para que políticos tradicionales alcancen la presidencia por la propia dinámica de la espectacularización de la política, y el presidente que suceda a Milei será otro outsider, aunque de características diferentes.

Se especula sobre un pastor evangelista, un streamer o cualquier persona con algo de reconocimiento y, por sobre todo, que no venga de la política. Parte de la oposición está empezando a apostar fichas a la construcción de un candidato outsider para enfrentar a Milei en 2027. El sistema político necesita de continua renovación de caras para refrescarse, pero en el fondo, el problema es la insatisfacción democrática. La sociedad ve cómo pasan los gobiernos y sus problemas son cada vez mayores.

¿Quiénes son los proyectos de outsider? ¿Cuáles son sus ideas? ¿Tienen la capacidad de reinventar el sistema político o serán nuevas figuras quemadas en un proceso de desprestigio de la política?

Eugenio Casielles: “Dante Gebel está dispuesto a ser candidato a presidente”

Dante Gebel es una figura mediática y eclesiástica argentino-estadounidense, reconocido como uno de los oradores y showmen cristianos más influyentes en el mundo hispano. Su estilo se distingue por fusionar la oratoria motivacional de alto impacto con elementos de stand-up y producciones audiovisuales masivas, llenando estadios en toda América y España. Es conocido por fundar y dirigir el “Súper Clásico de la Juventud” en Argentina, un evento deportivo-religioso masivo.

Gebel desarrolló una carrera binacional al radicarse en Estados Unidos. Allí fundó su iglesia, River Church, y se consolidó en la televisión con programas como “Dante Gebel Live” y “El Show de Dante Gebel”, donde aborda temas de liderazgo, familia y fe con un enfoque contemporáneo y carismático. Se lo describe a menudo como un “pastor-celebridad” debido a su habilidad para trascender el púlpito tradicional y capitalizar las plataformas de medios para difundir un mensaje que mezcla el evangelismo con el desarrollo personal.

En una reciente entrevista con Mario Pergolini, se refirió a sus donaciones millonarias. "Enviamos casi 47 millones de dólares desde 2020. Y no somos el Estado, somos una entidad privada. Imaginate lo que se podría hacer con un poco de ganas". Evidentemente, Gebel es alguien muy inteligente. El mensaje que deja es el siguiente: “Si juntamos 46 millones de dólares para ayudar a la gente siendo una entidad privada, imaginen si dirigimos el Estado”. A esto le agrega que es lo que se puede hacer “con un poco de esfuerzo”. Es decir, que el resto no lo hace porque no se esfuerza nada. Hace una crítica durísima a toda la política, pero desde un lugar aparentemente corrido de la política y solidario.

Muchas personas que vieron en vivo sus shows dijeron que tiene un carisma muy importante y construye, desde el humor y la conversación, una cercanía con su público asombrosa. Gebel, hace un año, empezó la gira de un show que se titula justamente “Presidante”. En ella utiliza un tono de humor y sátira para exponer, en clave de discurso político-motivacional, las cinco grandes medidas que tomaría si tuviera el poder de la presidencia por solo veinticuatro horas. La primera acción que ejecutaría sería la implementación de una Ley de la Dignidad Humana, enfocada en erradicar la pobreza extrema y asegurar que ningún ciudadano carezca de techo o alimento, en esencia la misma propuesta de Juan Grabois.

En segundo lugar, Gebel se centraría en el sistema judicial, decretando una reforma integral de la Justicia con el objetivo de eliminar la burocracia, la lentitud y la corrupción, buscando una justicia rápida y accesible para todos. Su tercera medida apunta directamente a la economía y a la meritocracia, proponiendo una eliminación total de los privilegios y los sueldos desorbitados de la clase política, reasignando esos fondos al bien común.

La cuarta acción sería la universalización del acceso a la educación y a la salud de máxima calidad, garantizando que estos pilares del desarrollo sean derechos plenos e incondicionales para todos los habitantes del país, invirtiendo masivamente en infraestructura educativa y hospitalaria.

Finalmente, como quinta y última medida, Gebel anuncia que renunciaría inmediatamente a la presidencia tras cumplir estas tareas, argumentando que su misión no sería la permanencia en el poder, sino la de sentar las bases éticas y de dignidad para que el país pueda ser gobernado bajo principios de equidad y justicia social.

A Gebel lo impulsan sectores tan disímiles como el dirigente sindical peronista Juan Pablo Brey, de Aeronavegantes, y Eugenio Casielles, uno de los fundadores de La Libertad Avanza, hoy alejado de Milei. Este último lo hizo en Modo Fontevecchia, donde dijo: "Argentina necesita un momento de comunión, de encuentro, de entender que hay cuestiones más importantes que las mezquindades de los dirigentes políticos. Y Dante Gebel es una persona muy interesante para llevar adelante eso". 

Dante Gebel es conferencista actor y conductor de televisión.

Ya dentro del campo del peronismo hay una interna a cielo abierto entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof que hace que se empiecen a escuchar otras alternativas. El periodista cercano al peronismo, Roberto Navarro, hace algunos meses sostuvo: "El kirchnerismo tal como lo conocimos no existe más. Me han ofrecido hacer política muchas veces y dije que no, pero si el pueblo no tiene representación y van a poner otro candidato de derecha, me voy a presentar". 

Por otro lado, según una muy buena nota en La Política Online, de Javier Laquidara, titulada “El peronismo está preso”, hay dirigentes de ese espacio que proponen un candidato del peronismo que venga del streaming. Esto es muy interesante porque es allí donde el peronismo logró cierta renovación. Entre los periodistas, analistas y conductores jóvenes de estos formatos, se logra sostener cierta identidad peronista y puntos de encuentro donde se procesan buena parte de las discusiones que no se dan en los ámbitos partidarios clásicos.

En los canales streaming Gelatina, de Pedro Rosemblat, o Blender, donde Tomás Rebord conduce "Hay Algo Ahí", es donde buena parte de las personas que se identifican como peronistas y tienen menos de 35 años se entretienen y discuten de política, participando de los chats en vivo que interactúan con el programa que también está sucediendo en vivo.

Además de programas de streaming, funcionan como una suerte de unidad básica audiovisual digital que contiene a buena parte de los peronistas defraudados por las conducciones habituales. En estos programas se suelen escuchar planteos críticos de las conducciones y el planteo de la necesidad de que se den los espacios para el debate interno.

Rosemblat tuvo una suerte de precandidatura a jefe de Gobierno porteño en 2023, impulsado por Grabois y Ofelia Fernández. En abril del 2023, dijo: “Si volver mejores no funcionó, probemos con volver peores, entendiendo que volver peores es volver a articular”.

Pedro Rosemblat es militante peronista y fundador del canal de streaming Gelatina.

Rosemblat amplió mucho su reconocimiento a través de “La fábrica de Jingles”, un segmento de sus programas en el que su público envía jingles, es decir, canciones que apoyan a algún candidato o directamente hablan de algún tema de la realidad política. La masividad de este segmento y la viralización de muchos jingles que fueron ingeniosos y divertidos hicieron reconocible la figura de Rosemblat que, probablemente sin quererlo, abrió un espacio para que miles de personas produzcan o compartan opiniones sobre la realidad política que no encontraban dónde expresarlas.

Evidentemente, el peronismo está demasiado tomado por “la orgánica”. Es decir, las múltiples disciplinas verticales a diferentes dirigentes, lo que hace que toda esa militancia, habitualmente compuesta por gente inteligente y con ganas de hacer política, se frustre frente a las decisiones de una conducción que no los consulta y encima viene perdiendo todas las elecciones.

Rebord, que viene de llenar un Movistar Arena con más personas que el propio Milei, es una voz escuchada dentro del peronismo. Tras la derrota del partido, declaró: "Entre una propuesta y un freno a la propuesta, la gente capaz elige a la propuesta. ¿El peronismo es capaz de hablar de otra cosa que no sean los otros o el propio de al lado? ¿Cuál es el proyecto de país de Axel Kicillof? Me interesa mucho más la diferencia que la síntesis, porque si la síntesis no dice nada, nadie la elige". 

Tomás Rebord llevó su programa "Hay Algo Ahí" al Movistar Arena.

Es natural que, en un movimiento tan verticalista, cuando hay derrota exista la necesidad de discusiones, de debate, y se terminen procesando por otros lados. Ahora, nos podemos preguntar si este fenómeno puede dar un candidato o candidatos. Según la nota citada, hay peronistas que plantean que sí. ¿Existe la posibilidad de que, luego del surgimiento de un outsider, aparezca otro que lo enfrente?

La posibilidad de que luego de la irrupción de un outsider político surja otro para desafiarlo no es solo una posibilidad, sino una tendencia estructural en las democracias contemporáneas, que la teoría política describe como la “dinámica del descontento serial”. El primer outsider gana porque canaliza la frustración de la ciudadanía con las élites tradicionales, pero al asumir el poder inevitablemente se institucionaliza, lo que crea un nuevo vacío de representación que es rápidamente ocupado por un segundo outsider más radical o con una narrativa más pura.

Un claro ejemplo de esta secuencia se observó en Italia con el surgimiento del Movimiento Cinco Estrellas (M5S). Inicialmente, el M5S, liderado por el comediante Beppe Grillo, se consolidó como el primer gran outsider, denunciando la corrupción y la ineficacia de la clase política tradicional italiana (tanto de derecha como de izquierda). Al entrar en el gobierno, el M5S tuvo que hacer concesiones y negociaciones, perdiendo su aura de pureza antisistema. Esto abrió el espacio para que otra figura outsider, Matteo Salvini, líder de La Liga, pudiera desafiarlos no desde el establishment tradicional, sino desde una posición de mayor radicalidad en temas de inmigración y soberanía nacional. El M5S fue el primer shock, y Salvini fue el que capitalizó el descontento remanente.

En Francia, aunque Emmanuel Macron no era un outsider total, sí era un disruptor que arrasó con los partidos tradicionales (socialistas y republicanos) al crear su movimiento La République En Marche. Esta ruptura del sistema de partidos generó una polarización que benefició a la figura antisistema de la ultraderecha, Marine Le Pen, que se consolidó como la principal fuerza de oposición, obligando al electorado a elegir entre el outsider de centro (Macron) y la outsider de extrema derecha de Marine Le Pen.

La clave teórica es la competencia por la autenticidad: el electorado que vota por outsiders busca una figura que no esté “contaminada” por el sistema. Una vez que el primer outsider se sienta en el sillón presidencial, ya no es auténtico, sino el blanco perfecto para el próximo challenger que venga del streaming, el empresariado o la calle, prometiendo ser el verdadero e incorruptible representante del cambio. Este proceso asegura una continuidad en el desprecio a las formas políticas tradicionales.

El arte muchas veces se anticipa a la realidad. La escritora Claudia Piñeiro creó una historia magnífica que se titula El Reino. Es una serie donde un candidato evangelista gana las elecciones en Argentina y se producen profundos cambios y disputas políticas que no quiero spoilear. ¿Por qué traemos esto a colación? Porque, evidentemente, la necesidad de un outsider, de un salvador que venga a resolver los problemas de un sistema político desprestigiado está en el aire; por eso es captado por una artista del talento de Piñeiro.

¿Quién lo dijo? “El peronismo se está radicalizando... se parece cada vez más a los radicales”

En el fondo, la clave no está en si es un outsider, un gobernador del interior o en la síntesis del peronismo. Hay algo que debe resolverse, que es el avance en alguna de las soluciones que la sociedad necesita. Si cada gobierno solo profundiza los problemas que ya tenemos, la insatisfacción social va a seguir quemando figuras y, como viene sucediendo, la sociedad perderá la confianza, ya no en los políticos, sino en el voto mismo como herramienta de cambio. Esto es lo más importante a evitar.

En este programa, hace algunos días, el exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina dijo que el peronismo se está radicalizando, no porque esté endureciendo sus posturas, sino porque se está pareciendo a los radicales. Más allá del chiste inteligente, es algo que nos hace pensar. ¿Qué significa esto? Que el peronismo está volviéndose una federación de gobernadores e intendentes, con intereses muchas veces contrapuestos y sin un proyecto político global. Esto es lo que es el radicalismo.

No es que la gente no vote radicales o peronistas. No los está votando para presidentes, pero sí los está votando para intendentes o gobernadores. Luego, cada intendente o gobernador necesita negociar con el Gobierno para llevar adelante sus gestiones locales. Es por eso que está sucediendo que los gobernadores impulsan sus partidos provinciales y entonces vale pensar: ¿el PJ y la UCR siguen siendo partidos o son, más bien, marcos de alianzas, y los partidos son los grupos de afinidad de cada gobernador o incluso intendente? Tal vez no es que los partidos como tal están en crisis; tal vez le estamos llamando partidos a otras cosas y lo que sí está en crisis es el proyecto político nacional de la oposición.

Todos estos problemas de representación son mucho más profundos que el surgimiento o no de un outsider. Con esto no queremos decir que el surgimiento de uno esté necesariamente mal. Habrá que ver quién es, sus capacidades y qué propone. Con todo esto queremos decir que, para sostener el sistema político y democrático que tanto nos costó construir, hay que sostenerlo de otra manera: los políticos cumpliendo con su mandato y el resto de la sociedad, participando activamente.

Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi  

 

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