el plan violeta

El regreso del outsider, expectativas a reflotar y votos para mucho más que vetos

El plan de campaña es volver a mostrar al Presidente como un outsider y recuperar su perfil anticasta. El apoyo de Estados Unidos para trabajar sobre las expectativas perdidas y la necesidad de salir de los escándalos que atraviesa desde febrero la administración violeta. Más allá del 26 de octubre hay un sector que trabaja en acuerdos para el año próximo, cuando necesitarán avanzar con fuertes reformas en el Congreso. Ya con los números de los vetos no alcanzará.

Milei. Debe recuperar la figura de outsider para escapar de los escándalos y casta que lo rodean. Foto: Pablo Cuarterolo

La Libertad Avanza necesita recuperar al Javier Milei outsider que irrumpió en las urnas en 2023. Ese Milei, admiten, es lo mejor –y hasta lo único– que tienen para presentar en esta campaña cooptada por internas, casos de corrupción y una economía que intentan estabilizar contra reloj.  

En ese tablero, el apoyo de Estados Unidos aparece como un alivio en tiempo de descuento. Aunque la plata no aparezca incluso hasta después de las elecciones, la foto de que llegó a la Argentina desde el exterior les permite recuperar, al menos en el plano simbólico, el activo que se había desmoronado y que hoy buscan reconstituir: las expectativas.

En el búnker oficial admiten que al momento de la elección legislativa del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires apareció un primer signo alarmante que fue que por primera vez desde la asunción libertaria las expectativas ante la situación económica eran más negativas que positivas. Ya cada vez menos votantes contestaban que aunque su economía no marchaba bien, en el futuro inmediato iba a estar mejor. 

Ese Milei outsider es el que tiene que salir a convencer de que se vienen tiempos mejores. Admiten que la imagen presidencial cayó pero aún la figura del jefe de Estado mantiene cierta inmunidad que lo separa del resto de su gabinete, incluida su propia hermana, Karina Milei, a quien  –hasta los propios– no dudan en señalar como culpable de los casos de corrupción y mala praxis del gobierno violeta.  

“Su popularidad se dañó pero el único que todavía conserva la idea de un tipo que está afuera de todo, incluso de los quilombos es él. Lo tenemos que volver a mostrar solo para remarcar que no pertenece a la casta”, dice un dirigente que escribe el manual de campaña por estas horas. Significa que necesita menos gabinete y hasta menos Karina Milei. Casi de inmediato este dirigente admite que, más allá de la estrategia, solo Milei sabe hasta dónde está dispuesto a dejar abajo del escenario a su hermana. Algo que aún no hizo. 

En el inicio de esta última semana, el Gobierno logró romper la asfixia provocada por los escándalos, como el caso Libra y las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad. A eso se sumaba un plan económico que había alterado los signos de estabilidad. Un dirigente mira hacia atrás y admite que desde el 14 de febrero que Milei difundió la criptomoneda Libra solo dos veces consiguieron torcer la agenda a su favor. La primera vez fue en abril con el anuncio por cadena nacional de la salida del cepo. Y la segunda oportunidad llegó con el apoyo estadounidense y el alivio que le dio en las primeras horas a la economía. 

En la Casa Rosada hay quienes advertían por esas horas que, de todos modos, ya nada parece alcanzar. Más tarde llegó el enojo del campo con el fin de las retenciones cero y el anuncio de nuevas medidas en Economía para seguir conteniendo al dólar. “La elección nos la jugamos en las últimas dos semanas y no sabemos cómo vamos a llegar”, dice un funcionario que, de todos modos, es optimista en cuanto al resultado. 

¿De dónde surge ese optimismo? De la posibilidad de ganar una elección con apenas el 33 o 35% de los votos. El otro espacio que peleará ese lugar a nivel nacional es Fuerza Patria y hay muchos distritos importantes en donde el peronismo no ingresa en el escenario de polarización. 

Una de las urgencias electorales está en achicar la diferencia en la provincia de Buenos Aires en busca del votante blando que el 7 de septiembre no fue a votar. Para atraer a ese votante admiten que la figura de José Luis Espert no es la mejor, pero trabajarán con él en las próximas semanas para moderar su discurso. “Si pudimos hacer que Milei no putee más, podemos hacer que Espert se modere”, se ilusionan en el equipo de campaña. 

De vuelta, más allá de Espert, confían en que Milei sea el protagonista. Solo mencionan a Patricia Bullrich cuando se trata de buscar candidatos que puedan estar en los niveles de conocimiento y porcentaje de votos que tiene el líder libertario. Admiten, sin embargo, que la cifra dorada del 50% en capital con la ministra de Seguridad como candidata a senadora, hoy está lejos de lograrse. 

Pero en el Gobierno, también hay un sector que piensa más allá del 26 de octubre y analizan: “Este año era el de los vetos, el año próximo es el de los votos”. Para este grupo que piensa en la gobernabilidad, no importa el resultado de la elección. No importa si el domingo electoral LLA triunfa o es derrotado. ¿Por qué? Porque para la segunda etapa de la gestión se necesitarán muchas más manos alzadas en el Congreso que bancas que cualquier triunfo intermedio pueda garantizar. “Este año que pasó nos alcanzaba con entre 85 y 90 legisladores que nos acompañen en los vetos, pero el próximo año es el de las reformas”. 

Por eso, más allá del resultado, sí importa recomponer el vínculo con los gobernadores que al principio de la gestión acompañaron a los libertarios. “Tenemos que entender que no podemos pelearnos con todos todo el tiempo”, dice un dirigente que ya inició el diálogo con algunos jefes provinciales. “Tenemos que sentarnos con ellos para hablar de las reformas impositiva, laboral, jubilatoria. No hay segunda etapa sin ellos”, concluye.