A medida que cruzaban los corredores cubiertos de paneles de madera en el corazón del Parlamento británico, los operadores políticos del gobierno de Theresa May comenzaban a desesperarse.
Tras 10 días de duras críticas a sus planes para el brexit, se comenzaba a gestar una nueva rebelión. A esa hora había suficientes conservadores proeuropeos que amenazaban con destruir el plan de la primera ministra para dejar la UE y desafiar su autoridad. Los operadores del gobierno de May decidieron asumir una arriesgada estrategia.
Al final, ganaron, por un pelo, y May se salvó de lo que hubiese sido una derrota catastrófica. Pero las secuelas son amargas, y parece que la primera ministra ha pagado un precio muy alto, a medida que su gobierno pierde la confianza de los partidos. “Muy, muy malo”
May ahora enfrenta acusaciones de haber recurrido a sucias maniobras para ganar el voto del martes, afectando las reglas básicas de confianza, que son esenciales para el funcionamiento del Parlamento.
“Es muy, muy malo”, dijo Philip Cowley, profesor de Política en la Universidad Queen Mary de Londres. “Este es el tipo de cosas que, tal como ocurrió en los años 70, llevan a un colapso de las relaciones entre los partidos. Es una ganancia de corto plazo, a cambio de un problema de largo plazo”.
Era mucho lo que estaba en juego en la votación de la Ley de Comercio del martes. Durante más de un año, May ha hecho parte central de su plan para el brexit el sacar a Reino Unido de la unión aduanera con la UE, para poder negociar acuerdos comerciales con otros países. Pero May enfrenta la oposición de tories proeuropeos que quieren mantener estrechos lazos con el bloque.
Retiro, moción de censura
Los funcionarios de May esbozaron un plan radical, que incluía retirar toda la Ley de Comercio, si el gobierno perdía el voto sobre la crucial enmienda introducida por tories rebeldes. El siguiente paso, advirtieron los operadores a los tories rebeldes, sería convocar una moción de censura en el gobierno de May. Esto podría allanar el camino a una elección general, que podría resultar en una derrota para los tories e instalar al líder del Partido Laborista, el socialista Jeremy Corbyn, como primer ministro.
Si ganaba la enmienda sobre la unión aduanera, que abría la puerta a que Reino Unido permanezca en esta instancia con la UE, estaba garantizado que los tories probrexit tomarían represalias y tratarían de sacar a May del poder, advirtieron a los rebeldes.
Giro inesperado
Los críticos de May estaban confiados y creían tener el apoyo necesario para derrotarla. May perdió por 305 votos a 301, su segunda derrota en la Cámara de los Comunes, en la decisión de mantener a Reino Unido dentro del régimen de la UE para las medicinas. La libra esterlina, que ya estaba debilitada, extendió sus pérdidas.
El siguiente voto era el más importante: la unión aduanera. Pero esta vez, May ganó, por 307 votos a 301. Tan pronto se conocieron los resultados, comenzaron las preguntas: ¿Qué cambió? ¿Había jugado limpio el gobierno, o hubo una ruptura de un antiguo acuerdo?Esta vieja convención determina que los políticos que están enfermos o en avanzado estado de embarazo no están forzados a votar, porque desde el otro partido se acuerda eliminar a uno de los suyos para igualar los números. Es una especie de “acuerdo de caballeros”, que es central para el funcionamiento del Parlamento.
La demócrata liberal Jo Swinson está en licencia por maternidad. La legisladora proeuropea tenía como par al presidente de los tories, Brandon Lewis. Pero en lugar de restarse de la votación, siguiendo la convención, Lewis votó en línea con el gobierno y ayudó a May a ganar. La aparente maniobra sucia causó el enojo incluso de miembros del equipo de May.Los laboristas también reaccionaron duramente y demandaron que Lewis se disculpara, lo que hizo eventualmente.
Pero mientras la atención estaba en la división entre los tories, también hubo otra razón por la que May sobrevivió. Cuatro legisladores probrexit en el opositor Partido Laborista decidieron no respaldar a los tories rebeldes, a pesar de que recibieron la orden de hacerlo. En su lugar, los cuatro laboristas votaron alineados con May y mantuvieron vivo su plan para el brexit, al menos por un día más.