Mientras que el presidente electo, Joe Biden, se muestra más enérgico sobre la transición hacia la Casa Blanca, el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, autorizó este lunes 9 de noviembre a funcionarios del Departamento de Justicia a abrir investigaciones sobre posibles irregularidades en la elección presidencial, aunque reconoció que no hay evidencia concluyente.
Barr recibió el apoyo del líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, quien expresó que el presidente tiene “100% el derecho” de cuestionar los resultados de los comicios.
“Se deben contar todas las boletas legales. El proceso debe ser transparente”, declaró McConnell en el Senado.
Los grandes esfuerzos legales por objetar el conteo de los votos en varios estados se producen a pesar de que Trump y sus aliados no lograron suministrar evidencia de un posible fraude electoral generalizado.
El Departamento de Justicia afirmó que ni Trump ni nadie de la Casa Blanca le ordenó a Barr que tomara medidas, pero algunos legisladores republicanos firmaron una carta recientemente pidiéndole que interviniera.
A su vez, los demócratas dicen que las medidas representan lo que podría ser un esfuerzo del gobierno federal para cambiar los resultados de una elección en Estados Unidos, algo que no tendría paralelo en la historia moderna de la nación.
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Por su parte, Trump señaló que está animado por sus posibilidades de un segundo mandato: “¡GANAREMOS!” tuiteó el martes en la mañana. Mientras tanto, tiene hasta el 8 de diciembre para finalizar con cualquier impugnación legal.
Antes de la intervención de Barr, el impulso legal del equipo de Trump estaba perdiendo aliento. Varias demandas fueron desestimadas en Pensilvania, Nevada, Michigan, Arizona y Georgia, todos estados donde Biden tuvo ventaja. Rudy Giuliani, el abogado personal del presidente, criticó a los medios de comunicación por proyectar a Biden como el ganador durante el fin de semana.
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Por la noche del lunes, el equipo de transición de Biden insistió en que la administración de Trump declarara al demócrata como el ganador, un acto que liberaría millones de dólares en fondos y desbloquearía el acceso a recursos federales (como salas seguras para reuniones informativas de inteligencia y facilitación de llamadas del Departamento de Estado con líderes extranjeros). Así fue como el equipo de Biden amenazó con tomar acciones legales, dado que la ley dice que los recursos deben liberarse cuando haya un “ganador evidente”.
McConnell se niega a reconocer la victoria de Biden
“Se deben contar todas las boletas legales. El proceso debe ser transparente”, declaró McConnell en el Senado.
McConnell, senador republicano, comenzó a marcar terreno en oposición a las esperanzas de los demócratas de que se pudiera aprobar un proyecto de ley de estímulo, antes de que se establezca el nuevo Congreso y la administración, que proporcionaría apoyo económico a los estados, ciudades y estadounidenses afectados por el virus.
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El senador estadounidense, citando resultados positivos del ensayo de la vacuna contra el Covid de Pfizer Inc., renovó su postura de que el Congreso debería aprobar un proyecto de ley de estímulo limitado antes de fin de año. Los demócratas todavía están presionando por un paquete de ayuda mucho más grande, y el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, dijo que los republicanos “han propuesto soluciones totalmente inadecuadas”.
Es posible que Biden tenga que trabajar con McConnell una vez que preste juramento en enero si los demócratas no ganan las dos elecciones al Senado en Georgia, que se decidirán en una segunda vuelta el 5 de enero. Las dos bancas darían a los demócratas la mayoría más estrecha al dividir el Senado 50-50. En ese caso, Harris, como vicepresidenta, rompería cualquier empate.
Solo cuatro senadores republicanos han reconocido públicamente la victoria de Biden: Susan Collins, de Maine, Mitt Romney, de Utah, Lisa Murkowski, de Alaska, y Ben Sasse, de Nebraska. El expresidente George W. Bush, republicano, habló con Biden y lo felicitó por su victoria.
Joe Biden: “No importa cuál sea su partido. No importa por quién votó. Podemos salvar decenas de miles de vidas si todo el mundo usara un tapabocas”.
Administración de la pandemia
Biden y la vicepresidenta electa, Kamala Harris, iniciaron a abordar la pandemia de coronavirus. Este lunes, anunciaron un consejo asesor de 13 miembros que los ayudará a ellos y a su equipo de transición a crear políticas para reducir el brote.
Después de reunirse con el grupo de trabajo, Biden asumió su nuevo papel de mensajero en jefe, rogando a los estadounidenses a que usen tapabocas y adopten el distanciamiento social, y además advirtió que se avecina un “invierno oscuro” con casos de coronavirus en todo el país. “No importa cuál sea su partido. No importa por quién votó. Podemos salvar decenas de miles de vidas si todo el mundo usara un tapabocas”, concretó.
La composición del gobierno
Biden pasó la mayor parte del lunes en reuniones privadas con asesores a medida que comienzan a ocupar los principales cargos. Se espera que Ron Klain, el jefe de Gabinete de Biden cuando se desempeñó como vicepresidente, asuma ese papel en la Casa Blanca, y es probable que Ted Kaufman, el antiguo jefe de Gabinete de Biden en el Senado, se una a la administración como asesor del presidente.
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Otros que probablemente serán elegidos para los principales puestos son Jake Sullivan, Mike Donilon, Bruce Reed, Steve Ricchetti, Kate Bedingfield y Symone Sanders.
El esfuerzo de transición está bajo el liderazgo de Jeff Zients y Yohannes Abraham, quienes sirvieron en la administración de Barack Obama y podrían unirse al nuevo Gobierno en roles clave.