En un esfuerzo por dar fin a la crisis de los ¨chalecos amarillos¨ que azota al país hace un mes, el presidente francés, Emmanuel Macron, instó a las compañías a pagar a sus empleados una bonificación de fin de año que no será gravada y eliminó los impuestos sobre las horas extra.
En un comunicado emitido por la televisión y las cadenas radiales francesas, Macron dijo que su país se encuentra en una encrucijada histórica y reconoció su parte de responsabilidad por la ira que se evidencia en las calles.
"En muchos sentidos, siento que los chalecos amarillos tienen razón de estar enojados", dijo en sus primeros comentarios públicos durante más de una semana. Comentó que Francia se enfrenta a "un estado de emergencia social y económica".
Emmanuel Macron declaró el estado de emergencia económica
Elegido para un mandato de cinco años con una mayoría en el Parlamento y sin elecciones de mitad de período, el trabajo de Macron estaría a salvo por ahora. Pero su capacidad para continuar con el ambicioso programa de reformas que ha establecido dependerá de la reacción del público ante su declaración del lunes en la noche.
"Dice que está cambiando, pero no debe volver a sus viejos hábitos dentro de unos meses", declaró Alain Bouche, representante de los chalecos amarillos, en la televisión BFM.
Fotos de otro sábado violento en París: saqueos, gases y mil detenidos
El movimiento de los chalecos amarillos comenzó con personas que vestían los chalecos de seguridad de sus autos para protestar por el aumento de los impuestos al combustible contemplado para enero. Luego se apoderó de las redes sociales y, a medida que ganaba impulso, los partidarios comenzaron a bloquear carreteras y depósitos de combustible.
A medida que las manifestaciones cobraron fuerza, las demandas de los manifestantes también cambiaron y se convirtieron en una reacción más amplia contra la caída del nivel de vida y el propio Macron.