El autor de Rengo Yeta sobre las villas: "Si desaparecieran, faltarían albañiles, limpiadoras y policías"
En su nuevo libro, César González vuelve sobre su propia historia para narrar el paso de la libertad al encierro. A través de una voz directa y descarnada, expone las heridas del sistema penal juvenil y las marcas que deja la desigualdad en los cuerpos más jóvenes.
En la previa de las elecciones legislativas, el legislador Ramiro Marra, anterior dirigente de La Libertad Avanza (LLA), había calificado a las villas como "tierra de nadie" y había pedido una intervención urgente para frenar su expansión, advirtiendo que, si no se toman medidas, Buenos Aires podría convertirse en una gran villa miseria similar a las favelas de Río de Janeiro. Ahora meses después, el escritor César González, autor de Rengo Yeta, advirtió "si desaparecieran, faltarían albañiles, limpiadoras y policías", en el programa Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190).
El escritor César González es también cineasta, poeta y productor musical argentino, nacido en la villa Carlos Gardel, en el oeste del conurbano bonaerense, en una familia de escasos recursos. A los dieciséis años fue baleado varias veces y permaneció detenido hasta los veintiún, experiencias que marcaron su vida. Tras su liberación, se volcó al arte: publicó poesía, ensayos y novelas, y dirigió películas como El niño resentido (2023) y Rengo Yeta (2025).
El diputado Ramiro Marra por La Libertad Avanza (LLA) dijo que había que terminar con las villas miseria para no convertirse en lo mismo que Brasil. Sin embargo, las comunidades son, casualmente, los barrios populares, lo que los brasileños llaman favelas. Me gustaría tus reflexiones generales: habiendo sido testigo de ese mundo, habiéndolo superado y teniendo la visión de los dos, ¿qué pensás sobre la relación entre pobreza y narcotráfico?
Teniendo en cuenta lo que dijo el libertario y el antecedente tan reciente del caso de su colega libertario José Luis Espert, ¿Qué noticias conoceremos pronto sobre Ramiro Marra? ¿Qué tipo de delitos podría estar cometiendo, dado que suele ocurrir? Por ejemplo, en octubre de 2023, siete carabineros de la Tercera Comisaría de Ovalle fueron dados de baja por posibles vinculaciones con tráfico de drogas, falsificación de documentos y obstrucción a la investigación.
Me gustaría saber los detalles: ¿qué sería “terminar con las villas miseria”? Es la idea del sentido común reaccionario: “tiramos una bomba en la villa y se terminan los problemas”. Yo le quiero decir al libertario Marra que, si pasara eso, quiero saber quiénes van a ser los albañiles, quiénes van a ser los trabajadores de limpieza, quiénes van a ser los policías y los empleados de seguridad, que suelen venir de las villas. Entonces, son solo frases para la tribuna.
Esto que vos acabás de decir —de si se terminara con la población así, literalmente, con el exterminio— remite a la misma lógica que, en el caso de Alemania, culpó a los judíos y planteó como “solución” su eliminación. Si se diera esa idea totalmente loca y absolutamente desproporcionada, y lo tomáramos solo como análisis teórico —“se tira una bomba y desaparece toda esta gente”— habría, además, un problema económico: se quedarían sin la mano de obra que satisface las necesidades cotidianas de la sociedad en múltiples trabajos. Entonces, la pregunta es si finalmente de lo que estamos hablando es de una especie de migración interna.
Sí, ese es uno de los grandes problemas para mí: creer que esas comunidades —las villas, las favelas— no pertenecen al Estado-nación. Son como enclaves. En todo caso, sería ideal que nos den el derecho a la autodeterminación y que en cada villa podamos gobernarnos a nosotros mismos. Pero pertenecemos a la misma entidad que la clase media. Es una funcionalidad que tenemos que cumplir, no solo en el mundo imaginario, sino también en el real: cerca del peligro.
El objeto tiene una virtud que es no ser el otro objeto, ser diferente al otro. Creo que ese es uno de los grandes problemas. Como vos decís, nunca hay desorden, siempre hay otro orden. La verdad es que pertenecemos a la Argentina. Yo no sé si es ley de la selva lo que rige ahí. Rige otro orden, una ley no escrita, pero orden hay. No es la selva. Inclusive en la naturaleza también hay orden.
Pero, ¿cómo se vive con ese otro orden?
He trabajado mucho este tema en ensayos y en una de mis películas, llamada particularmente Lluvia Jaula, que trata sobre el entrar y salir de la villa. Desde el punto de vista del villero, salir a la ciudad representa salir a la normalidad. Además, lo del lenguaje es literal: en los barrios hay un argot, un lunfardo, si se quiere, mientras que en la ciudad está el idioma oficial. Ya desde el lenguaje se nota algo sencillo: el villero en la ciudad se siente como un turista, como alguien que visita su propia ciudad, pero sin la visión positiva que tiene un turista, porque cuando ves a alguien turisteando.
Ahí te das cuenta lo que pasó en Alemania. que hasta hace 10 años, era la principal economía de Europa, por lo menos, y competía con China y superaba a Estados Unidos en su industria. También hubo una gran campaña contra la inmigración, pero Angela Merkel dejó entrar un millón de sirios, no solo porque eran refugiados de la guerra, sino porque había mucha mano de obra calificada, gente universitaria y trabajadores para el turismo y las tareas del hogar.
Contame, de esto que estamos hablando, ¿qué cuenta El Rengo Echeta?
Abarca casi todo mi primer año de encierro, cuando caí preso a los 16 años en un instituto de menores.
Rengo Echeta abarca mi primer año, casi, cuando caigo preso a los 16 años, en un instituto de menores.
¿Por qué caíste preso?
Yo caí preso por ser un pibe chorro, me dedicaba al robo de autos. Mi causa puntual fue un secuestro, pero siempre aclaro que yo tenía 16 años, no tenía la logística necesaria para hacer un secuestro extorsivo. Fue la carátula, porque para mí fue más una privación ilegítima de la libertad. Pero, fue en 2005, en el momento de las leyes Blumberg, cuando había mucha sensibilidad con ese tema. La verdad es que no me dedicaba a secuestrar: esa fue la causa.
Era un pibe chorro, y caí por eso. Caí baleado, lo cuento en el libro. La obra cuenta mi vida desde mi “yo”, en primera persona, pero lo que me convenció de escribir algo autobiográfico —que en términos literarios siempre miré con cierto recelo— fue saber que lo que yo viví lo viven miles de jóvenes en este país, y que la cárcel es un tabú desde todo.
Aunque hay mucha gente que trabaja en las cárceles, dando talleres, charlas y abogados que las visitan, sigue siendo un lugar de tabú. Las pocas representaciones del mundo carcelario en Argentina, para mí, siempre fueron muy bizarras.
En la literatura hay momentos interesantes en autores como Roberto Arlt, Manuel Puig y otros diversos escritores, además de un gran escritor que me gusta, que fue abogado: Elías Neuman. Él escribió mucho sobre temáticas carcelarias, combinando su conocimiento legal con una gran pluma literaria. Su trabajo contribuyó a que se conozca mejor ese mundo. Me cuesta sentarme con la palabra “ejemplo”, porque la verdad es que siento que uve la gran suerte de haber sobrevivido.
Entonces, yo no justifico la violencia ni la inseguridad, pero sí hay que entenderla, explicarla, si realmente como sociedad nos preocupa el tema y queremos que decrezca, que haya menos violencia. Y mi aporte es para no llegar siempre tarde, para no llegar post festum, sino para llegar antes a los problemas.
¿Es más fácil salir de la cárcel que de la villa?
No, es más difícil salir de la cárcel que entrar a la cárcel. Porque cuando salís dicen que sos libre, y efectivamente no estás más en la cárcel. Pero, ¿libre de qué? Para trabajar limpiando pisos te piden antecedentes penales. Y si tenés, automáticamente no te van a dar el trabajo para refregar pisos, no para un trabajo calificado.
Porque cuando salís dicen que sos libre, y efectivamente no estás más en la cárcel. Pero, ¿libre de qué, si para trabajar limpiando pisos te piden antecedentes penales? Para saber si tenés o no. Y si tenés, automáticamente no te van a dar el trabajo para refregar pisos —no para un trabajo calificado—. Entonces, aunque uno tenga mucha voluntad de cambiar y de abandonar esa vida, es una ficción absoluta esa libertad. Sos libre, ¿de qué? ¿De morir de hambre? Este concepto, tan bastardeado cada vez más como el de la libertad, yo ya lo había conocido: esa falsa sustentación del proceso.
¿Por qué votan a Milei los sectores populares?
Hay una conciencia de clase, la hay, porque cuando uno escucha al trabajador defendiendo a Milei, es de lo más doloroso que puede haber. El trabajador dejó de identificarse con otras pertenencias políticas y se identifica con alguien que ni siquiera usa la palabra “trabajador”. Lo escuchaba a Feinmann preguntándole a Santilli: “¿Por qué Milei no usa la palabra trabajador?”. La aborrece casi directamente. No sé cómo los verá, qué pasó con los trabajadores y los sectores populares.
Además, en términos antropológicos, el argentino es arrogante y soberbio: le cuesta admitir sus errores. Casi nadie reconoce que votó mal. Para mí, eso explica que la gente necesite seguir creyendo.
Juan Grabois admitió que votar a Milei por miedo a un "caos" financiero fue un "buen razonamiento"
Me cuesta entender si hubo realmente una incidencia del voto pro-Trump, porque sería algo muy novedoso en la historia argentina. Las estadísticas muestran que Argentina siempre fue muy anti-norteamericana, o al menos con un “no se metan”. No antinorteamericano por cultura, por Hollywood, pero sí un sentimiento antiyanqui fuerte. Si tuvo influencia en el voto, estamos ante algo nuevo que habrá que analizar con tiempo.
MV/DCQ
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