Los manifestantes a favor de la democracia han inundado las calles de Hong Kong durante semanas e incluso han obligado al aeropuerto a cerrar, pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha evitado en gran medida involucrarse. Eso no significa que no tenga influencia. Según una ley estadounidense, Trump tiene el poder de rescindir el estatus de Hong Kong como socio comercial preferencial, lo que en esencia convierte al centro financiero asiático en solo otra ciudad china. Un cambio de ese tamaño sería una escalada casi impensable de la guerra comercial entre EE.UU. y China, pero algunos legisladores en Washington han estado mostrando su apoyo.
1. ¿Qué puede hacer Trump?
Cuando Gran Bretaña devolvió Hong Kong a China en 1997, el gobierno chino prometió que la ciudad tendría un "alto grado de autonomía" en sus asuntos legales y económicos durante 50 años, bajo un acuerdo conocido como "un país, dos sistemas". En esos términos, EE.UU. acordó tratar a Hong Kong de manera diferente a la República Popular de China para fines comerciales, bajo la Ley de política de Estados Unidos y Hong Kong de 1992. Pero el presidente puede emitir una orden ejecutiva que suspenda ese trato especial si se considera que el territorio ya no es "suficientemente autónomo".
2. ¿Cuál sería el impacto?
Significaría que Estados Unidos, la economía más grande del mundo, trataría a Hong Kong como cualquier otra parte de China, en un momento en que cada bando de la guerra comercial está imponiendo aranceles sobre cientos de miles de millones de dólares en bienes. En un comentario publicado por la Cámara de Comercio de EE.UU. en Hong Kong se lee que esto tendría un "efecto negativo" sobre la inversión y el comercio de EE.UU. en Hong Kong y enviaría "señales negativas" a nivel mundial. "Es más o menos la opción nuclear contra Hong Kong", asegura Steve Tsang, director del instituto SOAS China de la Universidad de Londres. "Sería el comienzo de la muerte de Hong Kong tal como la conocemos".
3. ¿Es probable que Trump actúe?
No está claro. Su administración ha mostrado su disposición a utilizar tácticas poco convencionales en su guerra comercial con China, y las protestas de Hong Kong podrían proporcionar una herramienta de negociación. Trump ha enviado señales mixtas. Se ha referido a las protestas como "disturbios", en concordancia con el lenguaje utilizado en Pekín, y sugirió que EE.UU. se mantendría alejado de un problema interno chino. También dijo que China enfrentaba una "situación difícil" en Hong Kong, pero agregó: “[E]stoy seguro de que se solucionará. Espero que nadie salga lastimado, espero que nadie sea asesinado”. Luego publicó un tuit en el que vinculaba explícitamente las protestas con la guerra comercial.
4. ¿Cuál es la postura oficial de EE.UU?
En el informe estadounidense de 2019 sobre Hong Kong se lee que la autonomía de la ciudad es "suficiente, aunque disminuida". Después de que las protestas aumentaran en junio, el Departamento de Estado dijo que “la continua erosión” de la autonomía de Hong Kong pone en riesgo su “estatus de larga data en los asuntos internacionales”. La Comisión de Revisión Económica y de Seguridad Estados Unidos-China ha recomendado que Trump evalúe si Hong Kong debe seguir recibiendo tecnología estadounidense de doble uso –con aplicaciones militares y de consumo–, como la fibra de carbono utilizada para fabricar palos de golf y componentes de misiles.
5. ¿Qué dice el gobierno de Hong Kong?
La jefe ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, ha tratado de asegurar a los inversionistas que la ciudad todavía se adhiere al estado de derecho y tiene un poder judicial independiente. Lam defendió la ley de extradición propuesta como una forma de evitar que Hong Kong se convierta en un refugio para fugitivos y dijo que no socavaría la libertad de negocios. En julio, declaró el proyecto de ley "muerto", pero se ha negado a retirarlo formalmente, una demanda clave de las continuas protestas. También ha respaldado a la policía y dijo que la ciudad se arriesgaba a caer en un abismo. La Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao en Pekín ha afirmado repetidamente el apoyo de China a Lam y la policía local, pero se niega a descartar una intervención militar.