El viernes 29 de marzo inauguró en el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) de Uruguay, ubicado en el Parque Rodó de Montevideo, la exposición Picasso en Uruguay, con la curaduría del actual director del Museu Picasso Barcelona, Emmanuel Guigon y a partir de una idea original de Laurent Le Bon, presidente del Musée National Picasso Paris y del coleccionista Jorge Helft, principal impulsor de la iniciativa quien actualmente reside en el Uruguay.
La muestra está integrada por 26 pinturas de mediano y gran formato, siete esculturas, cuatro cerámicas, tres dibujos, una acuarela y un grabado, además de fotografías y documentos, y se realiza en el marco de “Picasso Mundo”, un programa que surgió desde el Musée National Picasso Paris con el fin de dar a conocer distintas obras del artista español y que incluye siete destinos.
La documentación complementaria que resalta la relación entre el malagueño y el pintor uruguayo Joaquín Torres García sirve de pretexto para que el Uruguay sea el país que finalmente recibe la obra a partir del momento en que se pensó en Sudamérica.
“La relación entre Picasso y Torres García no es una relación de amistad, no es una relación artística, es más bien una relación de personas que tienen la misma edad. Hay un momento de contacto, en Barcelona, en Paris. Son, creo, dos personas que se respetan mutuamente” subrayó Le Bon en diálogo con PERFIL.COM.
Para poder acoger la exposición el MNAV debió realizar una importante inversión en cuanto a seguros, logística, traslados y reformas edilicias monitoreadas por expertos de seguridad franceses que viajaron especialmente a Montevideo para supervisar las obras.
Emmanuel Guigon recordó, durante la conferencia de prensa en la que estuvo PERFIL.COM, que el poeta y periodista Jaume Sabartés -amigo y ferviente promotor de la obra de Picasso, a quien había conocido en el famoso Els Quatre Gats- escribió al artista desde Montevideo en 1928 una carta en la que expresaba el interés que existía en el país rioplatense por exponer sus obras.
“Esta exposición la hacemos 91 años después, por fin”, expresó con visible entusiasmo.
Las obras llegaron a la capital uruguaya en tres envíos diferentes en medio de un importante operativo de seguridad, en transportes especialmente acondicionados para preservar las condiciones de humedad y temperatura necesarias para la conservación del patrimonio.
Las piezas que integran la muestra fueron prestadas por los museos de Barcelona y París y al finalizar la exposición, el 30 de junio, volverán a su lugar de origen. Es decir que no se trata de una muestra itinerante sino que sólo podrán verse en Montevideo.
“Creo que entramos en un mapa, en un cruce directo con grandes museos de la región, como la Pinacoteca de San Pablo, el MASP de San Pablo, el Bellas Artes, el Malba, Fundación Proa o el Moderno de Buenos Aires, el Centro Cultural La Moneda de Santiago”, señaló Enrique Aguerre, director del MNAV, entrevistado por PERFIL.COM. “Hoy en día es muy importante la articulación entre colecciones y museos”.
Con respecto a la exposición, consideró que “no queremos convertir al museo en un lugar sólo para entendidos, sólo para iniciados. Pertenece a la esfera pública y se paga con los impuestos de todos nosotros, entonces debemos empezar a escuchar lo que el público quiere, no decir en forma arrogante qué es lo que debería querer la gente”.
En el mismo sentido, Laurent Le Bon consideró que los coleccionistas y los museos “no son los propietarios de las obras, los propietarios son ustedes (al referirse al público)”.
Y añadió que “un museo no es solamente un lugar con paredes: en una era digital es esencial el contacto del público con la obra original, pues quedan esos pequeños momentos y esa es la fantástica aventura de los museos desde hace varios siglos, es una democratización cultural”.
La muestra
El recorrido abarca diversos períodos de la obra de Picasso que están distribuidos en seis secciones a las que se llamó Barcelona modernista, El cubismo en escena, Metamofosis de entreguerras, El triunfo del erotismo, Cerámicas y El último Picasso.
“Pinto igual que otros escriben su autobiografía. Mis telas, acabadas o no, son las páginas de mi diario”, expresó alguna vez el artista.
De esta forma, teniendo en cuenta la inabarcable producción del artista español, esta exposición se constituye en un pantallazo que permite un primer acercamiento a su obra y la evolución desde su etapa de formación hasta su período más tardío.
Desde los últimos años del siglo XIX el artista frecuentaba la taberna Els Qatre Gats, lugar de reunión de la bohemia modernista de la época, en el que realizó su primera exposición individual.
De este período son sus dibujos experimentales, realizados en la misma cervecería en la que permanecía hasta altas horas de la madrugada, en los que a través de un trazo que se mueve entre el retrato y la parodia logra plasmar su mirada sobre la vida artística.
Pero es en Francia donde su obra adquiere un carácter singular al abordar un nuevo lenguaje a través de una serie de estudios que llegarán a su expresión más acabada con Les Damoiselles d’Avignon.
Esta obra se constituirá en la referencia ineludible para comprender el cubismo, la vanguardia artística que marca un quiebre en la historia del arte en cuanto a la percepción naturalista de la composición pictórica.
En el período de entreguerras, en tanto, la obra de Picasso se acerca al surrealismo sin abandonar el lenguaje cubista. En este período sus obras adquieren un carácter grotesco, con una monumentalidad violenta.
Surgen, en colaboración con el escultor Julio González, las esculturas de bronce materializadas a partir de las formas que pugnaban por salir del lienzo, una técnica ideal para resaltar los contornos y volúmenes a lo largo de su producción relacionada con el erotismo.
A partir de 1953 Picasso vuelve sobre tres maestros de la pintura: Delacroix, Velázquez y Manet, en un ejercicio de reflexión sobre su tarea como artista.
Durante la etapa final el proceso creativo persiste de manera prolífica. De este período es la obra Musicien, de 1972, la obra más tardía que se exhibe en el MNAV.
La exposición Picasso en Uruguay se expone hasta el 30 de junio en el Museo Nacional de Artes Visuales, Tomás Giribaldi 2283 esq. Julio Herrera y Reissig (Parque Rodó), Montevideo, Uruguay. Mientras dure la exposición, el horario del museo es de 10.00 a 20.00.
La mejor forma de llegar a Montevideo desde Buenos Aires es a través de Buquebus, que provee servicios directos entre las dos capitales o con combinación en Colonia todos los días.
El valor de la entrada para ver Picasso en Uruguay es de 250 pesos uruguayos, con excepción de los martes en que el ingreso es gratuito. Tanto la compra de entradas como las reservas para los días con ingreso gratuito deben hacerse a través de Tickantel, aunque se mantiene la posibilidad de ingresar al museo en forma gratuita para visitar la planta baja, en donde se exhibe la muestra Nostalgias africanas de Pedro Figari y la colección permanente del MNAV.