La capacidad de la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, para lograr el brexit quedó en duda cuando peleas internas de su Partido Conservador la dejaron con una mayoría peligrosamente pequeña, tambaleando de una votación a otra.
La mayoría de May se redujo a sólo tres votos después que adoptara las enmiendas de los partidarios del brexit a una norma clave de la legislación aduanera, y las propuestas fueron aprobadas por escaso margen en la Cámara de los Comunes a última hora del lunes. La cercanía de las votaciones y la intensidad de los sentimientos en ambos bandos de su dividido partido pusieron de relieve la magnitud de la tarea de May para lograr que el acuerdo definitivo por el brexit que negocia con la Unión Europea sea aprobado por el Parlamento.
Un décimo miembro de su gobierno renunció para poder votar contra ella –esta vez a favor de un brexit blando- y May necesitó el apoyo de tres rebeldes del opositor Partido Laborista para ganar. Enfrenta más votaciones el martes, incluida una por una propuesta para iniciar las vacaciones de los legisladores antes, algo que se vio como una táctica para evitar más complots contra ella.
La presión sobre el gobierno continuaría:
* Legisladores que estaban a favor de una relación estrecha con la UE propusieron una enmienda de último momento al Proyecto de Ley de Comercio, que se discute en el parlamento el martes y apunta a mantener al Reino Unido en una unión aduanera con la UE* La Comisión Electoral anunció multas para la campaña oficial a favor del brexit en el referéndum de 2016 por transgredir los límites de gasto y derivó dos personas a la policía por falso testimonio
Con su equipo dividido en dos respecto de la manera de manejar la cuestión más importante que enfrenta el país, el tiempo se está agotando. May sólo tiene tres meses antes de que venza el plazo de octubre para lograr un acuerdo de salida antes de la partida formal del país en marzo.
‘Traerá consecuencias’
Las rebeliones son “un preludio de la gran –y verdadera- batalla que se dará en el invierno, cuando la primera ministra vuelva con su acuerdo y sepamos cuál es la decisión. Y si ella puede continuar”, dijo el legislador conservador George Freeman, que solía presidir la junta de política de May, en un posteo en Instagram. “El brexit traerá consecuencias. Y no será fácil ni agradable”.
La noche del lunes mostró lo difícil que es para May trazar un derrotero entre los legisladores de su partido que están a favor y en contra del brexit. Hasta este mes, lo logró evitando tomar partido. Pero el 6 de julio, May adoptó una postura y propuso lo que se ha llamado el “Plan Chequers”, que mantendría al Reino Unido cerca de la UE después de su partida pero fuera de la unión aduanera.
Para May era la opción menos mala y apuntaba no tanto a satisfacer a alguien sino más bien a dar algo a cada uno. Pero los legisladores conservadores partidarios del brexit se indignaron. Dos miembros del gabinete –Boris Johnson y David Davis- renunciaron en señal de protesta y afirmaron que May no está cumpliendo con la ruptura clara con la UE por la que votó la población en el referéndum. Les siguió una serie de figuras de menor rango.