El impacto de las sanciones de la Unión Europea en su propia economía hasta ahora se ha limitado en gran medida a unos pocos sectores específicos, según una evaluación preparada por el brazo ejecutivo del bloque.
Las medidas restrictivas han causado problemas de suministro en sectores como la madera y los metales preciosos, pero las interrupciones más amplias se han debido principalmente a las tendencias del mercado global, la guerra de Rusia en Ucrania y las propias medidas de represalia de Moscú, según una persona familiarizada con el análisis.
La evaluación de impacto, que fue solicitada por los Estados miembros, se produce al tiempo que las naciones de la UE discuten propuestas para un noveno paquete de sanciones, que apuntarían al acceso de Rusia a los drones e impondrían más restricciones a las inversiones, los bancos y las exportaciones de tecnología.
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El bloque ha tratado de adaptar sus sanciones para castigar a Moscú más que a sus propios Estados miembros. Hungría, que se ha resistido a algunos de los esfuerzos de la UE para sancionar objetivos específicos, ha culpado a las sanciones del bloque por sus problemas económicos, pero el análisis sugiere que dichas críticas son exageradas.
A fines de noviembre, la UE había aprobado más de 150 medidas nacionales para mitigar el impacto de la invasión de Rusia contra Ucrania como parte de un marco de crisis temporal que permite flexibilidad dentro de las reglas de ayuda estatal, según la persona, que pidió el anonimato porque el documento no se ha hecho público. Las medidas suman 525.500 millones de euros (US$554.000 millones), según la evaluación.
A su vez, la UE ha tratado de aclarar o incluso modificar sus sanciones para asegurarse de que no afecten las exportaciones de alimentos de Rusia o limiten demasiado sus ventas petroleras.
Antes de la invasión de Rusia, se esperaba que la economía de la UE se expandiera significativamente, volviendo en gran medida a los niveles de producción anteriores a la pandemia. Sin embargo, la guerra ha elevado los precios y causado interrupciones en la cadena de suministro, además de que ha ejercido presión sobre las finanzas públicas a medida que los Gobiernos intentan mitigar el impacto del aumento de los costos de la energía.
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El aumento en los precios de la energía ha sido particularmente grave en la UE en comparación con Estados Unidos y Japón, lo que plantea desafíos para la competitividad y ha resultado en una reducción de la producción en varias plantas. Se estima que las medidas introducidas por los Estados miembros para limitar el impacto de los altos precios de la energía en los hogares y las empresas tendrán un costo presupuestario neto del 0,9% del producto interno bruto de la UE en 2022, según la evaluación.
Tras el impulso político para eliminar gradualmente la dependencia europea de Rusia y la prohibición del transporte marítimo de crudo, las importaciones de gas y petróleo rusos han disminuido significativamente y en la actualidad se sitúan en torno a un tercio de los niveles de principios de año, según la evaluación. El periodo de transición para la prohibición del transporte marítimo de petróleo, junto con las exenciones para el crudo suministrado por oleoducto, han permitido a los agentes del mercado asegurarse alternativas suficientes por el momento, solucionar los cuellos de botella en las infraestructuras y modernizar las refinerías.
Sin embargo, según la evaluación, las continuas interrupciones del suministro de gas ruso podrían empeorar las perspectivas de inflación y actividad económica. Ya se ha cortado el suministro en varias rutas.
Aunque el PIB de la UE creció en el primer semestre de este año, la tasa de inflación anual del bloque alcanzó el 11,5% en octubre y el crecimiento ha sido desigual en todo el bloque, con algunas naciones registrando tasas bajas o negativas. La confianza de los consumidores está en mínimos históricos y no puede descartarse una recesión, según la persona.
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Las restricciones a la exportación de la UE se han diseñado para minimizar el impacto en las cadenas de suministro. Las importaciones procedentes de Rusia han descendido a cerca del 9% del total del comercio de entrada desde el 40%-45% anterior a la guerra, y las importaciones clave han sido sustituidas por países como Turquía, Brasil, Corea del Sur e India.
Sin embargo, la prohibición de la madera ha contribuido al aumento de los precios y persisten algunos problemas de suministro de madera contrachapada y roble, según la evaluación.
Algunos productos escasean debido a la guerra y a las medidas adoptadas por Moscú, más que como consecuencia de las sanciones. Las importaciones de gases raros, como el neón y el xenón, necesarios para producir chips, se han desplomado.
Hasta ahora se han evitado en su mayor parte los golpes a las materias primas críticas, que no están sancionadas. Las importaciones de aluminio, níquel y titanio han aumentado, y las de paladio y cobre han disminuido ligeramente.
Según el análisis, uno de los puntos vulnerables que ha dejado al descubierto la guerra de Ucrania es la dependencia de la UE de los ferrocarriles y corredores rusos para el tráfico de mercancías con China.
Es probable que este problema repercuta en los costes de transporte y se suma a los retos que plantea el transporte aéreo de mercancías, así como a las dificultades de navegación en los puertos, principalmente chinos. El precio de los alimentos y los productos agrícolas, que en el caso de varios artículos iba al alza antes de la guerra, ha empezado a bajar, gracias en parte a la iniciativa del grano del mar Negro y al establecimiento de las llamadas vías de solidaridad, según la evaluación.