El gobernador del Banco de Inglaterra (BOE por su sigla en inglés), Mark Carney, nunca rehuyó las advertencias funestas sobre el brexit, pero en su último análisis llegó más lejos que nunca.
Tanto el BOE como el gobierno suponen que la economía podría ser un 11 por ciento más pequeña que si el Reino Unido permaneciera en la Unión Europea, pero el ritmo de la caída es mucho más veloz en la hipótesis del banco central. También prevé que la libra sufrirá una caída sin precedentes y quedará por debajo de la paridad con el dólar estadounidense.
Estas sombrías apreciaciones se conocen antes de que el acuerdo de Theresa May por el brexit sea sometido a una votación clave en el Parlamento el mes próximo. Dado que el pacto enfrenta críticas de todas partes, existen dudas respecto de la capacidad de la primera ministra para conseguir su aprobación y esta seguramente tendrá la esperanza de que el duro análisis de una situación hipotética desordenada baste para hacer cambiar de opinión a algunos.
Si bien Carney destacó que el peor caso hipotético presentado por el BOE no era su principal expectativa, May dijo que, si el Parlamento vota en contra de su propuesta, “algunas personas tendrían que tomar medidas prácticas en relación con el planeamiento para la ausencia de acuerdo”. Estas declaraciones, efectuadas ante una comisión de altos miembros del Parlamento, hicieron que la libra cayera 0,4 por ciento frente al dólar.
El costo económico de una salida sin acuerdo podría ser enorme. Para Hacienda, la brecha entre la producción económica por debajo del nivel de referencia y un brexit sin acuerdo alcanza un máximo de 10,7 por ciento después de 15 años. Para el BOE, llega a 10,5 por ciento en un plazo de cinco años, tres veces más rápido.
La cuestión es si esta última intervención de Carney cambiará algo. Los políticos anti-UE suelen desestimar al canadiense por ser excesivamente pesimista con respecto a las perspectivas del Reino Unido. También se lo critica debido a la percepción en algunos ámbitos de que los analistas se equivocaron en sus predicciones previas al referéndum de 2016, acusación que él rechaza.
A pocos minutos de conocido el comunicado de este miércoles, los defensores del brexit hacían fila para criticar a Carney. Jacob Rees-Mogg, que apoda al gobernador “sumo sacerdote del proyecto miedo”, dijo que éste no había entendido su función, en tanto la exministra del gabinete Priti Patel acusó al BOE de “debilitar su credibilidad y su independencia al dar tanta prominencia a estos pronósticos y escenarios económicos extremos”.
La parte más llamativa del análisis del Banco de Inglaterra fue una hipótesis más pesimista conforme a la cual la economía se contraía 8 por ciento en el plazo de un año y los precios de las propiedades se desmoronaban casi un tercio -al tiempo que creaba un shock de oferta que potencialmente requeriría aumentos agresivos de la tasa de interés. Las críticas no se limitaron a la esfera política, en tanto el exfuncionario del BOE Andrew Sentance -y hasta el premio Nobel Paul Krugman- expresaron dudas sobre los modelos.
Carney, por su parte, hizo hincapié en que tiene la responsabilidad de proteger la economía y de comunicar su análisis cuando el Parlamento lo requiere. Se esforzó considerablemente por explicar que las hipótesis son improbables y que no estaba haciendo pronósticos.
“Nuestra tarea no es esperar lo mejor sino prepararnos para lo peor”, dijo Carney en la conferencia de prensa. “Si hay algo para extraer de una avalancha de documentos y cifras y de la discusión de hoy, es que el núcleo del sistema financiero del Reino Unido está listo para el brexit, más allá de la forma que adopte”.