La misteriosa desaparición de un destacado crítico del gobierno saudita lleva a algunos líderes empresariales a desistir de participar en el evento “Davos en el desierto”, destinado a exhibir el plan de modernización del príncipe Mohámed bin Salmán para el reino desértico.
Funcionarios turcos alegan que Jamal Khashoggi, un columnista del Washington Post que vivía en un exilio voluntario, fue asesinado en el consulado del reino en Estambul luego de ingresar a la sede el 2 de octubre. Ahora dicen que tienen registros de audio y video que muestran que un grupo de seguridad saudita detuvo a Khashoggi en el consulado para luego darle muerte y desmembrarlo, informó el Washington Post. Funcionarios sauditas dicen que Khashoggi abandonó la sede ileso.
El asunto eclipsa la Iniciativa de Inversión Futura, un evento de tres días que estaba previsto inaugurarse en Riad en apenas dos semanas.
El multimillonario Richard Branson considera que el caso podría disuadir a compañías que hacen negocios con Arabia Saudita y ha interrumpido las conversaciones de Virgin Group para que el fondo de riqueza soberana saudita invierta en un emprendimiento espacial.
Las inasistencias ya confirmadas comprenden:
*El máximo responsable de Viacom Inc., Bob Bakish*El CEO de Uber Tecnologies Inc., Dara Khosrowshahi, que no asistirá a menos que surja una serie de datos por completo diferentes*El capitalista de riesgo Steve Case, a menos que surja “nueva información”*El propietario del Los Angeles Times, Patrick Soon-Shiong*La ejecutiva de HP Inc. Joanna Popper
El evento, al que extraoficialmente se da el nombre de “Davos”, comprende a ejecutivos como Joe Kaeser de Siemens AG –cuyo gigante de ingeniería es un “socio estratégico” para el cónclave- y Larry Fink de BlackRock Inc. En la organización del evento participan el enorme fondo de riqueza soberana saudita, el Fondo de Inversión Pública (PIF por la sigla en inglés) y el príncipe heredero, que el año pasado pronunció un discurso en el cónclave y se tomó selfies con los asistentes. Uber obtuvo una inversión de US$3.500 millones del PIF hace dos años.
Pero ahora el importante evento de inversión saudita se ve ensombrecido. El presidente estadounidense Donald Trump, que ha establecido una estrecha relación con los gobernantes sauditas, ha dicho que EE.UU. investiga el caso y legisladores han amenazado con tomar medidas contra el reino. Trump dijo que no se siente inclinado a bloquear las ventas de armas al gobierno saudita, como han sugerido senadores de su partido.
“Analizamos atentamente la situación”, dijo Brian Beades, un vocero del gigante estadounidense de gestión de activos BlackRock, cuando se le preguntó si Fink seguía planeando asistir. Hace un año, el CEO de BlackRock fue uno de los asistentes y elogió públicamente el rumbo de la economía saudita. La firma ha recibido en 2018 licencias de asesoramiento locales.
Entre los participantes registrados figura el CEO de JPMorgan Chase & Co., Jamie Dimon. El banco estadounidense declinó hacer comentarios sobre si Dimon sigue planeando asistir.
Los CEO deben equilibrar “el riesgo que corre su reputación si se los relaciona con lo que parecen ser hechos muy inquietantes” y “sus intereses empresariales a largo plazo” en Arabia Saudita, según Richard LeBaron, un exembajador de EE.UU. en Kuwait que en la actualidad es investigador no residente del Atlantic Council.
