Cuando Erik Prince, un importante contribuyente del presidente Donald Trump y magnate de la seguridad privada, viajó a Caracas en noviembre para conversaciones secretas con la vicepresidenta de Venezuela, no fue él la figura central que orquestó las reuniones.
La persona en cuestión es un controvertido negociador británico llamado Ian Hannam, según personas familiarizadas con la situación. Hannam, exbanquero de JPMorgan, organizó el viaje como parte de un esfuerzo de un año para explorar posibles inversiones en oro en una nación abatida por la crisis, dijeron las personas. La reunión de Prince con la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, fue reportada pero no el rol de Hannam.
La discusión sobre empresas mineras con Rodríguez plantea nuevas preguntas sobre si Prince, nativo de Michigan y hermano de la secretaria de Educación de EE.UU., Betsy DeVos, violó la ley del país que prohíbe hacer negocios con funcionarios sancionados. Hannam es británico y no está sujeto a las mismas restricciones.
El viaje es parte de una intensa lucha tras bastidores por la riqueza y los recursos de Venezuela, país en medio de un estancamiento político, sanciones internacionales y una crisis humanitaria. Juan Guaidó, líder de la oposición que ha sido reconocido como jefe de Estado interino por EE.UU. y más de 50 naciones, lucha por el control de la Asamblea Nacional con un legislador que tiene el respaldo del presidente, Nicolás Maduro, y Rusia
El plan de noviembre era ver si Prince podía ayudar con el tema de seguridad en las peligrosas regiones mineras de oro de Venezuela, donde Hannam buscaba negocios, dijo una de las personas. Prince, antiguo SEAL de la marina de EE.UU. y fundador de la firma de seguridad Blackwater, también presionó durante su visita por la libertad de seis ejecutivos de Citgo encarcelados durante su visita. Su esfuerzo por asegurar su liberación, cinco son ciudadanos estadounidenses duales, era una razón oficial para que el viaje de Prince que no fuera en contravía de las sanciones, dijeron varias personas. Esos prisioneros fueron luego trasladados a arresto domiciliario.
Cuando se le contactó para recabar comentarios, Hannam se negó a proporcionar detalles, diciendo solamente: “Nunca hablamos de negocios o de los seis de Citgo”.
Un abogado de Prince, Matthew Schwartz, dijo que su cliente fue a Caracas “como ciudadano privado” y “recibió una guía legal clara que siguió escrupulosamente. Mientras estuvo allí, no discutió ningún negocio ni recibió nada de valor”.
Elliott Abrams, el encargado especial del departamento de Estado para Venezuela, dijo en ese momento que las reuniones “parecen contravenir las sanciones de EE.UU.”.
La vicepresidenta, Delcy Rodríguez, no respondió a una solicitud de comentarios.
Hannam no es ajeno a Venezuela. En 2008, mientras estaba en JPMorgan, fue asesor financiero de un acuerdo en el que el minero ruso Peter Hambro invirtió en una asociación minera de oro venezolano con Rusoro Mining Ltd., empresa radicada en Vancouver. En ese momento, Rusoro era el socio de elección dl gobierno de Hugo Chávez.
Mucho en común
Prince y Hannam tienen mucho en común. Ambos tienen antecedentes militares, una propensión a la controversia y un gusto por las naciones bajo coacción donde los riesgos son tan grandes como las potenciales recompensas.
Ambos intentaron hacer negocios en Afganistán. Hannam cofundó una compañía estadounidense llamada Centar, que ha estado tratando de desarrollar activos de cobre y oro en la nación devastada por la guerra. En octubre de 2018, dijo que Centar había obtenido la aprobación para desarrollar esos activos del gobierno afgano después de años de retraso, agradeciendo a la administración Trump y al Departamento de Defensa de EE.UU. por financiar el proceso de licitación. Centar no está desarrollando los activos ahora porque el área está controlada por talibanes, que operan las minas.
El año anterior, Prince presentó un plan al presidente Trump sobre la privatización de la guerra en Afganistán utilizando contratistas de seguridad financiados por los recursos minerales estratégicos de la nación.
Blackwater, propiedad de Prince antes de venderla hace una década, se volvió infame después que sus empleados dispararon contra civiles iraquíes desarmados en 2007. Hannam, excapitán de las Fuerzas Especiales en el ejército británico, una vez fue llamado el “rey de la minería” por su rol en la asesoría a mineras importantes como BHP Billiton y su apoyo en la fusión de US$90.000 millones entre Glencore y Xstrata. En 2014 fue multado con 450.000 libras por la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido por abuso de mercado. Se dijo que Hannam, quien no disputó la multa, reveló información privilegiada a un cliente potencial en 2008 sobre su cliente Heritage Oil Plc. Nunca se sugirió que había actuado en beneficio personal. Después de la decisión, se le permitió continuar operando en la ciudad de Londres.
A principios de 2019, Prince propuso un plan que requería que miles de soldados contratados despojaran a Maduro del poder. En el viaje de noviembre, hizo un discurso menos agresivo para enviar personal de seguridad y ayudar a allanar el camino para nuevas elecciones presidenciales, el objetivo final de la administración Trump.
Funcionarios estadounidenses negaron que Prince actuó como su enviado secreto y amenazaron con sancionarlo. Sin embargo, Prince dijo a confidentes que varios altos funcionarios lo autorizaron y viajó bajo la protección de una licencia especial obtenida por un bufete de abogados que representa a una familia de los seis empleados de Citgo, indicaron dos personas familiarizadas con el asunto.