La confianza de los consumidores de la eurozona se acercó a su nivel más bajo desde los primeros meses de la pandemia, ya que la creciente inflación pesa sobre el poder adquisitivo y los hogares se preocupan por las repercusiones de la guerra de Rusia en Ucrania.
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Un indicador mensual de la Comisión Europea mostró una lectura de -23,6 en junio, por debajo del -21,1 de mayo y peor que la estimación mediana de -20,5 de una encuesta de Bloomberg a economistas.
La cifra casi iguala al mínimo histórico establecido en abril de 2020 cuando el covid-19 se extendía por todo el continente.
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La guerra en la frontera del bloque monetario y las renovadas tensiones en las cadenas de suministro globales han golpeado duramente a la eurozona. Se espera que la expansión económica se desacelere a finales de este año, y algunos bancos incluso advirtieron sobre una posible recesión, mientras que la inflación se ha acelerado a más de cuatro veces la meta del 2% establecida por el Banco Central Europeo.
El gasto de los consumidores se ha mantenido hasta ahora, debido a que las compras postergadas después de dos años de bloqueos por coronavirus compensan otros recortes. Sin embargo, hay escepticismo de que el impulso pueda durar, especialmente cuando el BCE se prepara para subir las tasas de interés por primera vez en más de una década.
