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PMI, de Pemex, declara fuerza mayor parcial en envío combustible

PMI, la rama comercial de Petróleos Mexicanos, ha declarado fuerza mayor en algunos cargamentos de combustible, aplazando otras cargas hasta más adelante en el año, luego de que las medidas para contener el brote de coronavirus golpearan la demanda.

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PMI, la rama comercial de Petróleos Mexicanos, ha declarado fuerza mayor en algunos cargamentos de combustible, aplazando otras cargas hasta más adelante en el año, luego de que las medidas para contener el brote de coronavirus golpearan la demanda.

Algunas entregas de combustible se pospondrán hasta la segunda mitad del año, según personas familiarizadas con la situación. A principios de mes, más de 70 buques cisterna esperaban descargar en los puertos de México y estaban desviando a aquellos en el puerto de Pajaritos hacia otros puertos para reducir la congestión, dijo otra persona, que pidió no ser identificada porque no está autorizada para hablar con la prensa.

El costo actual de mantener una carga en un barco frente a los principales puertos de México después de la fecha de entrega, lo que se conoce como sobreestadía, es de US$25.000 por día, según las tarifas de envío proporcionadas a Bloomberg. El retraso podría continuar hasta el cuarto trimestre del año y podría costarle a Pemex miles de millones de dólares, dijo una de las personas.

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Pemex declaró previamente una fuerza mayor sobre combustibles de PMI de mayo a julio, trasladando el manejo de la crisis de almacenamiento del país a su subsidiaria de comercio internacional. El término legal “fuerza mayor” típicamente describe un evento externo inesperado que hace imposible que una parte cumpla con sus obligaciones bajo un contrato. Pemex dijo durante su informe de ganancias la semana pasada que la demanda de combustibles cayó un estimado de 72% del 1 al 28 de abril, en comparación con el año anterior.

Pemex no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha ignorado todo desafío de Pemex en medio de la crisis del coronavirus. En su conferencia de prensa diaria el viernes, dijo que Pemex está comenzando a ver algunas ganancias con el ligero aumento en el precio del crudo. “Ayer el barril estaba en US$22. Con eso, tenemos ganancias”, dijo.

Los analistas son menos optimistas. Pemex registró la asombrosa pérdida récord de US$23.000 millones para el primer trimestre de este año y algunos anticipan que Pemex registrará mayores pérdidas en el segundo trimestre. Moody’s Investors Service rebajó sus bonos a nivel de basura el mes pasado, luego de varias rebajas de Fitch Ratings y S&P Global Ratings.

Sin embargo, la petrolera sigue siendo el núcleo del plan de López Obrador para poner fin a décadas de política energética neoliberal. Luego de asumir el poder en diciembre de 2018, el presidente izquierdista ordenó a Pemex construir una nueva refinería de US$8.000 millones en su estado natal, y canceló las subastas competitivas de petróleo y gas que le hubieran permitido a Pemex compartir la carga de desarrollo de campos petroleros en México.

La producción de la asediada perforadora ha disminuido todos los años desde un pico de 3,4 millones de barriles por día en 2004, y su deuda de más de US$100.000 millones es la más alta de todas las grandes petroleras. Sus refinerías estaban funcionando a una capacidad de 41% a finales de abril. Las plantas pierden más dinero cuanto más combustible producen debido a la falta de mantenimiento y renovación de maquinaria envejecida.