CIENCIA
brasil vota en octubre

Con la mira en 2018, Lula ya imagina un rol protagónico en un segundo período de Dilma

Quiere ocuparse del vínculo con las bases del PT y la oposición. En su entorno dicen que jugará un “papel activo”. El objetivo sería posicionarse para regresar al poder.

|

Ya no será como hasta ahora: si Dilma Rousseff gana los comicios presidenciales de Brasil en octubre, comenzará su segundo mandato sin la posibilidad de una nueva reelección en su horizonte. La Constitución brasileña sólo permite dos períodos consecutivos en el Ejecutivo, por lo que la jefa de Estado se embarcará en una inevitable cuenta regresiva hacia su despedida del Palacio de Planalto en 2018. Con Rousseff fuera de carrera, el Partido de los Trabajadores (PT) ya no tendrá pruritos para apostar por el regreso al poder del político más popular del país: Lula da Silva.
Según la prensa brasileña, Lula imagina para sí mismo un papel protagónico en un eventual nuevo gobierno de su sucesora, que le permita posicionarse de cara a las siguientes elecciones presidenciales. En el entorno del ex mandatario no niegan su intención de mantenerse en la primera línea de fuego, como de hecho siempre lo hizo en su carrera. “Lula nunca dejó de tener un papel activo en la política brasileña y, como buen militante político e independientemente de cargos públicos, tampoco dejará de tenerlo en el futuro –dijo a PERFIL José Crispiniano, vocero del Instituto Lula–. En un eventual segundo gobierno de Dilma, él colaborará con la presidenta del modo en que ella lo defina”.
Días atrás, el diario brasileño Valor publicó un informe elaborado en base al testimonio de fuentes cercanas al ex presidente en el que se revelan sus pretensiones para después de enero de 2015. De acuerdo con el periódico, su principal función sería la de “mantener unida a la base política y social del gobierno”, actuando como un articulador entre Rousseff y la estructura partidaria del PT. También se encargaría de aceitar la relación del Ejecutivo con el Parlamento y la oposición. Se convertiría, de esa forma, en una especie de “jefe de gabinete” sin cargo.
Al mismo tiempo, Lula podría ocuparse de temas espinosos para Rousseff, como el debate por el proyecto de ley de medios que impulsa un sector del oficialismo encabezado por el presidente del PT, Rui Falcao. El ex jefe de Estado ha sido mucho más frontal en sus críticas a la prensa que la actual presidenta, por lo que no debería extrañar que asuma ese rol.
A fines de 2011, Lula había quedado parcialmente relegado de la escena política luego de que le detectaran un tumor en la laringe por el que debió tratarse durante varios meses. Sin embargo, el ex sindicalista retomó su habitual hiperactividad luego de las protestas ciudadanas contra el gobierno de Rousseff a mediados del año pasado, cuando se puso al frente de la defensa de la administración petista y exhortó a la militancia a que cerrara filas detrás de Dilma.
Aquellos episodios de malhumor social en ciertos sectores medios condujeron a una caída en las encuestas de la presidenta, lo que llevó a que algunos cuadros medios del PT comenzaran a alentar por lo bajo el famoso “Vuelve Lula”. Sin embargo, el propio Lula –el político brasileño con mejor imagen en los sondeos desde hace años– frustró ese deseo al impulsar la candidatura de Rousseff para octubre y al convertirse incluso en el jefe de la campaña de su ahijada política.
Desde que la convención nacional del PT confirmó la postulación de Dilma semanas atrás, Lula adoptó un papel mucho más activo en cuanto a apariciones públicas y en su relación con la prensa local e internacional. Quizás una antesala de lo que él mismo se figura para los próximos cuatro años, cuando el “Vuelve Lula” tomará un significado distinto y acaso mucho más tangible.

Rousseff, arriba por muy poco
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, sigue encabezando los sondeos sobre intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre, pero podría tener que ir a un ballottage con su principal rival, Aecio Neves, según una encuesta publicada ayer por el Instituto Sensus en la revista Istoé.
Rousseff tiene 32,2% de intención de voto frente al 31,6% que obtenía en junio, mientras que Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), sacaría un 21,5%, frente al 21,1% que poseía en junio.
Pero si la votación del 5 de octubre exigiera un ballottage Dilma obtendría una victoria por muy escaso margen en la segunda vuelta.
A pesar de que la actual mandataria mantiene una sólida ventaja para la primera ronda, la encuesta indica que en el ballotage llegaría al 36,3%, mientras que Neves alcanzaría el 36,2%. Ese empate técnico contrasta con los números de junio, en los que la diferencia entre ambos postulantes al Palacio de Planalto era de más de cinco puntos.