del 8 al 10 de noviembre, en buenos aires

Preparan cumbre debut como nuevo líder del progresismo latinoamericano

En su naturaleza, el Grupo de Puebla se propuso constituirse como alternativa al Foro de San Pablo.

PUEBLA. El foro Progresivamente nació en julio pasado en México. Foto: Twitter

En dos semanas, Alberto Fernández encabezará su primera cumbre latinoamericana con el desembarco del Grupo de Puebla en Buenos Aires, el nuevo foro que nació como alternativa a los gobiernos conservadores para reconstruir el espacio progresista en la región. Además de fijar postura sobre el convulsionado escenario político, será la chance de Fernández de empezar a tejer un liderazgo con nombre propio desde el Sur.

El dirigente chileno Marco Enríquez-Ominami, uno de los coordinadores del foro Progresivamente y articulador de Fernández en su agenda externa, repartió su tiempo esta semana en Buenos Aires entre los preparativos de la cumbre y el acompañamiento a Alberto en sus útimos actos. También se lo vio, leyó y escuchó en diversos medios locales a partir del estallido social en su país, pese a que hace tiempo cultivaba el bajo perfil e, incluso, había eludido a la prensa cuando viajó con el candidato a España, Portugal, Bolivia y Perú.

De momento, está confirmado que la reunión tendrá lugar del 8 al 10 de noviembre y participarán algunos de los principales referentes del progresismo latinoamericano. Curiosamente, y pese a haber sido uno de los líderes claves en la gesta del grupo junto con el brasileño Aloizio Mercadante y el mexicano Andrés Manuel López Obrador, Alberto no asistió a la cumbre inaugural de julio pasado en México. Lo representaron Felipe Solá, Jorge Taiana y Carlos Tomada. 

Por estas horas, dos debates cruzan por el grupo de whatsapp que comparten todos sus miembros. Uno es de carácter coyuntural, respecto de qué actitud asumir frente a Bolivia, donde los referentes con una mirada más “estatista” discrepan con aquellos que no dudan en alinearse con Evo Morales, mal que les pese los cuestionamientos que rodearon su última elección.

La segunda cuestión, mucho más de fondo, apunta hacia el futuro del grupo a partir de diciembre con la posible conformación de un nuevo equilibrio  de fuerzas en la región según cómo resulte mañana la elección del Frente de Todos.

Ante la posibilidad de extender el campo progresista, el colombiano Ernesto Samper, ex secretario general de la Unasur y ex presidente de Colombia, impulsa convencido la institucionalización del Grupo de Puebla, de forma tal que le permita atender otras emergencias como la venezolana. La alternativa sería permanecer como un foro de reflexión con citas cuatrimestrales y pronunciamientos retóricos sin capacidad real de acción.

En su naturaleza, el Grupo de Puebla se propuso constituirse como alternativa al Foro de San Pablo. Ni Venezuela ni Cuba se sientan en su mesa y no porque no insistan en sumarse. Aunque cada tanto resurge el tema de sus membrecía, son varios los que entienden que es su ausencia precisamente la que posiciona al colectivo en otro lugar para debatir y evitar las clásicas demonizaciones conservadoras.

La aspiración que comparten sus fundadores es la de afianzar una dinámica acorde a una izquierda “moderna” en Latinoamérica. De ahí que las tres condiciones para cualquier miembro son simples pero excluyentes: mantenerse activos en sus países; llevar cicatrices que los ayuden a la introspección y responder los whatsapps.

Asimismo, en su cumbre original abandonaron el discurso tribunalicio por una mesa con exposiciones cortas que no eludieran conceptos conflictivos para el progresismo, como el de productividad. Mucho de eso ya está en curso para la cumbre en Buenos Aires.