La Fundación Proa presenta "La Suite", una muestra colectiva e interdisciplinaria que reúne un conjunto de obras de artistas que forman parte de las colecciones FRAC (Fonds régionaux d'art contemporain) de Francia, con la curaduría de los artistas Sigismond de Vajay (París, 1972) y Juan Sorrentino (Buenos Aires, 1978).
La muestra comenzó a gestarse en 2019 y si bien las líneas de trabajo siempre han sido la sonoridad de las obras, el círculo y el cuerpo, otros ejes debieron ser dejados de lado a partir de las restricciones que surgieron como consecuencia de la pandemia que afectó el normal desenvolvimiento de todas las actividades alrededor del mundo.
El nombre de la exposición hace una primera referencia a esa composición musical constituida por varios movimientos que forman una sucesión de piezas, la "suite". Y esa palabra del idioma francés puede traducirse al español de manera literal como "sucesión", "secuencia" o "continuación", entre otras posibles lecturas, según el contexto en que se utiliza. Esto nos da una segunda idea sobre el diseño expositivo.
"Hemos imaginado un conjunto de obras breves que forman un gran movimiento, una gran obra que es La Suite, compuesta de varias piezas que están, lógicamente, relacionadas con la música, pero también con la experiencia, el espacio y con la idea del porvenir", explicaron los curadores sobre la muestra.
La idea de una incertidumbre sobre la forma en que continuarán nuestras vidas está presente en la muestra. De Vajay y Sorrentino reconocen que debieron adaptarse para sortear los desafíos planteados por el contexto.
La mayoría de las obras que se exhiben se produjeron en Buenos Aires en base a las instrucciones precisas y la supervisión de los distintos artistas.
Esta práctica no es una novedad en el arte contemporáneo, y los curadores encuentran aún la ventaja de reinterpretar y adaptar las obras al espacio de Proa y a los medios y materiales locales.
El visitante recibe el impacto de la muestra desde la recepción de Fundación Proa, donde el espacio fue intervenido por una obra de Peter Kogler -diseñada especialmente sobre los planos que le fueron enviados- que parece borrar los límites entre el cielorraso, el piso y las paredes y convierte un "no lugar", un lugar de tránsito, en un escenario en que se pierde la relación entre fondo y figura.
En la primera sala (Pulso) se exponen tres obras en las que la tensión, el equilibrio, la construcción y la destrucción están presentes en cada una y en la interacción de todas ellas.
“La roue”, del artista Vincent Ganivet, es una estructura autoportante construida con ladrillos de hormigón que se mantiene en equilibrio sin utilizar otro material que unas cuñas de madera para dar forma a una rueda.
En el video de Mónica Bonvicini la artista intenta demoler una pared. La mano de mujer es la que empuña el martillo, el revoque cae poco a poco y los ladrillos aparecen debajo, aunque nunca se llega a ver qué hay al otro lado. Los mazazos son un latido que invade el espacio. El deseo y la acción de tirar un muro llevada a cabo por una mujer no deja de tener un evidente contenido político.
Por su parte, en la obra de Roman Signer dos barriles parecen estar a punto de rodar por sendos planos inclinados que no son otra cosa que una mesa cortada al medio. Violencia, destrucción y tensión forman parte de la pieza.
La segunda sala (Scherzo) está relacionada con el cuerpo y el tema está enfocado desde las miradas particulares de artistas de distintas épocas y lugares diferentes.
Videos, fotografías e instalaciones proponen reflexionar sobre cánones estéticos (las fotografías de Joel Peter-Witkin muestran -con claras referencias a la historia del arte- personas mutiladas o con malformaciones e imágenes sórdidas con partes de cadáveres), prejuicios (el video de Clément Cogitore en que adapta un fragmento del balet "Les indes galantes" de Rameu con la participación de un grupo de bailarines de Krump), la ausencia (Tribuna Libre, de Séverine Hubard, es una construcción con cajones donde las gradas vacías pierden su sentido al no ser habitadas, o la obra de Shilpa Gupta en donde la voz es protagonista) o el devenir (la pieza de Michel Blazy que está en constante movimiento, en la cual una densa espuma fluye durante todo el día para desaparecer durante la noche).
La sala 3 (Andante) responde a una intención de quietud y calma, con el predominio de tonos claros. Los sentidos se mezclan en la obra de Carsten Nicolai donde el agua se mueve sobre una plancha de aluminio con las vibraciones de cuatro parlantes y proyecta una textura de reflejos y sombras sutiles sobre el fondo.
Por su parte, la obra de Vincent Lamouroux, una pila de cubos blancos de diferentes tamaños que se entrelazan y donde unos se insertan en otros, invita a descubrir los relieves y contornos entre las sombras y luces que crean un paisaje abstracto.
Con estas obras dialogan tres pinturas del artista argentino Víctor Florido que tienen por tema la memoria, la acumulación y la reconstrucción.
La obra 'Ventilador' del mexicano Gabriel Orozco y los videos Blink, de Jennifer Douzenel y Dimanche, de Dennis Savary completan el conjunto de esta sala.
En tanto, la cuarta sala (Paisaje reinterpretado) recibe al visitante con un bosque de árboles talados y mutilados construidos con mangueras de goma. Su creador, Laurent Perbos, señala a través del objeto que sirve para llevar el agua pero que en su obra está vacío (y utiliza, por otra parte, para construir un bosque artificial y seco), la crisis ambiental que se acentúa día a día y un futuro cada vez menos distópico que está a la vuelta de la esquina.
Frente al bosque, el mural de Pauline Fondevila representa un Riachuelo de color negro sobre el que vuelan pequeños veleros con mensajes tomados de canciones populares. Cerca del mural, una escultura realizada con un conjunto de diez fotografías tomadas en distintos puntos del mundo por el artista Patxi Bergé muestra las diferencias de tono en el color del cielo de acuerdo a las distintas latitudes.
En el final, Céleste Boursier-Mougenot crea una instalación en la que, empujadas por el movimiento circular del agua, una serie de vasijas de porcelana se golpean entre sí y componen una pieza musical sin principio ni fin.
Otros espacios de Proa están intervenidos por la muestra, como el café, desde donde se ve La Dolce Utopía, de Maurizio Cattelan y Phillippe Parreno, o los pasillos, donde videos de Christian Marclay y Elina Brotherus dan cuenta de los diferentes lenguajes que utilizan en la composición de sus obras.
La muestra es una buena oportunidad para conocer obras de algunos artistas que por primera vez exponen en el país y las de otros que presentan trabajos que no fueron expuestos.
En el marco de la exposición, a partir de octubre reabrirá el auditorio con la proyección de documentales sobre algunos de los artistas y sus trabajos.
La muestra "La suite" se puede visitar hasta noviembre de 2021 en Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929 (a metros de Caminito, en el barrio de la Boca). En vista de los protocolos vigentes para la prevención del CoVid-19, es necesario reservar entradas con anticipación a través de la página web.