Hay una preocupación cada vez mayor de que las vacunas chinas contra el COVID-19 sean menos eficaces para contener la enfermedad, lo que plantea interrogantes en torno a países desde Brasil hasta Hungría que dependen de esas vacunas y el enorme esfuerzo de vacunación del propio país.
Mientras las vacunas desarrolladas por Pfizer Inc. y Moderna Inc., e incluso la vacuna rusa Sputnik v, han arrojado tasas de protección superiores a 90%, las candidatas chinas en general han reportado resultados de eficacia mucho más bajos. Una investigación publicada el domingo mostró que la tasa de la vacuna de Sinovac Biotech Ltd. –implementada en Indonesia y Brasil– apenas superaba 50%, con lo que escasamente cumple con la protección mínima que exigen los principales reguladores de medicamentos a nivel mundial para las vacunas contra el covid. Las otras vacunas chinas han reportado tasas de eficacia de entre 66% y 79%.
La ansiedad por esa disparidad se hizo pública el fin de semana cuando George Fu Gao, titular del Centro Chino para la Prevención y el Control de Enfermedades, dijo en un foro que había que hacer algo para solucionar la baja tasa de protección de las vacunas chinas, según el medio local The Paper.
COVID: un funcionario chino admite baja efectividad en las vacunas de ese país
La rara confesión de un alto funcionario pareció volverse viral en las redes sociales antes de que los censores de China entraran en acción para editar o eliminar rápidamente publicaciones e informes de los medios sobre los comentarios de Gao, quien luego se retractó, diciendo al periódico Global Times el domingo que sus comentarios fueron malinterpretados y que solo pretendían sugerir formas para mejorar la eficacia de las vacunas.
Gao sugirió que dar seguimiento a las vacunas con dosis adicionales de refuerzo y probar una mezcla de diferentes tipos de vacunas podría ayudar a abordar el tema de la eficacia, de acuerdo con Global Times.
Las preocupaciones ponen en tela de juicio una amplia parte del despliegue mundial de vacunas, particularmente en el mundo en desarrollo, ya que el dominio de los países más ricos de las existencias de vacunas de ARNm, altamente eficaces, ha hecho que que países como Turquía e Indonesia deban recurrir a las vacunas chinas.
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“Ellos mismos no confían” en su vacuna, dijo Therese Hesketh, experta en el sistema de salud chino del University College London. “En realidad hicieron un trabajo acelerado con la vacuna y los ensayos clínicos nunca se han analizado adecuadamente. Sé, por colegas en China, que de todos modos existe una gran indecisión entorno a las vacunas”.
Los desarrolladores chinos de vacunas han sido criticados reiteradamente por su falta de transparencia y por publicar después que sus pares extranjeros los datos completos de los ensayos en revistas médicas revisadas por pares. El estudio del fin de semana sobre el ensayo de fase avanzada de la vacuna de Sinovac en Brasil se conoce tres meses después de sus primeras lecturas de eficacia, mientras que la estatal Sinopharm aún no ha publicado datos completos de los ensayos de fase III de sus dos vacunas contra el covid.
Si bien otro estudio de Sinovac que involucró a más de diez mil personas en Turquía estimó la eficacia de la vacuna en 83,5%, esto solo aumentó las interrogantes en torno a la eficacia de la vacuna. La compañía ha dicho que las diferencias en la gravedad de los brotes, las diversas cepas en circulación del virus y la definición según la cual se identifican los casos de virus en los estudios han contribuido a los diferentes resultados en varios sitios de ensayos.
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“La confusión que ha surgido pone de relieve la importancia de la transparencia total en la publicación de los resultados de los ensayos en la literatura revisada por pares”, dijo Martin McKee, profesor de Salud Pública Europea de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
Una razón para la baja eficacia en el ensayo de Brasil, según los investigadores del estudio, fue que las dos dosis de la vacuna se administraron en un corto intervalo de 14 días. Los investigadores indicaron “una tendencia a una mayor eficacia” entre un número limitado de participantes que recibieron su segunda dosis en no menos de 21 días.