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Internacional

El futuro gobierno de Brasil quiere eliminar el clientelismo

El presidente electo Jair Bolsonaro está intentando generar un cambio en torno a los favoritismos y las malas costumbres de la clase dirigencial. Galería de fotos

Brazil's Bolsonaro Considers Refugee Camps for Venezuelans
Brazil's Bolsonaro Considers Refugee Camps for Venezuelans | Bloomberg

Para bien o para mal, los presidentes y los partidos brasileños han confiado durante mucho tiempo en el clientelismo político y otros favores para hacer las cosas. El presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro, está intentando tomar un rumbo diferente.

Por lo general, los líderes de la nación más grande de América Latina han tenido que ofrecer puestos ministeriales a los partidos aliados para formar una mayoría de trabajo en un Congreso que tiene más de dos docenas de partidos. Sin embargo, tras años de escándalos de corrupción que socavaron la confianza en la clase política de Brasil, Bolsonaro eligió a su gabinete ignorando a los poderosos jefes de partidos.

"No negociaremos con las partes, sino con grupos", declaró Bolsonaro la semana pasada. "El modelo que se ha implementado hasta ahora, de ministerios por votos, no ha funcionado. Ha sumido a Brasil en la ineficiencia y la corrupción".

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"El modelo que se ha implementado hasta ahora, de ministerios por votos, no ha funcionado. Ha sumido a Brasil en la ineficiencia y la corrupción".

 

Si bien esta estrategia parece estar en consonancia con la promesa de campaña de Bolsonaro de romper con la política habitual, algunos de los políticos más experimentados del país se muestran escépticos a que vaya a producir el resultado deseado.

"El estilo de Bolsonaro es muy diferente a todo lo que hemos visto en relación con el Congreso", señaló Roberto de Lucena, diputado del partido de centro-derecha Podemos. "Hoy, no apostaría por el éxito de este modelo", indicó.

Reto

No solo cabe la posibilidad de que sea más difícil negociar con los grupos de trabajo, ya que, por definición, son menos homogéneos que los partidos, sino que también el equipo de Bolsonaro en su conjunto carece de experiencia política.

"El principal desafío del gobierno estará en el frente político", dijo Murillo Aragao, fundador de Arko Advice, consultora con sede en Brasilia. El todopoderoso ministro de Economía, Paulo Guedes, y Sergio Moro, el famoso juez anti-corrupción, han admitido que saben poco sobre cómo se hacen las cosas en los pasillos del poder en la capital modernista de Brasil.

Las autoridades militares, que ahora dirigirán cinco ministerios, no han manejado ninguna cartera significativa aparte del ministerio de Defensa en más de tres décadas.

Aún así, Bolsonaro nombró a un general para administrar la adopción de políticas y supervisar a Onyx Lorenzoni, el enlace del gobierno con el Congreso y uno de los pocos políticos experimentados en la nueva administración. Elegir a Carlos Alberto dos Santos Cruz, general retirado que encabezó una misión de la ONU en Haití, para ese trabajo demuestra que Bolsonaro intenta jugar duro con los legisladores, según el congresista Lucena.

Mientras que casi todos están de acuerdo en que el viejo sistema no funcionó, incluso los aliados reconocen que queda por ver si el nuevo sistema tiene éxito.

"No sabemos si esto va a fallar, pero tal vez por primera vez en Brasil, serán las ideas y no el regateo las que determinen los votos", comentó Efraim Filho, diputado del partido DEM.