A medida que la economía mundial se derrumba y la pandemia de coronavirus se extiende por todo el continente americano, los nicaragüenses se preguntan dónde podría estar su presidente. Los ciudadanos no han visto al presidente, Daniel Ortega, de 74 años, desde una video conferencia realizada el 12 de marzo, en la que habló con otros jefes de estado centroamericanos sobre la respuesta al virus.
La semana pasada no asistió a una ceremonia fúnebre en honor al congresista sandinista Jacinto Suárez, un amigo con el que compartió celda en la década de 1970, mientras trataban de derrocar al dictador respaldado por Estados Unidos, Anastasio Somoza.
Nicaragua sufre un vacío de poder en un momento en que necesita una acción decisiva para frenar la propagación del virus, dijo el líder opositor Juan Sebastián Chamorro. “Todo pone en completa diferencia a Nicaragua con el resto de países centroamericanos. Estas negligencias son visibles, la gente las está notando, está esperando que el Estado responda a las necesidades de información”, dijo Chamorro al periódico local Confidencial.
Anteriormen te, Ortega desapareció durante semanas y luego vuelto a aparecer sin reconocer su ausencia. El Gobierno no respondió de inmediato a un correo electrónico enviado a la oficina de la vicepresidenta, Rosario Murillo, quien maneja las comunicaciones gubernamentales y también es la esposa de Ortega. Ella ha seguido realizando transmisiones diarias al mediodía y, a pesar del virus, ha alentado a las personas a disfrutar de las actividades de Semana Santa y a participar en marchas de apoyo al Gobierno.
El país celebró su maratón anual de verano el sábado y la temporada nacional de béisbol ha continuado ininterrumpidamente, al igual que otros eventos deportivos como el torneo nacional de boxeo, que atrae a gran cantidad de espectadores. El país ha reportado seis casos confirmados de Covid-19 y una muerte. La economía de Nicaragua se contrajo 5% el año pasado, según el FMI, su segundo año consecutivo de desaceleración, mientras el Gobierno toma medidas enérgicas contra los opositores.