Las ventas de bonos de grado especulativo están cayendo a un ritmo sin precedentes a nivel mundial a medida que suben las tasas de interés, en un doble golpe para las empresas más riesgosas que necesitan financiación en los próximos años.
Al 24 de octubre, la emisión de bonos corporativos de alto rendimiento se desplomó un 73% en comparación con el mismo período del año pasado, según datos LEAG compilados por Bloomberg.
La baja deja de manifiesto cómo los administradores de dinero han estado evitando el segmento de alto rendimiento incluso cuando los rendimientos se disparan, por temor a que los prestatarios puedan ser vulnerables a la inflación y la recesión económica que se avecina. Las preocupaciones sobre el posible riesgo de default han dificultado a los prestatarios con calificación basura el acceso al capital a través de los mercados públicos.
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“Estamos muy lejos de todo lo observado en los últimos 10 a 12 años”, dijo Nick Kraemer, jefe de análisis de desempeño de calificaciones de S&P Global Ratings. “Las empresas en algún momento tendrán que regresar a los mercados primarios, pero por ahora la emisión aún es escasa y los vencimientos en los próximos meses parecen ser muy limitados”.
La emisión se situó en US$206.700 millones al 24 de octubre frente a los US$775.500 millones en el mismo período de 2021, según datos de Bloomberg, una caída que supera la registrada durante la crisis financiera. Se produce después de que el año pasado se alcanzara un récord para la emisión de bonos de grado especulativo, cuya venta a nivel mundial alcanzó los US$878.000 millones.
El marcado descenso muestra la rapidez con la que ha empeorado la economía global, a medida que los encargados de la política monetaria cambiaron su estrategia respecto de las tasas de interés a un ritmo sin precedentes. El mercado ha pasado de registrar el año pasado múltiples transacciones por día a una situación actual en la que pueden pasar semanas sin que se ofrezca un solo bono de alto rendimiento.
Dado que es probable que aumenten más las tasas de los bancos centrales ya que la inflación no muestra signos de desaceleración, se hace aún más improbable que los rincones más riesgosos de los mercados crediticios vean una avalancha de acuerdos en el corto plazo.
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Mirando a futuro
Las emisiones de alto rendimiento son impulsadas por la refinanciación de los bonos existentes y por la deuda que debe asignarse para respaldar nuevas compras apalancadas. La perspectiva para ambos casos sugiere que el volumen de acuerdos seguirá siendo escaso.
Sobre el papel, los bonos de alto rendimiento no se enfrentan a un muro de vencimientos en el corto plazo. De hecho, el año pico para los vencimientos de bonos basura corporativos de Estados Unidos no es hasta 2029, y la deuda denominada en euros alcanzará su punto máximo en 2026, según datos de Bloomberg.
Eso se debe a que la mayoría de los emisores aprovecharon la oportunidad durante la segunda mitad de 2020 y 2021 para reprogramar los plazos de sus deudas. Los pocos que no lo hicieron, y que ahora se encuentran con una madurez cercana, están buscando formas alternativas de abordarlos.
RM