China obtuvo el permiso de la Organización Mundial del Comercio para imponer US$3.600 millones en sanciones contra Estados Unidos, en un caso que –aunque anterior a la guerra arancelaria entre las dos economías más grandes del mundo– puede agregar una capa de tensión a las conversaciones en curso.
Los daños otorgados son los terceros más altos en la historia de la OMC. El caso comenzó antes de la guerra comercial de 18 meses entre los dos países, que ha dado lugar a aranceles que cubren alrededor de US$500.000 millones en bienes que van en ambas direcciones.
Si bien el fallo trata asuntos fuera de las negociaciones actuales para concluir la fase uno de un acuerdo comercial integral, le da a Pekín un arma nueva –y legal– para abofetear a la administración Trump si opta por hacerlo.
En mayo de 2017, la OMC dijo en un fallo de apelación que EE.UU. debía modificar su régimen antidumping, un revés para la forma en que Estados Unidos restringe las importaciones chinas baratas.
Pekín solicitó permiso para tomar represalias contra US$7.000 millones en bienes estadounidenses. En enero de este año, la OMC dio al Departamento de Comercio de Estados Unidos hasta el 22 de agosto para modificar sus metodologías antidumping o enfrentar la posibilidad de represalias chinas.