Puede que el incremento de impuestos a la exportación con el nuevo gobierno de Argentina no cambie los planes de siembra de la poderosa nación agrícola por ahora. Pero muchos agricultores temen que este sea solo el primero de varios incrementos bajo el presidente Alberto Fernández.
Apenas cinco días después de asumir el cargo, Fernández aumentó los impuestos a los envíos de soja, harina de soja y aceite de la semilla oleaginosa a alrededor del 24,5%. Los envíos de maíz y trigo pagarán una tasa del 12%, frente al 6,5% previamente. Argentina es el mayor exportador de harina de soja utilizada para alimentación animal y aceite de soja para cocinar.
La rápida medida de Fernández -que la mayoría de los agricultores ya habían anticipado- ha infundido el pánico ante posibles nuevos aumentos.
Aunque Fernández quiere estimular las exportaciones a fin de generar los dólares necesarios para reanimar la economía y pagar las deudas, a los productores les preocupa que prevalezcan las actitudes hostiles hacia la agricultura, prevalentes entre algunos funcionarios de su coalición peronista.
“El problema es que este sea el comienzo de un concepto”, dijo Santiago Fernández de Maussion, agricultor en la provincia de Córdoba. “No sé si las tasas se mantendrán donde están”.
Si bien algunos líderes agrícolas expresaron su enojo por la medida el lunes y advirtieron que la producción en el cinturón de cultivos de la Pampa podría reducirse, las nuevas tasas son ligeramente más altas que en septiembre del año pasado. Fue entonces cuando el exlíder Mauricio Macri, un defensor de los mercados libres, recurrió a la subida de impuestos a la exportación para frenar el déficit fiscal bajo la presión del Fondo Monetario Internacional.
En consecuencia, el patrón de siembra de los últimos años, con cosechas récord de maíz y trigo, y cosechas de soja excelentes, no cambiará, dijo Eugenio Irazuegui, jefe de análisis en la correduría de granos Enrique Zeni. “Si estas tasas se mantienen, no habrá grandes cambios”, dijo Irazuegui por teléfono desde Rosario.
La preocupación para los agricultores era que los impuestos a las exportaciones de maíz y trigo volvieran a niveles de al menos un 20% de principios de esta década, reduciendo los márgenes de beneficios de esos granos y obligándolos a plantar soja más barata.
Pero las tasas establecidas en el fin de semana no ponen en peligro las secuencias de rotación en la Pampa por ahora. “No es tan malo como podría haber sido”, dijo Juan Ouwerkerk, presidente de Alfa, una cooperativa agrícola en el sur de la provincia de Buenos Aires. “La rotación de cultivos debería mantenerse estable”.
En cualquier caso, los efectos en la siembra no se verían hasta el próximo año debido a que el trigo de esta temporada ya se está cosechando. Y es demasiado tarde para revertir los planes para la soja y el maíz, que se están sembrando.
Sin embargo, los productores que anticiparon el alza ya han comercializado una gran proporción de esos cultivos, por lo que podría haber un impacto en los mercados mundiales de granos debido a la ralentización considerable de las ventas, lo que genera preocupación por los suministros argentinos, dijo Jacob Christy, operador de Andersons Inc., en un vídeo publicado por internet.