Adidas AG tiene previsto paralizar las “fábricas de velocidad” en Estados Unidos y Alemania, y trasladar las técnicas desarrolladas en esos mercados a proveedores en Asia, donde ya se fabrica la gran mayoría de sus productos.
La decisión es un revés para aquellos que esperaban que los proyectos de plantas de velocidad representaran el comienzo de una nueva era de fabricación en Europa y América del Norte. Las instalaciones estaban diseñadas con el objetivo de que Adidas produjera calzado de manera rentable en economías desarrolladas de altos costes.
La medida refleja la necesidad de Adidas de hacer frente a los objetivos, a menudo conflictivos, de satisfacer las tendencias de los clientes, que cambian cada vez más rápido, y de mantener unos costes de producción bajos. La externalización de las técnicas de próxima generación que desarrolló para las fábricas, como la impresión 3D mejorada, tiene sentido para una empresa que fabrica solo una pequeña parte de sus propios productos, dijo Cedric Rossi, analista de Bryan Garnier, por teléfono.
Desarrollaron experiencia y ahora enseñarán a los proveedores cómo usarla
La compañía deportiva alemana planea ampliar su oferta de calzado que se diseña y vende en semanas -en lugar de en meses o años- más allá de las zapatillas especializadas que se han fabricado en instalaciones de velocidad en Atlanta y Ansbach, Alemania, según un comunicado.
La instalación de Ansbach, que tiene un tamaño equivalente a la mitad de un campo de fútbol, solo ha necesitado unas 160 personas para fabricar 1.500 pares de zapatos al día, o 500.000 anualmente. El proceso altamente automatizado ha reemplazado en gran medida las costuras manuales y el pegado realizado por máquinas, fabricando zapatillas para correr en un día en comparación con los dos o tres meses necesarios en China y Vietnam, donde los componentes generalmente se transportan entre proveedores que producen piezas individuales.
La moda acompaña el activismo social
Adidas todavía está estudiando otros proyectos para fabricar productos en Europa y América del Norte, incluida la fabricación en tiendas de la compañía, si el proceso de fabricación se puede simplificar aún más.
La empresa alemana Oechsler AG, que operaba las fábricas de velocidad, dijo que entendía el movimiento de Adidas pero lo lamentaba. “Hemos obtenido información extremadamente valiosa que ya se ha incorporado y se seguirá incorporando a la producción de otras divisiones de Oechsler Group”, dijo la compañía en el comunicado.
La decisión de Adidas también se produce en un contexto de crecientes tensiones mundiales que afectan a la industria del calzado, cuya producción se encuentra principalmente en Asia. En mayo, Adidas firmó una carta abierta al presidente Donald Trump en la que advertía de los riesgos de aranceles entre Estados Unidos y China. Ese documento decía que los nuevos gravámenes a los zapatos fabricados en China serían “catastróficos para nuestros consumidores, nuestras empresas y la economía estadounidense en general”.
Posteriormente, el responsable ejecutivo de Adidas, Kasper Rorsted, dijo que la compañía no se ha visto afectada significativamente por los aranceles, ya que muy pocos de sus productos se fabrican en China y se envían a Estados Unidos.