Cuando el escultor José Fioravanti falleció en 1977 su taller quedó abandonado. Entre las piezas que cobijaban esas paredes había grandes esculturas de yeso que fueron las maquetas previas a la ejecución de grandes monumentos.
Recién en 2010 empieza a haber un interés de ofrecer la obra a museos, instituciones públicas, pero ningún proyecto prosperó y las obras siguieron guardadas en depósitos.
Casi cuarenta años después de la muerte del escultor, Tulio Andreussi Guzmán, director de la casa museo Magda Frank, logró rescatar ese patrimonio artístico que se presenta desde esta semana en el Museo de Arte de Tigre (MAT) en la exposición "Entre lo épico y un sueño" con la intención de recuperar la figura del escultor.
La muestra incluye esculturas, fotografías de época, bocetos y material de archivo que fue reacondicionado y restaurado para su preservación.
Entre las piezas que se exhiben en el MAT hay una maqueta en yeso de la estatua de Manuel Belgrano que se encuentra en el interior del Monumento a la Bandera en Rosario, y otra de la alegoría llamada "La Patria de la Fraternidad y el Amor", la escultura que mira hacia el patio cívico en el que se desarrollan las actividades culturales del monumento.
"El estilo de Fioravanti está inspirado en la gran tradición de la escultura que es atemporal", destaca Andreussi Guzmán en diálogo con Perfil.com. "Aprendió la gracia y la serenidad de los griegos, la monumentalidad de los egipcios, y le puso su impronta; él no fue discípulo de los grandes maestros, es un autodidacta".
Fioravanti, quien se inició en la escultura a los 12 años, participó por primera vez en el Salón Nacional a los 16 y ganó el Primer Premio ocho años después.
Durante su estadía en París en la década de 1930 realizó por encargo las piezas para los monumentos a Nicolás Avellaneda (ubicado en el Rosedal de Palermo, sobre la avenida del Libertador) y el de Roque Sáenz Peña (en Florida y Diagonal Norte).
"Sus vecinos no lo veían muy seguido porque era un hombre que vivía prácticamente sin salir del taller", relata Andreussi. "Pensaban que era un hombre loco porque lo único que escuchaban todos los días durante cuatro años eran los golpes de martillo. Hasta que un buen día salieron todas estas alegorías rompiendo las calles por el peso de las obras y fueron a una exposición en el Jeu de Paume de París, en ese entonces uno de los museos más prestigiosos, donde sólo se exponían obras de artistas ya fallecidos. El honor de exopner en vida se lo dieron solamente a Bourdelle, a Mestrovic y a Fioravanti. Fioravanti en ese momento, solamente tenía 38 años".
Sobre los monumentos de Fioravanti, Andreussi destaca que "son propios de una época en que la Argentina estaba poblando sus plazas, sus parques, la mayoría fueron realizados a pedido del gobierno".
Entre las obras más conocidas se pueden mencionar los monumentos a Avellaneda y Sáenz Peña, los Lobos Marinos de Mar del Plata, las esculturas del Monumento a la Bandera de Rosario, el monumento a Simón Bolívar en Parque Rivadavia, el monumento a Martínez de Hoz en la Rural de Palermo, el monumento a Rubén Darío, en Av. del Libertador y Austria y el monumento a Franklin D. Roosevelt, en Palermo.
“La figura de José Fioravanti se destaca como uno de los escultores locales con mayor cantidad de monumentos emplazados en lugares públicos" explica Verónica Tejeiro, curadora de la muestra en el MAT. "Como retratista deja testimonio de la fisonomía de los próceres protagonistas de sus monumentos conmemorativos: Manuel Belgrano, Nicolás Avellaneda, Roque Sáenz Peña, Simón Bolívar. Desarrolla con expresiva destreza en sus relieves narrativos las alegorías, los ideales que estos próceres encarnan: fraternidad, elocuencia, historia, nación”.
La muestra "Entre lo épico y un sueño" puede verse en el Museo de Arte de Tigre, Paseo Victorica 972, de miércoles a viernes de 9.00 a 19.00 y los sábados, domingos y feriados de 12.00 a 19.00.
Quienes visiten el museo también podrán ver las muestras "Donde todos los sueños se hacen realidad" de Edgardo Giménez y "Canto al trabajo", de Rogelio Yrurtia.