La actriz Carmen Barbieri confesó haberse colocado en Estados Unidos un “chip sexual” para mejorar su libido. A sus casi 60 años, la vedette mostró esta semana su nueva figura (post múltiples cirugías estéticas) y confesó detalles de su renovada sexualidad, que disfruta junto a su novio 28 años menor. “Yo lo llamo ‘el chip de las ganas’. Te ponen en la cadera algo del tamaño de un grano de arroz que larga testosterona. Eso te ayuda a adelgazar, a que crezca el pelo, a que te cambie el humor, te lubrica la piel y te aumenta el deseo”, le dijo a la revista Gente.
El “efecto Carmen” disparó en las mujeres el interés por las opciones disponibles para mejorar la vida sexual después de los 50 años, edad en la que suele llegar la menopausia. En el caso del chip, que no está aprobado ni se comercializa en la Argentina, se trata en verdad de un implante subcutáneo que libera testosterona en forma progresiva. El antecedente más conocido es el de la actriz Jane Fonda, de 75 años, quien confesó en 2011 que la testosterona había marcado “un antes y un después” en su vida.
“Los tratamientos hormonales en Argentina cuentan con comprimidos, parches y geles que funcionan fantástico y le permiten a la mujer tener una muy buena calidad de vida y una sexualidad satisfactoria”, aseguró Silvina Witis, coordinadora de la subcomisión Comunidad de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires. “La utilización de testosterona existe ,pero no es lo más frecuente dado que aún desconocemos los efectos que puede tener a largo plazo”, agregó.
Dosis correcta. Por su parte, Clelia Magaril, profesora del Máster en Climaterio y Menopausia de la Sociedad Internacional de Menopausia, explicó que “el tratamiento hormonal debe basarse en la historia clínica de cada paciente (antecedentes de ACV, infarto o enfermedad tromboembólica), en su situación premenopáusica y en estudios ginecológicos”. Considerando eso, en presencia de calores o si hay desgano y sequedad vaginal, se inicia un tratamiento que combina estrógenos con progesterona. “Sólo ante la falta de deseo sexual se puede administrar a dosis baja y controlada testosterona natural pura”, sostuvo.
La cuestión de la dosis no es menor ya que, según la especialista, las guías internacionales sugieren extremo cuidado. “Sabemos que las hormonas no son preventivas de la osteoporosis o los problemas cardíacos. Por eso las indicamos sólo los especialistas y ante síntomas propios de la menopausia, como los sofocos y la atrofia vaginal: sequedad, cistitis a repetición o falta de lubricación”.
Además, Magaril advirtió: “Hay que prestar atención a la vía de administración, ya que no es lo mismo la oral que un parche. En Argentina, por ejemplo, las cremas con testosterona de uso local no tienen dosis tan bajas como querríamos. Entonces, hay que hacer un control muy minucioso”. Entre los efectos positivos de la testosterona, hormona por excelencia masculina, cuando se usa en las mujeres con libido disminuida –a dosis muy baja y controlada– se cuentan el mejoramiento del deseo sexual, el humor y la fuerza.
Nueva etapa. “En los últimos años, el enfoque sobre la propia salud cambió. Sumado a eso, las mujeres están ‘más liberadas’ y tienen participación activa: preguntan y saben más. En el consultorio de climaterio tratamos lo referido a esta etapa y sus síntomas –calores, disminución del deseo sexual, sequedad vaginal, alteraciones del sueño o cambios en el estado de ánimo– y evaluamos si el cuadro amerita un tratamiento con hormonas”, sostuvo Alejandra Belardo, jefa de la sección Endocrinología Ginecológica del servicio de Ginecología del Hospital Italiano.
En este sentido, las especialistas consultadas coincidieron en que la utilización de hormonas no tiene que ver sólo con vivir el sexo plenamente, sino con transitar de mejor manera el climaterio. “No es algo menor, porque se trata de la etapa más extensa que vivirá una mujer, por lo que debe estar acompañada de los médicos, que muchas veces desestimamos las dudas o aducimos falta de tiempo”, concluyó Rita Caro, ginecóloga y miembro de la Comisión Directiva de la Asociación para el Estudio del Climaterio.
Más allá de la genitalidad. “Si bien la pérdida de estrógenos condiciona la lubricación y disminuye el deseo sexual, tanto esto como la sequedad vaginal son situaciones evitables porque el sexo es mucho más que genitalidad. Hay que considerar aspectos culturales, de vínculo, de tiempos y de disfrute del propio cuerpo, así como fomentar la incentivación y la creatividad, evitando ubicarse en una situación de depresión o ciclo terminado”, postuló Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo, autor del libro Sexo y sexualidad.
Por su parte, Diana Resnicoff, psicóloga, sexóloga clínica y secretaria científica de la Sociedad Científica de Sexualidad Humana, explicó que “el deseo sexual femenino post menopausia tiene mucho que ver con lo que pasaba antes del climaterio. Si una mujer antes del climaterio no era muy entusiasta del sexo o ya había perdido el deseo, eso no cambiará. Es ante una situación de diferencia cuando, más allá de las hormonas y la parte médica, hay que empezar a cuestionar qué está pasando”.