Elecciones presidenciales en Honduras: cambio o continuidad
El 30 de noviembre Honduras celebra elecciones presidenciales. También se eligen diputados y alcaldes. Las claves que definirán el proceso electoral.
Honduras se prepara para una elección con varios dilemas. Cambio o continuidad es el principal, y un estudio RADAR de la consultora TresPuntoZero asociado al clima electoral hondureño analizó los principales matices de un proceso que, incluso, podría poner en juego valores de la democracia en ese país.
Para empezar, es fundamental tener claro que el gobierno de Xiomara Castro muestra niveles de aprobación de 31% y un rechazo de más del 63%, que considera a la gestión oficialista como mala o muy mala. Es importante destacar que en Honduras no existe ballotaje ni reelección. Por eso, la candidata por el Partido Libre será Rixi Moncada.
Según el estudio de TresPuntoZero, los motivos que sustentan el rechazo mayoritario de las opiniones sobre la gestión del gobierno mencionan la falta de empleo, el problema de la inseguridad y además los hechos de corrupción, en este orden.
En términos de intención de voto por candidato, se trata de una clara elección entre tres candidatos que concentran al grueso del ámbito político hondureño. Por un lado Moncada, aspirante del oficialismo, quien hoy marcha tercera en las preferencias populares; también Salvador Nasrala, quien ya se presentó como candidato a presidente en tres procesos anteriores, y finalmente hay que nombrar a Tito Asfura, quien hoy lidera las preferencias con un 33,7 % de intención de voto.
El alcalde y el “outsider”
Con estos números, parece claro que Asfura, ex alcalde de Tegucigalpa durante ocho años con buen nivel de aceptación popular en torno a su gestión, se erige como el candidato que mejor capitaliza el descontento hacia el gobierno, teniendo en cuenta que hasta hace poco tiempo Nasrala fue vicepresidente de Xiomara Castro.
Esta variable se consolida en términos de pisos y techos electorales. Más de un 55% admite que podría llegar a votar a Asfura el día de la elección. Mientras que un 28% admite que podría volver a elegir al oficialismo, en este caso representado por Moncada.
Por otro lado, con Nasrala surgen dos particularidades bien definidas: la primera, su evidente intención de esconder su participación en el gobierno de Xiomara Castro. La otra, tratar de ser un “outsider” con el intento de ligar su figura a la de Javier Milei, el actual presidente argentino que inició su camino desde sitios ajenos a las estructuras políticas hasta convertirse en primer mandatario en su primera elección.
Sin embargo, los perfiles de Nasrala y de Milei tampoco se perciben tan compatibles para la opinión pública y, por otro lado, es claro que las fórmulas que funcionan en una región pueden no funcionar en otras. Nuevamente, resulta clave entender sobre el contexto y la coyuntura.
Riesgo de cancelación
En un escenario que ya de por sí evidencia muchísimos ingredientes y matices, existe un elemento que también se hace muy presente a nivel social y tiene que ver, ni más ni menos, con el riesgo percibido en torno a que finalmente los comicios electorales no se desarrollen. En efecto, más del 60% de la ciudadanía considera la cancelación de las elecciones como una posibilidad concreta.
Esta convicción parte de sectores que emparentan a Moncada, a partir de sus propias declaraciones, con Nicolás Maduro y el gobierno de Venezuela.
Es importante resaltar que, una vez planteada esta lógica, vuelve a emerger la figura del ex alcalde de Tegucigalpa como el principal defensor de la Democracia. Así, ante la consulta “¿Qué candidato haría el mejor trabajo para pelear por la Democracia en Honduras?”, casi el 39% elige a Tito Asfura.
Esta es solo una radiografía de inicio de la campaña electoral. De aquí en adelante inicia un camino donde las campañas llevadas adelante por cada candidato resultarán fundamentales para definir al próximo presidente de Honduras.
Ficha técnica del muestreo
*Consultor político
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