La variante delta se convertirá en la cepa predominante de COVID-19 en Estados Unidos, lo que aumenta las preocupaciones de que pueda conducir a un aumento en el número de casos en focos con bajas tasas de vacunación.
La contagiosa variante representó el 30% de las muestras positivas secuenciadas en EE.UU. durante el período de dos semanas finalizado el 19 de junio. Se prevé un aumento a 52% de los casos en las dos semanas hasta el 3 de julio, según Jade Fulce, portavoz de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del país.
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En junio, la agencia clasificó la variante B.1.617.2, identificada por primera vez en India, como una variante de preocupación. El 1 de julio, la Administración Biden anunció el despliegue de equipos de respuesta para combatir la propagación de la variante delta, y autoridades de salud de EE.UU. prometieron aumentar las pruebas y brindar terapias.
Las proporciones de la variante en todo el país varían, desde 30% en la costa noroeste del Pacífico hasta más de 80% en la región del medio oeste del país.
Fulce, de los CDC, enfatizó que las proporciones de la variante son difíciles de predecir debido a retrasos en los informes, la presencia de una serie de variantes y la cambiante incidencia. La agencia está buscando métodos para mejorar la vigilancia genómica con el fin de hacer predicciones más confiables, agregó.
La variante delta se está propagando por todo el mundo mientras los Gobiernos se apresuran a vacunar a sus poblaciones. La mutación ya ha obligado a algunos países a retrasar o repensar planes para flexibilizar las restricciones al comercio, la actividad y los viajes.
MF CP