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Pandemia de coronavirus

México lleva una vida normal mientras el coronavirus aumenta el terror

A mediados de marzo, cuando gran parte del mundo estaba en cuarentena debido al coronavirus, el presidente Andrés Manuel López Obrador, seguía abrazando y besando a los electores. Hace ocho días, los instó a seguir comiendo en restaurantes.

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Ciudad de México. | AFP

A mediados de marzo, cuando gran parte del mundo estaba en cuarentena debido al coronavirus, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, seguía abrazando y besando a los electores. Hace ocho días, los instó a seguir comiendo en restaurantes.

Sin embargo, afectado por las críticas mundiales y la desaprobación en encuestas nacionales, el mandatario populista de izquierda, conocido como AMLO, los últimos días comenzó a mostrar cambios. Envió a sus casas a los empleados gubernamentales que no cumplían labores esenciales e instó a las empresas a hacer lo mismo; prometió no dar más abrazos y promovió el lavado de manos. No obstante, instó a los mercados tradicionales a permanecer abiertos y mantuvo los aeropuertos en funcionamiento.

Ahora, a medida que el virus se multiplica por el país de 129 millones de habitantes y que limita con Estados Unidos, los expertos en salud se preguntan cuánto más destructivo será su paso.

"Tarde, incorrecto y lento"

"La respuesta de México ha sido tarde, mala y lenta y va a tener consecuencias porque va a morir mucha gente", dijo Carlos del Río, especialista en enfermedades infecciosas de Emory University en Atlanta, Georgia. “No hay razón para creer que el virus aquí debería comportarse de manera diferente. Los casos están aumentando de forma exponencial".

La Secretaría de Salud afirma que ha seguido las directrices de la Organización Mundial de la Salud y que tomó medidas cuando el virus comenzó a propagarse. Las escuelas cerraron el 20 de marzo y los 51 sitios de prueba del país ampliaron su cobertura cuatro días después. El sábado, el ministro de salud de facto hizo un llamado a los mexicanos a quedarse en sus hogares e indicó que era la "última oportunidad" para frenar el virus.

Cuando se le pidió que respondiera a las críticas, Jesús Ramírez, el vocero del presidente, dijo: "El Gobierno de México pone en el centro la vida de la gente y mantuvo un equilibrio entre las medidas sanitarias y proteger lo más posible la economía, sobre todo la economía popular".

Aún así, hasta el sábado, México había aplicado el test a solo 7.800 personas. Esta cifra es similar a la de Ecuador, que tiene una población de 17,5 millones.

El domingo por la noche, los casos confirmados de coronavirus en México alcanzaban los 993, el doble respecto de cuatro días antes. Las muertes ascendían a 20. Entre los infectados hay dos gobernadores estatales. López Obrador dijo el lunes por la mañana que los funcionarios de salud se reunirán para establecer medidas adicionales para contener el virus en el país.

"Nos beneficia que la población mexicana es mayoritariamente joven", dijo. “Tenemos una edad promedio de 28 años. Esto nos ayuda mucho ". Pero el presidente agregó que la alta tasa de diabetes en México puede complicar los casos.

Algunos trabajadores de la salud están preocupados. Trabajadores del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias protestaron a principios de este mes por la falta de gel antibacterial y equipos de protección.

Economía informal

El dilema que enfrenta López Obrador es que la mayoría de los mexicanos trabajan en la economía informal y si no trabajan, es posible que no puedan comer. En gran medida es por estas personas que López Obrador dudó de ordenar una cuatentena total.

Alguien que se reúne de forma regular con AMLO dijo que nunca le gustaron los cambios abruptos.. La fuente, que habló bajo condición de anonimato para no enemistarse con el presidente, dijo que lentamente llegó a comprender que el coronavirus requiere medidas drásticas. El país también lo está comprendiendo lentamente.

Mercados llenos

Pero gran parte de los habitantes del país está compuesta por personas que no pueden dejar de trabajar ni siquiera por un día. Por lo tanto, algunas líneas de metro y autobuses permanecen relativamente llenos, algunos mercados todavía están muy concurridos y los pequeños restaurantes conocidos como "fondas" aún atienden clientes.

En algunas ocasiones AMLO adoptó un enfoque fantasioso del virus y dijo que los amuletos y la honestidad son el mejor camino a seguir.

No es el único funcionario público que minimiza los riesgos. La semana pasada, el gobernador del estado de Puebla, Miguel Garbosa, dijo que la gente pobre era inmune al virus porque solo afectaba a los ricos. Y Ricardo Salinas Pliego, un multimillonario que forma parte del consejo asesor de AMLO, hizo un llamado a las personas a seguir viviendo con normalidad.

"La decisión de detener a un país no es positiva, sobre todo cuando se basa en el miedo y en una premisa falsa: que Covid-19 significa muerte", tuiteó.

México, por supuesto, es uno de los muchos países con una gran población de jornaleros que sufren si se ven obligados a quedarse en casa. Pero en muchos otros países, como India, Nigeria o El Salvador, el Gobierno tomó medidas enérgicas para detener el virus. En Brasil, por el contrario, el presidente, Jair Bolsonaro, minimizó los riesgos y se enfrentó con los gobernadores estatales que están tomando medidas más drásticas.