Rosario

Osvaldo Ortolani: “Somos el lugar donde el Estado no está”

El presidente de la Vecinal Empalme Graneros, Osvaldo Ortolani, describe la realidad del barrio que sufrió la mayor cantidad de crímenes en la ciudad: más de 40 sólo este año.

Presidente de la Vecinal Empalme Graneros, Osvaldo Ortolani. Foto: FACEBOOK Osvaldo Ortolani Twitter @AntAbbatemarco

Empalme Graneros aportó siempre la mano de obra barata, es un barrio humilde, de trabajo. Estamos lejos de las Universidades, de las escuelas. Siempre todo nos quedó lejos. Acá no hay profesionales, de este barrio salen boxeadores y jugadores de futbol, no hay ingenieros nucleares. Somos un barrio olvidado de Rosario”, describe con dureza Osvaldo Lalín Ortolani, referente histórico y presidente de la Vecinal. En el año récord de crímenes en Rosario, 281, Empalme, con más de 40 homicidios, lidera las estadísticas escritas con sangre.

Con más de 45 mil habitantes, enclavado en el noroeste de la ciudad desde, Empalme Graneros se fue poblando de talleres metalúrgicos, pequeñas fábricas, obreros ferroviarios y un importante corredor comercial por calle Juna José Paso. El barrio es noticia por las peleas de bandas por narcomenudeo y la muerte una constante. El silencio por temor a recibir represalias gana. Luchas entre bandas se cobraron más de 40 vidas este año, ataques que infunden temor para afianzar el narcomenudeo es lo que atraviesa a la populosa barriada. Las ráfagas de tiros, las corridas, las frenadas, las sirenas, son los sonidos que ya conviven como música maldita en las noches de Empalme y tantos otros barrios que circundan al centro rosarino.

En tanto, Empalme tiene otra historia de lucha. En 1986 sufrió una terrible inundación y gracias a la lucha del barrio se realizaron importantes obras de entubamiento del Arroyo Ludueña y otros emisarios que dieron solución al problema. Sin embargo, hace 15 años, el flagelo de la droga ganó las calles. “Cualquier tachero que trabaja de noche te puede decir los puntos donde hay venta de droga, muchos de esos lugares con custodia policial, y ahí está el problema. Si en Rosario hay unos 300 bunker que trabajan las 24 horas, custodiados por seis soldaditos, como mínimo por bunker (a los que le pagan con falopa, con la cabeza quemada), tenés un ejército de dos mil chicos armados.

Empalme Graneros, tierra de nadie.

Cualquier conflicto entre bandas, por disputa de territorio se dirime a los tiros y siempre hay alguien que quedó en el medio. Esa mano de obra sale de los barrios periféricos como el nuestro. Son todos pobres pibes. El Estado es el que permitió que crezcan esas bandas. Envenenaron a nuestros hijos, nuestros sobrinos, nuestros vecinos. En Empalme no hay una familia, que directa o indirectamente no esté atravesada por la droga. Todos tienen a alguien o conocen a alguien que cayó en esto. No se matan entre ellos. Si no entendemos como sociedad que no hay un ‘ellos’, que es una parte nuestra que se enfermó y una parte nuestra que dejaron enfermar. Es un problema es social. Y es una infección cada vez más grande y el Estado mira para otro lado”, afirma Ortolani.

En el pasado mes de agosto, las cámaras de los noticieros llegaron al galpón de Génova al 2400, donde se decomisaron 1.600 kilos de cocaína de máxima pureza lista para salir por el puerto rosarino. El presidente de la Vecinal apunta que “si tenés a un policía joven que participa de un allanamiento, que gana 80 mil pesos, y encuentra con sus superiores un montón de falopa, dos millones de pesos y su jefe le dice ‘usted no vio nada’, la próxima vez, ese mismo policía, se queda con parte de la droga y la vende por otro lado”.

En esta zona de la ciudad, primero se asentaron, en su mayoría, inmigrantes españoles e italianos, y luego, llegó la inmigración interna de las provincias más pobres del país. Ortolani dice orgulloso ser séptima generación, un apellido ligado a los comienzos de la vecinal, próxima a cumplir 100 años. Sus abuelos construyeron la primera escuela y el dispensario para los vecinos. El dirigente recuerda que “desde la década del 80 que Empalme es un barrio marginal. Los hijos de esta pobreza son la mano de obra barata. Hace un poco más de 15 años que la droga entró en todas las capas sociales, es trasversal. Empalme es una pelea permanente de los que se sacrifican, los que quieren salir, mandar los chicos a la escuela. Pero, ¿qué pasa? hay una gran deserción. Los lunes, en invierno, a las 7 de la mañana es de noche, los pibes en las paradas de colectivo son víctima de robos de los que vuelven de los bailes. Las madres directamente los lunes no mandan sus chicos a la escuela”.

Guillermo Cantero, uno de los líderes narco de la banda rosarina "Los Monos".

Este año, la propia Vecinal fue víctima de un asalto a punta de pistola. Dos jóvenes ingresaron y se llevaron algo de plata ingresar dos jóvenes a robar a punta de pistola.

Brinda un servicio médico, con más de 50 médicos, dicta talleres culturales y es pionera en el trabajo de la gerontología. La Vecinal consiguió los terrenos para que se levanten escuelas, también un destacamento policial y jardines de infantes. Si bien lo más importante fue conseguir que se hiciera la represa del arroyo Ludueña, Ortolani agrega que “siempre estamos detrás que haya luminarias, colectivos, cloacas, somos el lugar donde el Estado no está. Cuando no había salud en el barrio hicimos un dispensario. La pelea es diaria” .

Finalmente, sobre el conflicto social y las bandas que asolan Empalme, el dirigente agrega: “Vemos muchos chicos muertos vivos, su vida no vale nada, y ese chico con un arma, mata y no tiene noción de lo que hizo. Cuando nos enteramos que uno de esos chicos murió, decimos ‘hace mucho que estaba muerto’. La droga les consumió la vida antes que gatillaran. Siempre escucho que el tema es muy complejo, pero no se hace nada para evitar que las nuevas generaciones accedan a las drogas. No hay desde el Estado programas serios de contención. ¿El Estado en qué participa?, ¿cuál es su política para evitar y contener a chicos que en cualquier momento se mata o mata a alguien? Todos los días nos enteramos que mataron a un hijo de alguien conocido. Chicos que le roban a sus padres, lo primero que pasa en una casa es la venta de cosas de valor.

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Conozco una mujer que el hijo vendió la cama, el colchón y hasta el inodoro. Es duro vivir viéndolo todos los días. Desde la Vecinal siempre luchamos para que la escuela se abra, para que el taller de tal cosa funcione, los espacios comunes para los chicos para que tengan un oficio. Los que llamábamos ‘los chicos del poxiran’ ahora son padres o son abuelos, los chicos mutantes de la pobreza, son padres y abuelos…¿cómo tratamos esta realidad?. La maestra que escucha a la nena que le cuenta que a su hermano lo tirotearon porque su papá vende…qué puede hacer. ¿Ir a contarlo a la comisaría? Esa maestra también está sola. Si lo comenta con sus superiores, también tiene problemas”, finaliza.