El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, advirtió de una "catástrofe" inminente mientras las tropas sirias se preparan para la última gran batalla de una guerra civil de siete años y el defensor del régimen de Damasco, insistió en que la lucha contra el terrorismo continuará hasta el final.
Erdogan, que habló en una cumbre el viernes en Teherán entre Turquía, Irán y Rusia, instó a los otros líderes a apoyar su llamado a un alto el fuego inmediato en la provincia noroccidental de Idlib. El presidente ruso, Vladimir Putin, rechazó la solicitud y dijo que los tres países no pueden imponer su voluntad al gobierno ni a los rebeldes.
"Cualquier ataque, sea cual sea el motivo, inevitablemente conducirá a una catástrofe, asesinatos y una gran tragedia humanitaria", dijo Erdogan ante el destello de las cámaras de televisión. "No queremos ver nunca a Idlib convertirse en un lago de sangre. Tenemos que encontrar una salida racional en Idlib que pueda resolver nuestras preocupaciones de seguridad". Advirtió que millones de refugiados llegarían a Turquía si se producía un ataque importante.
La cumbre tripartita se produce en un momento crítico en el conflicto mortal de Siria. La intervención militar de Rusia hace tres años cambió el rumbo a favor del presidente Bashar al-Assad en un momento en que tenía menos de un cuarto del territorio de su país. Ahora, los principales patrocinadores, Moscú e Irán, buscan consolidar las ganancias a medida que se acerca la batalla en Idlib.
Comienza el bombardeo
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió a Assad esta semana de no cometer una "matanza" en la provincia noroeste. Los aviones de combate rusos ya están bombardeando Idlib, y las tropas sirias la han atacado.
Casi 3 millones de civiles viven allí, y las perspectivas de una catástrofe humanitaria son altas si el gobierno no permite una ruta de escape. Las Naciones Unidas estiman que hay 10.000 combatientes en la región con vínculos con Al Qaeda. Se estima que medio millón de personas han muerto en el conflicto sirio desde marzo de 2011 y 12 millones más han huido de sus hogares para buscar refugio dentro del país o en el extranjero.
Según un plan que será propuesto por Ankara, los militantes extranjeros serían desarmados y enviados de regreso a sus países de origen, informó el viernes el diario turco pro-gubernamental Sabah. El plan tiene como objetivo evitar un ataque importante contra los militantes a cambio de darles la oportunidad de abandonar el área si entregan sus armas al Ejército Sirio Libre, el principal grupo rebelde no islamista. Si los militantes se resisten al plan, pueden sufrir ataques dirigidos, según el plan.
El presidente iraní Hassan Rouhani insistió en que no puede haber ninguna concesión. "Es necesario que la lucha continúe hasta que todos los grupos terroristas en Siria, especialmente en Idlib, sean erradicados", dijo.