La llegada del hombre a la Luna, hace cincuenta años, fue la aventura humana más importante hasta ahora. Desde el punto de vista de la exploración, es extraordinario que con el programa Apolo, 12 hombres pasaron de un planeta a un astro celeste y vivieron en una gravedad distinta.
Como científico especializado en la adaptación del ser humano a ambientes extremos, los programas espaciales tripulados como Mercury, Gemini y Apolo influyeron en toda mi carrera profesional, consagrada a la medicina espacial.
Esta rama de la medicina nació unos años antes, en 1961, con el vuelo de Yuri Gagarin, el primer humano que viajó al espacio. En ese entonces, ni los rusos ni los norteamericanos sabían cómo enviar una cápsula, ponerla en órbita y traerla de vuelta. En Apolo los principales desafíos, desde el punto de vista humano, eran poder llegar a la Luna y caminar en un sexto de la gravedad que hay en nuestro planeta.
El cuerpo humano está hecho para vivir en la Tierra y cuando se saca un elemento de ese equilibrio, como la fuerza de gravedad, hay una serie de reacciones en el organismo para adaptarse, y esa adaptación es lo que estudiamos para conocer y tener una explicación de los mecanismos fisiológicos y, a partir de ahí, la oportunidad para desarrollar nuevas vías terapéuticas.
Hay una gran cantidad de datos científicos de Apolo que cincuenta años después estamos utilizando para el regreso a la Luna. La misión Apolo 11 puso un láser que sigue funcionando, y es el que da la distancia exacta segundo a segundo entre la Tierra y la Luna.
Por otra parte, el impacto económico que tuvo el programa en ese momento fue tan grande que Estados Unidos sigue viviendo de ese éxito. Más de 20 mil empresas estuvieron involucradas en el proyecto, 450 mil personas trabajaron en forma directa y más de 5 millones, implicados indirectamente. También hubo una continuidad política que pocos países tienen, Apolo tuvo el apoyo de cuatro presidentes sucesivos de distintos partidos.
Como cincuenta años atrás, se está dando un gran salto tecnológico e intereses políticos y económicos. Los norteamericanos quieren hacer negocios y los chinos, mostrar que existen y que están en la competencia internacional.
Sin dudas, se va a regresar a la Luna, estamos trabajando en eso: en 2025 el ser humano volverá a caminar sobre su superficie y en 2030 habrá una colonia.
*Investigador del Centro Europeo de Astronautas y miembro del directorio de Programas de Vuelos Espaciales Humanos y de Exploración Robótica de la Agencia Espacial Europea (ESA).