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Una nueva "guerra" pone a prueba la imagen de Trump

Donald Trump se jactó una vez durante su campaña presidencial de que podría dispararle a alguien en medio de la Quinta Avenida y no perder votantes. Galería de fotos

Ex-Trump Lawyer Michael Cohen Charged With Eight Counts
Ex-Trump Lawyer Michael Cohen Charged With Eight Counts | Bloomberg

Donald Trump se jactó una vez durante su campaña presidencial de que podría dispararle a alguien en medio de la Quinta Avenida y no perder votantes.

Ahora esa sensación de invulnerabilidad enfrenta su mayor prueba, dado que de pronto debe defenderse de graves amenazas en dos frentes.

Por un lado enfrenta la investigación sobre Rusia que encabeza Robert Mueller, que cobra nuevas energías tras la condena del ex presidente de la campaña de Trump, Paul Manafort. Por el otro, podría enfrentar una nueva investigación federal sobre violaciones de campaña desencadenada por la declaración de culpabilidad de su ex abogado, Michael Cohen.

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Las bravuconadas de Trump podrían no bastar esta vez, a pesar de que lo ayudaron a superar tormentas que él mismo generó sobre raza e inmigración, así como múltiples escándalos vinculados con sus colaboradores y la investigación acerca de Rusia.

El poder de Trump de imponer su voluntad en Washington –o hasta de sobrevivir en el plano político- podría exigir repensar cómo trabaja su Casa Blanca, dijo Chris Whipple, autor de “The Gatekeepers”, un libro sobre los jefes de Gabinete de la Casa Blanca. La declaración de Cohen podría iniciar en la presidencia una crisis de proporciones nixonianas.

“No hemos visto nada parecido desde el verano (boreal) de 1973”, dijo Whipple. “Esta Casa Blanca se derrumba”.

Trump enfrenta el desafío con menos activos políticos que Richard Nixon o Bill Clinton durante las crisis de sus gobiernos. Es un recién llegado que no tiene aliados genuinos en el Congreso ni en Washington. Los escándalos lo envuelven desde el comienzo de su presidencia y cuenta con el apoyo de una base política relativamente magra, lo que queda demostrado por la persistencia del bajo nivel de aprobación a su gestión.

Peligro en noviembre

La amenaza se intensifica en momentos en que Trump enfrenta un referéndum de mitad de período sobre su presidencia. Si los demócratas ganan la Cámara de Representantes en noviembre, como parece cada vez más probable luego de los reveses legales de esta semana, el presidente puede esperar amplias investigaciones sobre su gobierno.

Hasta ahora Trump se ha mantenido fiel a su estilo.

Dio muestras de una moderación nada característica en las horas posteriores a la declaración de Cohen, pero volvió a Twitter el miércoles por la mañana para criticar a su excolaborador. Concedió una entrevista a Fox News, insistió en que se había enterado “más tarde” del dinero pagado antes de la elección a mujeres que afirmaban haber tenido aventuras con él y dijo que se había reembolsado esos pagos a Cohen de fondos personales de Trump, no con dinero de la campaña.

Cohen declaró bajo juramento en la corte federal que Trump le ordenó hacer los pagos en violación de la ley.

La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo a la prensa que Trump “no hizo nada malo” y que “no hay acusaciones en su contra”. También rechazó la necesidad de algún tipo de reorganización interna o de una respuesta urgente. “La Casa Blanca está concentrada en las mismas cosas que el día que llegamos aquí”, dijo. También rechazó que hubiera una crisis y dijo: “No lo vería de esa manera”.