S&P Global Ratings rebajó la perspectiva de Brasil debido a que la pandemia de coronavirus amenaza la mayor economía de América Latina y la agenda de reformas del Gobierno.
El recorte de la perspectiva, de positiva a estable, refleja el temor a que el plan económico del presidente Jair Bolsonaro para reducir vulnerabilidades fiscales sea más lento de lo previsto, dijo S&P en un comunicado el lunes. Incluso después de que la pandemia se alivie, el “desacuerdo continuo entre los poderes ejecutivo y legislativo” agrava la incertidumbre, dijo S&P.
“Anticipamos que el crecimiento del PIB y el rendimiento fiscal de Brasil sufrirán un impacto en 2020 debido a la pandemia y al gasto extraordinario del Gobierno, antes de que se reanude la recuperación económica gradual y la consolidación fiscal”, dijo S&P en la evaluación de calificación, dirigida por la analista de Ciudad de México, Livia Honsel. “Recientemente, la relación del presidente con el Congreso, que ha sido tensa desde que asumió el cargo, se ha deteriorado aún más”.
Bolsonaro está en desacuerdo con los congresistas sobre la pandemia, mostrándose en contra de las normas de distanciamiento para evitar demasiado daño a la economía. Después de alcanzar un tono más conciliador la semana pasada, el presidente ha vuelto rápidamente a llamar a la pandemia “una gripe” e insta a los brasileños a volver al trabajo. También ha criticado reiteradamente a los gobernadores que han impuesto restricciones al movimiento de personas, culpándolos de la inevitable recesión que se avecina.
S&P mantuvo la calificación de Brasil sin cambios en BB-, tres escalones por debajo del grado de inversión y a la par con Omán, Bolivia y Grecia. Fitch Ratings tiene una calificación de BB- para Brasil y Moody’s Investors Service un escalón más alto.
El creciente número de casos de coronavirus en Brasil ha descarrilado negocios y planes de reforma considerados esenciales para enderezar las cuentas fiscales del país. El viernes, la cámara baja del Congreso aprobó una enmienda constitucional que permite al Gobierno aumentar el gasto para amortiguar la economía. Pocos esperan que sea suficiente para evitar una contracción, y los economistas han rebajado sus pronósticos de crecimiento y han descartado las expectativas de un repunte este año.
S&P había mantenido una perspectiva positiva desde diciembre de 2019, cuando dijo que la agenda de consolidación fiscal y de reforma de la nación latinoamericana, junto con las tasas de interés más bajas, contribuirían a un mayor crecimiento e inversión. Fue la primera y única de las tres principales calificadoras en mejorar la perspectiva a positiva y también fue la primera en rebajar la calificación de Brasil a “basura” a finales de 2015 en medio de las crecientes tensiones políticas y el aumento de la deuda pública.
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