Hace un año, el recorte del 60% de las vacantes de ingreso a la carrera de investigador del Conicet –debido a la falta de presupuesto– derivó en un conflicto con becarios y la toma por cinco días del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Para resolver la disputa, el Gobierno se comprometió a extender las 489 becas (tras reconsideraciones el número final fue de 451) de los investigadores que habían sido recomendados y no habían ingresado al Conicet hasta el 31 de diciembre de este año, mientras se avanzaba en la integración de los doctores a los distintas universidades y organismos de ciencia y técnica.
Finalmente, y tras la firma de un acuerdo con la cartera de Educación, 362 becarios fueron incorporados a 42 universidades públicas nacionales como docentes investigadores con dedicación exclusiva y hay otros diez cuyo ingreso se está resolviendo esta semana, según informó el Ministerio en una rueda de prensa. Las incorporaciones impactaron en dos provincias: Chubut y Mendoza. “Fuera del programa se autoresolvieron 62 casos, la mayoría porque entraron a empresas privadas o fueron a hacer sus estudios al exterior. Luego hay once personas que ya se incorporaron al INTA y otras seis que lo están haciendo a la Conae, el Instituto Antártico Argentino y el Anlis”, detalló Agustín Campero, secretario de Articulación Científico Tecnológica.
El ministro Lino Barañao dio por solucionado el conflicto y celebró el proceso al destacar que “por primera vez se logro una política coherente de inserción racional de recursos humanos”. Además, confirmó que este año van a ingresar a la carrera de investigador 450 becarios. “En España se crean entre cuatro y cinco posiciones permanentes por año. En Israel hay un cargo por institución. En Estados Unidos hay 80 mil posdoc y se crean 2.400 vacantes. En Argentina las condiciones son más favorables para que un doctor tenga un cargo de investigación estable, ya sea en el sector público o privado. No hay riesgo de que haya una fuga de cerebros ni mucho menos”, aseguró.
“El Conicet es el único organismo del estado que aumenta su planta en un contexto que apunta a lo contrario, esto es un hecho políticamente destacable. No hay una política de reducción, ni de ajuste”, aseguró. Barañao también ratificó que en dos años se duplicó el presupuesto en ciencia y tecnología, pasando de $10.747 millones que se presentaron en la ley de presupuesto 2015 frente a $19.271 millones (mas una cuota de 2.000 millones de crédito fiscal) que se presentaron en la ley de presupuesto 2018. Aunque no dio cifras ajustadas a la inflación.
Según un análisis realizado por del doctor Fernando Stefani el proyecto de ley de presupuesto enviado por el Poder Ejecutivo Nacional plantea una nueva reducción de la inversión pública en ciencia y técnica. “Para 2018 se propone una reducción nominal de 0,1% en la función Ciencia y Técnica. Según la propia meta de inflación del PEN, esto implica una inversión real disminuida en un 15,8%”.
La semana pasada los ganadores al premios Houssay y Sábato, entre ellos el Investigador del año Gabriel Rabinovich, presentaron una carta pidieron que "se incrementen los fondos asignados a la investigación, desarrollo y tecnología y que aumenten la inversión en ciencia y técnica al 1,5% del PBI de acuerdo a lo prometido”.
