CIENCIA
Preocupación

Crisis salarial en el CONICET: los salarios de investigadores se acercan al nivel de 2001

La caída de ingresos para la Carrera de Investigador, coloca a la principal institución científica frente a una crisis que compromete el sistema de investigación. Referentes internacionales y científicos autoconvocados apoyan una propuesta de resolución.

Más ingresos en el CONICET
| CONICET

En años recientes, los investigadores e investigadoras del principal órgano científico del país, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, CONICET, hemos sufrido una caída pronunciada de nuestros ingresos, que representa una pérdida del 50% del poder adquisitivo con respecto al año 2015. Esa baja se suma a un empeoramiento de las condiciones salariales que, en comparación con el mejor año de los últimos diez, 2011, representa un 70%. Para finales de este año, los sueldos de los científicos y científicas del CONICET van a ubicarse en su peor registro desde la crisis de 2001. Ello significa que gran parte de los salarios bordearán la línea de pobreza.

Los efectos de esta pérdida son múltiples, no sólo en la vida cotidiana y el desarrollo profesional de quienes formamos parte del CONICET (aquejando también a personal de apoyo, administrativos y becarios) sino que ello repercute negativamente sobre la conformación y sostenibilidad de los equipos de trabajo, el desarrollo de las investigaciones a mediano plazo, la apertura de nuevas líneas de investigación y, finalmente, las propias pautas de consolidación y desarrollo del sistema científico argentino.

Recientemente, el CONICET fue ubicado en un ranking internacional como la mejor institución pública de ciencia de América Latina y entre las más destacadas a nivel mundial. Pese a las desventajas que los y las investigadores e investigadoras tenemos en comparación con nuestros colegas de otros países, la ciencia producida en la Argentina se reafirma año tras año en las más exigentes instancias. Este posicionamiento en las primeras líneas de la investigación científica global que se verifica en la actualidad ha sido resultado de políticas públicas que permitieron una mejora en las condiciones del trabajo de investigación, dedicación exclusiva de los científicos y las científicas a sus tareas y la formación de nuevos investigadores durante un período prolongado de tiempo, pero ese esquema ha mostrado serias fisuras en los últimos años y hace peligrar las posibilidades de repetir los éxitos de un sistema que ha logrado tales reconocimientos.

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Históricamente los investigadores e investigadoras del CONICET trabajamos en condiciones que no se condicen con el nivel de nuestra producción, reconocida a nivel mundial. Pero ese perfil se ve progresivamente más amenazado por las difíciles circunstancias materiales actuales que impactan sobre quienes motorizamos la investigación en el organismo, no sólo en comparación con los países desarrollados. Hoy, los sueldos de quienes hacemos ciencia en el CONICET son los peores de la propia Latinoamérica, están desfasados frente a los de investigadores de otros sectores del sistema científico argentino e, incluso, con el aumento de los montos otorgados para las becas de investigación, muchos investigadores de la carrera tienen hoy ingresos por debajo de los becarios, lo que implica un sinsentido en el escalafón profesional y una distorsión evidente que atenta contra los principios que sustentan nuestro modelo de investigación y producción científica. Ello ha sido subrayado con preocupación en una carta de científicos y científicas de todo el mundo, quienes expresaron solidaridad con sus colegas locales y pidieron a las autoridades nacionales que revean de inmediato la situación.

Por lo mencionado, científicos y científicas nos hemos autoconvocado en diversas instancias para entablar diálogos sobre los problemas y las potencialidades de nuestros ámbitos, buscando generar líneas de comunicación con el gobierno en pos de arribar a soluciones comunes tendientes a robustecer el sistema científico del país. Nuestra propuesta contempla centralmente tres instancias: el mejoramiento de los salarios de quienes formamos parte del CONICET y su articulación con una pauta general para todo el sistema de investigación de la Argentina; la creación de un Convenio Colectivo de Trabajo que permita avanzar sobre una dinámica legal propia para el sector; y un acuerdo político para el aumento progresivo del presupuesto de Ciencia y Tecnología en términos reales.

Las conversaciones con las autoridades del gobierno no han arrojado hasta el momento los resultados esperados. La idea de un “gobierno de científicos” es un reconocimiento al papel que debe tener la ciencia en la sociedad, en especial en momentos tan difíciles como los marcados por las consecuencias de todo tipo (sanitarias, económicas, comunicacionales) que ha traído la crisis internacional de la Covid-19, pero ello no se ha traducido en políticas que puedan resolver la situación en la que está inmersa la principal institución científica argentina.

La producción científica argentina que han destacado los rankings globales y la comunidad internacional de investigadores e investigadoras está seriamente amenazada. Por un lado, el sistema está siendo impactado por los efectos a mediano plazo de las políticas del gobierno de Cambiemos, que redujo los ingresos a la carrera de investigador científico, realizó recortes diversos en los subsidios a la investigación, retrasó los pagos a institutos y proyectos (al punto que aún no se han completado los de algunos obtenidos por concurso en 2015) y degradó a secretaría el ministerio de Ciencia y Tecnología. Por el otro, la actual gestión no ha avanzado en resoluciones de fondo sobre los problemas que enfrenta el organismo y el área científica, si bien hubo avances parciales que, si no se atiende lo marcado, pueden imbricarse pronto con este preocupante mapa. Finalmente, el entrecruzamiento de problemáticas económicas, grises legales y decisiones políticas muestra en toda su crudeza que la ciencia argentina se halla ante una crisis. Queda en la potestad de las autoridades nacionales que este dramático panorama no sea el horizonte del futuro. Se trata de una decisión política, acorde con las convicciones que se expresaron en la campaña electoral y se reafirmaron luego frente al contexto de pandemia, que ya no puede dilatarse sin provocar daños irreparables sobre el sistema científico.

*Investigador Principal CONICET/UBA / **Investigador Asistente CONICET/UNCPBA-UNMdP