El grupo ambiental Greenpeace emplazó a la Unión Europea a prohibir los vuelos cortos en rutas en las que se disponga de viajes en tren en recorridos de menos de seis horas, en una señal de la creciente presión que enfrentan los gobiernos para tomar medidas más drásticas para evitar un desastre climático.
Más de un tercio de las 150 rutas de corta distancia más transitadas dentro de la UE tienen una alternativa ferroviaria viable con tiempos de viaje que se acotan a las seis horas, incluidas populares rutas como París-Ámsterdam, Madrid-Barcelona y Múnich-Berlín, según una investigación publicada el miércoles, pocos días antes de que comience la cumbre climática COP26.
Conexiones con Estados no pertenecientes a la UE como el Reino Unido, Noruega y Suiza brindan oportunidades adicionales para desplazar los vuelos, señala el informe de Greenpeace y el centro de estudios OBC-Transeuropa.
Los emplazamientos se producen solo días antes de que los comisionados se reúnan en Glasgow, Escocia, para sostener conversaciones que apuntan a evitar un catastrófico cambio climático. Greenpeace está buscando más fondos gubernamentales para mejorar la infraestructura ferroviaria, hacer que los viajes en tren sean más baratos y reactivar rutas infrautilizadas, incluidos los trenes nocturnos. Reducir el tráfico aéreo es esencial para disminuir de forma rápida las emisiones de dióxido de carbono, indicó el grupo.
Crece la expectativa por lo que se sucederá en la cumbre climática, COP26, en Glasgow
Greenpeace también está presionando para que se ponga fin a políticas que reducen el precio de los boletos aéreos, como exenciones del impuesto al valor agregado y el querosene, para ayudar a que los viajes en tren tengan un precio equitativo. Los monopolios en muchos servicios ferroviarios, incluidos los administrados por Gobiernos, son otro factor que tiende a encarecer los servicios de trenes.
Eliminar o innovar
El emplazamiento a adoptar una postura más estricta en cuanto a los viajes aéreos contrasta con los llamamientos de la industria de la aviación que insta a un impulso coordinado, con abundantes subsidios e incentivos, para acelerar la introducción de tecnologías como combustibles sostenibles para aviación, mientras lucha contra medidas más drásticas que aumentarían costos o reducirían los vuelos.
La industria de la aviación está sometida a una presión cada vez mayor por parte de Gobiernos y grupos climáticos para descarbonizar, un llamado que se ha amplificado antes de la cumbre climática. Si bien los vuelos de larga distancia son responsables de la mayor parte de las emisiones de la aviación, las rutas más cortas son más dañinas en términos por pasajero y por kilómetro debido a la energía que se requiere para despegar, según Greenpeace.
Los aviones emiten aproximadamente cinco veces más CO2 que los trenes en rutas similares, según el informe, una cifra que varía según el tipo de avión, la duración del viaje, si el tren es diésel o electrificado y cómo se genera la electricidad.
Los Gobiernos han tomado algunas medidas provisionales para limitar los vuelos, y hay políticos que están evaluando revivir una versión del extinto Trans Europe Express, que trasladaría pasajeros entre Alemania, Francia, los Países Bajos, Bélgica e Italia.
El operador estatal de trenes de España, Renfe, apunta a competir con Eurostar International Ltd. en rutas entre Londres y París a través del túnel que cruza el canal de la Mancha, informó esta semana el periódico El País.
Greenpeace y otros han pedido medidas más rápidas
“La UE debe dejar de volar hacia la crisis climática e implementar un plan serio para revitalizar nuestros ferrocarriles, en lugar de continuar apoyando el transporte aéreo sobre el ferroviario”, señaló Greenpeace en el informe. “En lugar de intentar volver a los insostenibles volúmenes de viajes aéreos del pasado, deberíamos centrarnos en adoptar soluciones menos contaminantes y más respetuosas con el clima”.
Impuestos y restricciones
La UE ha propuesto normas para impulsar la adopción de combustibles de aviación sostenibles y sugirió un impuesto sobre el combustible de aviación como parte de su paquete “Fit for 55”.
Algunos estados miembros han intentado restringir vuelos de corta distancia como parte de los paquetes de apoyo que rescataron a las aerolíneas con problemas de liquidez en el punto álgido de la pandemia de covid-19.
Austria ha señalado que impondrá un precio de boleto mínimo de 40 euros (US$45) para desalentar los viajes no esenciales y señaló que aumentará las tarifas en vuelos de menos de 350 kilómetros a 30 euros. Francia obligó a Air France-KLM a retirar servicios entre ciudades que estén a menos de dos horas y media de distancia en tren como parte de un rescate de 7.000 millones de euros en 2020.
Las exenciones han echado por tierra la medida francesa, por lo que, como resultado, es probable que solo un pequeño grupo de rutas sean prohibidas, indicó Greenpeace.
RB CP