Los días en que los operadores golpeaban teléfonos y rompían computadoras se están convirtiendo en cosa del pasado.
Comportamientos como esos eran frecuentes cuando Deirdre Dunn de Citigroup Inc. comenzó en Wall Street hace dos décadas. Un colega incluso tenía un mini bate de béisbol en su escritorio para volver a armar su teléfono. Ahora que los bancos están desesperados por atraer a candidatos diversos a sus sagrados pisos de negociación, hay mucha menos tolerancia a este tipo de actitud violenta, dijo.
“Si miro cómo se negociaba cuando comencé, diría que un teléfono u ocasionalmente una computadora se rompía al menos una vez a la semana, o una vez cada dos semanas”, dijo Dunn, codirectora global de operaciones de tasas de Citigroup, durante una mesa redonda virtual realizada la semana pasada antes de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer este lunes. “Ese tipo de cosas ya no sucede, o rara vez sucede”.
Wall Street sabe desde hace tiempo que debe cambiar de un club de niños belicoso, y muchos de los bancos más grandes del mundo se han comprometido a aumentar la participación de las mujeres en sus escaleras corporativas. Ahora que la pandemia ha provocado que un número récord de mujeres abandonen la fuerza laboral por completo, esos esfuerzos son aún más importantes.
Por su parte, Citigroup ha estado trabajando para aumentar la proporción de mujeres, desde la vicepresidenta adjunta hasta el nivel de director gerente, para reforzar sus esfuerzos por cerrar la brecha salarial entre empleados y empleadas. Es el primero de los grandes bancos estadounidenses con una mujer como directora ejecutiva, y una de las pocas firmas financieras en revelar detalles de esa disparidad salarial de género.
Cuando la pandemia de covid-19 obligó a los ejecutivos de Wall Street a enviar trabajadores a casa en masa la primavera pasada, los gerentes tuvieron que ser indulgentes. Imágenes de sus operadores haciendo malabares entre el cuidado de niños o parientes ancianos y las demandas diarias de sus trabajos llenaron repentinamente las pantallas de Zoom.
A pesar del estrés adicional, las mesas de operaciones prosperaron. Los cinco mayores bancos de inversión de EE.UU. alcanzaron su primer año con más de US$100.000 millones en ingresos en más de una década. Todo eso significa que los ejecutivos han aprendido que pueden ofrecer la flexibilidad que las mujeres anhelaban y que a menudo dejaron las finanzas para obtenerla.
“El mundo no se va a terminar si me levanto más temprano, reviso mis correos electrónicos y luego, cada mañana, de 7 a 8, le doy el desayuno a mis hijos”, dijo Ayesa Latif, quien supervisa los equipos de ventas de divisas electrónicas de Citigroup en Europa, Medio Oriente y África, durante el evento. “Si uno necesita salir temprano para ir a una obra escolar o un juego deportivo y conectarse más tarde para terminar el trabajo, está perfectamente bien”.
Hasta ahora, la flexibilidad parece estar funcionando. La proporción de mujeres en cargos financieros en EE.UU. se ha mantenido estable, según datos del Departamento de Trabajo. En Bank of America Corp., la deserción entre las mujeres se mantiene en un mínimo histórico ya que el banco implementó un conjunto de beneficios vinculados al cuidado de niños en el último año.
Aun así, el porcentaje de mujeres que ocupan puestos en los pisos de negociación de Wall Street sigue siendo obstinadamente bajo. La mayoría de los estudios lo sitúan por debajo de 20%.
Arreglar eso no será fácil. Dunn dijo que ha recibido cierto rechazo a los esfuerzos de su banco por diversificarse, y algunos han planteado el tema de la discriminación positiva, o la práctica de favorecer a alguien para un puesto u oportunidad porque es miembro de una clase protegida.
“Otra cosa que comúnmente se discute mucho, desde mi perspectiva, especialmente en un piso de negociación, es ¿qué es el comportamiento agresivo? ¿O qué es el lenguaje agresivo?”, dijo Dunn. “Hay cierta discusión sobre ‘No estaba gritando, solo que mi voz es fuerte’”.
Para Dunn, eso solo significó sostener más discusiones con los altos ejecutivos en las que comparte los hallazgos de las encuestas masivas a empleados que Citigroup realiza cada año.
“Uno no rehuyes el hecho de que estas cosas existen”, dijo Dunn. “Ciertamente no se puede pretender que ese tipo de conversaciones no están sucediendo. Tienes que dirigirte a ellos de frente y discutirlo”.
HV